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ENFOQUE REGIONAL URBANO

Francisco y Petra: Cartas y sentimientos

RAUL MUÑOZ DE LEON

Él, de 23 años; segundo de cinco hijos del matrimonio formado por Victoriano Gómez del Palacio, próspero comerciante, y María Manuela Bravo, avecindados en el municipio de Nombre de Dios, Dgo.

Prestigiado abogado, destacando en la vida profesional, en la política y en el cerrado medio social duranguense. Es Francisco Gómez del Palacio y Bravo.

Ella, Petra, con 19 años de edad; hija de don Catalino Tebar, por tal época administrador de la renta del tabaco en Durango, y María Victoriana Zúñiga. Huérfana de madre, vivía con su padre y sus dos hermanos menores, Manuel y María Simona Victoriana. Estoy hablando de Petra Catalina de la Trinidad Tebar y Zúñiga. Se unen en matrimonio el 2 de octubre de 1847.

El año de su matrimonio, es el año en que México se hallaba en guerra con el vecino del norte (1846-1848), conflicto bélico originado por las pretensiones expansionistas del gobierno norteamericano y que comienza con la creación de la "república de Texas". Urgía negociar la paz, restaurar el orden y dar cauce a la vida constitucional del país. Tal era la misión. Se convocó al Congreso y cada entidad envió a sus representantes. Durango envía a Francisco Gómez Palacio, como diputado, y a Francisco Elorriaga como senador.

Las coyunturales circunstancias históricas del momento, produjeron la separación del joven matrimonio, durante un lapso de once meses, más o menos, de marzo a septiembre de 1848, y de diciembre de ese año a marzo de 1849, tiempo durante el cual los esposos mantuvieron una intensa correspondencia. . . Ricardo Coronado Velasco, (Aguascalientes, 1951) en "Epistolario de un Sueño, Mundo de Vida de Petra y Francisco Gómez Palacio", libro de su autoría y que aquí comentamos, dice que se tienen registradas veinticuatro cartas, quince de las cuales ha conocido directamente, y el resto por referencias mencionadas en las primeras.

"Dichos documentos constituyen una suerte de preciosos testimonios sobre los usos y costumbres, no sólo de la pareja, sino de la sociedad que la rodeaba; sus formas de sentir, su cosmovisión; el espacio habitual y ordinario que llenaba, en fin, el mundo de vida de los esposos Gómez Palacio-Tebar, en los inicios de su matrimonio". "Más encierran una particularidad: el bullicio de la guerra que satura la atmósfera nacional, el tufo de desolación y la batahola política que enturbian el aire en aquel momento no tienen resonancia en el epistolario, si acaso una que otra mención de soslayo: la atención de los dos enamorados está dedicada en cuerpo y alma a la reconquista de su felicidad de recién casados, abruptamente interrumpida", afirma el propio Coronado.

Editado bajo los auspicios de Conaculta, Universidad Iberoamericana, Instituto de Cultura del Estado de Durango y el Ayuntamiento de Gómez Palacio (2013-2016), Epistolario de un Sueño, advierte que "la imagen que tenemos de Francisco Gómez Palacio es la del prócer. La historia oficial redujo su existencia (1824-1886) a una lista sumaria de lugares comunes, mirra líquida para ofrendar en las ceremonias patrias".

"Cierto, de sobra sabemos del abogado exitoso, del estadista prominente, del patriota inmaculado… Pero a veces demasiado incienso vuelve sofocante la atmósfera de los altares. En cambio, ¿qué hay de su dimensión humana? ¿qué de su cotidianidad, de su percepción del mundo que lo rodeaba? La historia panegírica nada nos dice; su atención está dirigida menos a entender al hombre de carne y hueso que a la construcción del mito. Este libro es un acercamiento, acaso el primero, a la proporción terrenal, frágil y perecedera de uno de los hombres cardinales del Estado de Durango, dice a manera de prólogo, este joven y ya reconocido escritor hidrocálido".

En verdad es interesante la aportación que Coronado hace para conocer mejor a este personaje que tiene un lugar destacado en la historia no sólo de Durango, sino de México, pues don Francisco abogado de profesión, fue político sobresaliente, legislador, gobernador del Estado, diplomático y asesor del Presidente Juárez en asuntos internacionales. El libro que hoy comentamos en este Enfoque, debe ser motivo de satisfacción para los duranguenses, y particularmente para los laguneros de Gómez Palacio, porque presenta la faceta humana del hombre de quien nuestro municipio lleva su nombre.

De las veinticuatro cartas, doce rubrica Petra, la otra mitad Francisco. Inaugura el conjunto de misivas, la que la esposa escribe en Durango el 31 de marzo de 1848; lo termina, aquella en la que el marido le participa su regreso definitivo, con motivo de la muerte de don Catalino Tebar de fecha 17 de febrero de 1849: el contexto histórico del Epistolario corresponde a fines de la primera mitad del siglo XIX. A su retorno de México, Francisco se estableció en Durango en donde se desenvolvió como uno de los protagonistas del desarrollo político y social de su Estado en ese siglo.

Cartas tiernas, dictadas por una pasión cabal y serena, son las que se reproducen en el volumen; cartas apasionadas que demuestran que el patricio se enamoró, y depositaria de ese amor fue Petra Tebar. De su matrimonio hubo seis hijos, el último nace en 1856, y a partir de entonces la salud de Petra se quebranta, hasta que en 1858 fallece, víctima de una tuberculosis pulmonar. Don Francisco formaría más tarde nueva familia con Agustina Escalante; de esta unión vendrían diez hijos más. Su vida como político, abogado, empresario e intelectual irá por caminos que le asegurarían un lugar en la historia.

De aquel joven noble y soñador, que sufrió meses de angustia por la lejanía de su adorada Petra, sólo quedará este Epistolario como evidencia de un sueño de amor que dos amantes acariciaron y que la muerte terminó abruptamente. Dice el autor: "Con el fin de comprender su significado, los documentos se contextualizaron históricamente. Sin embargo, las cartas originales son farragosas y difíciles de leer. Ya que este libro tiene como destinatario a un leyente común, la transcripción se realizó enmendando los abundantísimos errores ortográficos y modificando levemente la sintaxis. Así el lector de nuestros días podrá leerlas con mayor facilidad. Para el estudioso también se incluyen en esta edición los textos originales".

Caso poco común el de Ricardo Coronado Velasco, editor y escritor. Ingeniero de profesión, combina actividades aparentemente disímbolas: su afición por las matemáticas con el ejercicio de la literatura y el estudio de la historia. Ha publicado artículos periodísticos, cuento y ensayo. Es autor de las siguientes obras: Semblanzas de Aguascalientes, Ancla en el tiempo, Nocturnancia y otros cuentos; Por las que van de arena, Del erial a la esperanza, México, proyecto inacabado de nación, Los refugios de la memoria y Epistolario de un sueño. Lea éste y entérese de la pasión que vivieron don Francisco y su amada.

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