El último viaje de los repatriados
Al norte de la Ciudad de México, sobre una de las avenidas más grandes de la capital, se erige una casa de dos pisos con el número 465. Su portón permanece abierto la mayor parte del día. En la parte alta de la construcción se lee "Funerales García. Servicio Funerario Nacional e Internacional". Ahí, desde hace 25 años, Guillermo Valverde aprendió a convivir con la muerte. Su labor: llevar los cadáveres de los migrantes repatriados desde Estados Unidos a su lugar de origen en México.
"A veces no tenemos horario. Manejamos porque es una misión con la que alguien debe cumplir. El cuerpo debe entregarse sin importar el clima, la hora o los obstáculos en el camino. Ese es nuestro trabajo y la familia espera a su ser querido de regreso", cuenta Valverde.
De 2010 a 2016 se tiene el registro de 33 mil 328 mexicanos que cruzaron la frontera de regreso a México en un féretro. Cada año, en promedio, 4 mil 700 cadáveres volvieron a la tierra que los vio nacer, según los datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Dos de cada cinco, es decir, 13 mil 211 eran originarios de Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Puebla y Guerrero.
La repatriación es un fenómeno multifactorial, explica Francoise Lestage, directora del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos: "Depende del apoyo de los estados, la familia del migrante en México y si salió de una zona indígena con creencias distintas".
Aunque 50% de los mexicanos que fallecieron en Estados Unidos tenía entre 26 y 55 años, la muerte alcanza a connacionales desde los cero hasta más de 75 años. El año que más cadáveres regresaron del sueño americano fue 2015: 5 mil 103 cuerpos fueron repatriados. Ese año, la SRE pagó el regreso de dos de cada tres fallecidos, es decir, 3 mil 426. En total gastaron 5 millones 258 mil dólares en el traslado de restos, de acuerdo con información entregada por la institución.
Cuando Memo llegó a Funerales García, a los 13 años, sus primeras tareas eran las labores de limpieza, pero cuando cumplió la mayoría de edad su gusto por manejar en carretera lo llevó a recorrer los caminos de México para llevar a los muertos a su lugar de origen.
Todo inició por casualidad en Los Ángeles, California. Agustín García, quien pertenece a la tercera generación de la familia que administra este negocio fundado en 1920, entró a una funeraria para conocer en que diferían sus servicios en comparación con los mexicanos.
"Me presenté y la persona que estaba a cargo me preguntó si podía recibir un cuerpo en México que necesitaban enviar a un pueblo. Llamé a la funeraria para saber cuánto se cobraría. Arreglamos el costo y mandaron el cadáver. Cuando regresé al país me di cuenta que podíamos ayudar de esa manera", relata García.
Desde hace 25 años, Funerales García ha llevado de vuelta a casa al menos 15 mil cuerpos de migrantes. En promedio, cada año, realizan 500 traslados a diferentes partes de México.
Por muchos años Agustín y sus hermanos se dedicaron a viajar a diferentes puntos de Estados Unidos. Los días se iban en visitar todas las funerarias posibles y establecer un convenio con ellas: "Cuando empezamos recibíamos siete cuerpos al mes. Después de hacer acuerdos con estos servicios estadounidenses había veces que recibíamos hasta 200", cuenta.
Guillermo recuerda la primera vez que llevó el cuerpo de un migrante a casa. Ese día llovía mucho. El destino era Cintalapa, Chiapas. "Fui por el cuerpo al aeropuerto de la Ciudad de México. Me lo entregaron a las cuatro de la tarde y comencé el trayecto. Toda la noche llovió y se me ponchó una llanta. Me pasó de todo", relata.
A las cinco de la mañana, Guillermo llegó en su camioneta a la casa del mexicano repatriado. Descendió, soltó el gancho que sostiene los féretros y dejó el cuerpo con su familia. En 30 minutos a iba de regreso a la capital. "Cada viaje es una aventura. Vamos solos y te las tienes que ingeniar si te atascas en el camino", narra.
En la camioneta en la que Valverde viaja su único acompañante es el ataúd que se engancha en la parte trasera de su asiento. "A veces te pones nervioso porque escuchas ruidos mientras viajas de noche con el cuerpo, pero todo tiene una explicación lógica y al final te acostumbras. Para mí son mis compañeros de viaje".
Oaxaca es el estado que más visita. A esta entidad regresaron mil 680 cuerpos de mexicanos en los últimos seis años: "Nosotros viajamos mucho para Oaxaca, la gente es muy hospitalaria ahí, porque aunque son personas con casitas pequeñas y humildes, llegas y te invitan a pasar, te dan café y pan". Oaxaca es uno de los estados más expulsores de migrantes, además de que tiene tradiciones muy arraigadas en comparación con otras zonas, explica la doctora Lestage.
EL CAMINO PARA REGRESAR A CASA
"México lindo y querido… si muero lejos de ti… que digan que estoy dormido… y que me traigan aquí". Esta canción se ha convertido en un símbolo de unión para las más de 4 mil familias que cada año buscan traer de vuelta a su difunto. Y es que en Estados Unidos no hay panteones como los conocemos. "La mayoría de los muertos son incinerados, por lo que estas manifestaciones culturales generan que los migrantes con más edad sientan que no tienen una tierra o sentido de pertenencia y buscan regresar a su lugar de origen", explica la doctora Paola Suárez de la UNAM.
Y es que para algunos mexicoamericanos tu lugar de identidad es donde están enterrados tus muertos, asegura la especialista. Todo mexicano que muere en Estados Unidos tiene el derecho de regresar a su país, más allá de su situación migratoria, a menos que exista algún tema legal y el cuerpo tenga que permanecer en el país, explica la SRE. "El consulado te guía y habla con las autoridades locales. En ese momento las familias pueden mencionar el hecho de que no tienen dinero para el traslado".
En esos casos es cuando entra en juego la partida presupuestaria "Repatriación de cadáveres". De 2012 a junio de 2016, la SRE erogó cada año, en promedio, 4 millones de dólares para traer de regreso los restos de 14 mil 600 mexicanos, según datos de la secretaría.
"Existen casos como el del tiroteo de Orlando en el que murieron cuatro mexicanos. Estados Unidos tiene una partida para el regreso de cuerpos cuando es un atentado. El gobierno estadounidense se hizo cargo de los gastos, pero el consulado estuvo al pendiente y firmó los documentos necesarios para la entrada de los cuerpos", explica la SRE.
Ser sepultado en el norte es más caro que regresar a sus orígenes. Un entierro en un panteón de Los Ángeles cuesta seis mil dólares, según sitios que ofrecen información. Volver a México, el trámite de repatriación, preparación del cuerpo y el ataúd sale en de 2 mil 500 dólares.
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