Historiador y periodista; investigador diligente de la historia de México; autor de varios libros y de numerosos artículos sobre historia, política y economía en diversos medios informativos, como Excélsior, El Heraldo, El Sol de México, entre otros, y en revistas como Impacto; catedrático universitario; egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; con más de cincuenta años de ejercicio periodístico, que lo han hecho merecedor de reconocimientos por parte de clubes e instituciones académicas y culturales. Así podría ser presentado Luis Reed Torres.
Resultado de la incesante labor de investigación que ha llevado a cabo son 10 libros, de los cuales destaco "Historias Desconocidas de la Historia Mexicana", publicado en 2010. Escrito con amenidad, lo que no es común tratándose de libros con temas históricos, muestra la capacidad narrativa del autor, quien hurgando, buscando, investigando en archivos, en bibliotecas nacionales y extranjeros, desentraña de la propia historia oficial sucesos, eventos, personajes que exhiben otra faceta distinta a la que conocemos oficialmente; presenta el lado humano de quienes han forjado la historia patria, con sus fortalezas y debilidades, con sus vicios y sus virtudes, con triunfos y derrotas.
Erudición y vasto conocimiento de los episodios históricos de México es lo que exhibe Reed Torres en este libro. Vea y lea usted algunos de los temas que contiene: Acta del Ayuntamiento de México que desconocía a cualquier Virrey enviado de España; Historia de una hazaña incruenta: Cómo y porqué Nicolás Bravo perdonó la vida a 300 prisioneros españoles; Viajera extranjera en México. Anastasio Bustamante, bueno y sin energía. Santa Anna, un volcán. Marquesa Calderón de la Barca; Psicologías del Padre Mier y de Santa Anna, ambos querían figurar; De cuando el Archiduque Maximiliano rechazó el trono de Grecia; Imprecisiones en las actas de defunción de los tres ejecutados en Querétaro; El día que don José Ives Limantour propuso a don Porfirio crear un PRI; Tierra y Libertad, lema incumplido; Carranza no fue asesinado, se suicidó, afirmaron testigos presenciales y Una incógnita que duró de 1869 a 1991.
En los años de 1990 y 1991, bajo el patrocinio del Fondo de Cultura Económica, con el apoyo del expresidente Miguel de la Madrid, en esa época Director General de la prestigiada institución, quien gestionó y obtuvo los recursos necesarios de la Federación para financiar la investigación (pasajes, viáticos y demás gastos) Luis Reed llevó a cabo los trabajos, solicitando el respaldo de don Manuel Tello, entonces Embajador de México en el país galo, en las gestiones, búsquedas, comunicaciones y traducciones que facilitaran la tarea para localizar en Francia los restos desaparecidos de Morelos, de acuerdo a diversas hipótesis que sobre el caso había. El resultado de esta misión investigadora, es uno de los capítulos más interesantes del Libro in comento, que trataré de resumir dado lo extenso del documento, y que transcribo fiel y textualmente para no caer en imprecisiones de interpretación (Páginas de la 101 a la 119):
"Una incógnita que duró de 1869 a 1991. LUIS REED EXHUMO EN PARIS A JUAN NEPOMUCENO ALMONTE EN BUSCA DE LOS RESTOS DE MORELOS.
1815 (22 de diciembre) Morelos fue fusilado y su cuerpo fue sepultado en la parroquia de San Cristóbal Ecatepec; en 1823, de este lugar sus restos fueron llevados a la Villa de Guadalupe, a la garita de Peralvillo y al Templo de Santo Domingo con honores militares. Después fueron trasladados a la Catedral.
1865 (30 de julio) Por órdenes del Emperador Maximiliano, los restos de los próceres fueron extraídos de la Catedral y colocados en una urna en el Palacio Municipal entre ofrendas florales. El general Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos, era Gran Chambelán de la Corte y podría suponerse que aprovechó la oportunidad para apropiarse de los restos de su padre en lugar de devolverlos a la cripta como los de los otros héroes.
1866 (marzo) El general Almonte es nombrado ministro plenipotenciario del Imperio Mexicano ante Napoleón III y sale para siempre de México, llevándose presumiblemente los restos de su padre; en 1868 Almonte compró una cripta en el cementerio parisino de Pere Lachaise "con el objeto de depositar los restos de un familiar".
1869 (21 de marzo) Muere en París Juan Nepomuceno Almonte y es sepultado en el mencionado cementerio, famoso por contener los restos de muchos personajes entre sabios, héroes, artistas, santos, magnates y nobles. Según las pruebas indiciales, el canónigo Pallares lo acompañó en su lecho de muerte y presenció cómo los restos de Morelos eran colocados en la misma fosa de su hijo, dando fe del hecho el Abate Darrás, Director de la Biblioteca Nacional de París.
1925 (16 de septiembre) Los restos de los caudillos insurgentes fueron trasladados de la Capilla de San José en Catedral a la Columna de la Independencia en el Paseo de la Reforma. La información del periódico El Universal del día siguiente, afirma enfáticamente que los restos de Morelos NO fueron encontrados, y que un cráneo , que seguramente pertenecía a Pedro Moreno o Francisco Javier Mina, le fue atribuido".
"Oficialmente desde el miércoles 16 de septiembre de 1925 los restos mortales de don José María Morelos y Pavón descansan en la Columna de la Independencia al lado de los otros caudillos de la insurgencia como Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez, Matamoros, Bravo y algunos más".
"Sin embargo, una exhaustiva investigación realizada por quien escribe estas líneas arrojó resultados contrarios y aún me llevó a la ciudad de París en un par de ocasiones con el propósito de determinar, +de una vez por todas, el paradero preciso de los restos mortales del prócer independentista. Dejo constancia aquí de la estimable colaboración del licenciado José Manuel Villalpando César, mi acompañante, a quien invité a participar del proyecto".
"La historia, relatada aquí sucintamente y enriquecida con las observaciones y estudios pertinentes, se presenta a continuación en forma cronológica desde la muerte de Morelos hasta el momento de los viajes a París, donde las pesquisas tomaron otro giro, incluso uno por demás inesperado . . ." El autor hace enseguida una relación de las acciones y eventos referentes a su misión que van desde 1815 hasta 1987, que por la extensión, se comprenderá que no podemos transcribirlo totalmente.
"1987 (24 y 31 de diciembre) Luis Reed Torres y José Manuel Villalpando César (que inicialmente no había creído en mi punto de vista) publican en Jueves de Excélsior sus investigaciones respecto a los restos de Morelos, que de alguna manera redondean todo el asunto. Concluyen que las pruebas indiciales apuntan hacia París, ciudad que fue el destino final de Almonte, concretamente hacia el cementerio del Pere Lachaise, pues queda virtualmente comprobado que los despojos mortales del caudillo insurgente no están donde se dice oficialmente que están, es decir la Columna de la Independencia. . ." "Así las cosas, se coincidió en la necesidad de determinar con exactitud el paradero de los restos de don José María Morelos y, en su caso, promover su traslado a la Columna de la Independencia. . ."
"Partí de la ciudad de México, dice Reed, el 2 de noviembre de 1990, acompañado de Villalpando, y arribé a París al día siguiente. De inmediato establecí contacto con el embajador Tello y éste brindó rápido e irrestricto apoyo para el cumplimiento de la misión. Trabajamos con él y con el resto del personal de la embajada. . ."
Después de hacer una serie de valiosas e interesantes consideraciones sobre su trabajo de investigación, cuya lectura se recomienda para tener un completo panorama del asunto, Reed concluye: "Los restos de Morelos no están, no han estado nunca ni en la fosa ni en el féretro de Juan Nepomuceno Almonte. . ."Don Juan Nepomuceno Almonte fue depositado en otro ataúd y colocado de nuevo en la fosa junto con el de su nieta. La aventura había terminado. . ."
"Finalmente una incógnita de más de un siglo quedó despejada. Se buscó la verdad y se encontró. Lo definitivo es que las cenizas de Morelos no están, no estuvieron nunca, en el féretro de Almonte; y eso agota y desmiente las hipótesis en contrario manejadas por muchos estudiosos. Hubo, pues, un resultado; no el que se buscaba ciertamente, pero lo hubo. Y la verdad es lo que aquí queda consignado".
El anterior resumen es deficiente por su parcialidad lo que puede generar una errónea percepción del suceso histórico que contiene. A quienes tengan interés en el tema, se les hace la sugerencia de consultar el texto original en el libro que se comenta.