Del total de mujeres mexicanas en edad de trabajar, sólo 45.1% lo hace, constituyéndose en la tercera tasa de empleo femenino más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), después de Turquía (31.2%) y Grecia (43.3%), y por debajo de la media del organismo (62.8%).
Aunque entre los jóvenes el nivel de educación de las mujeres es similar al de los hombres, México mantiene una de las mayores brechas de empleo por género a escala global, con consecuencias negativas para el crecimiento económico, de acuerdo con el estudio La Lucha por la Equidad de Género: Una Batalla Cuesta Arriba, elaborado por la OCDE.
En México, la diferencia entre la participación de hombres y mujeres en el mercado laboral es de 35.1%, sólo superada por la de Turquía (42.0%) e India (52.9%) y muy por arriba del promedio de la OCDE (12.2%). Adicionalmente, entre las mujeres que trabajan, muchas tienen empleos informales con poca protección social, alta inseguridad y bajos salarios, advierte el estudio.
Las brechas de género tienden a aumentar durante los años de formación de la familia, ya que la maternidad tiene efectos negativos sobre la participación de la mujer en la fuerza de trabajo, su remuneración y su progresión profesional.
Esto ocurre cuando la oferta de servicios públicos de calidad para el cuidado infantil no cubre la demanda, como es el caso en México.