Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

ENFOQUE

RAUL MUÑOZ DE LEON

Célebres y notables

Era común su presencia en espectáculos de todo tipo: artísticos, deportivos, sociales y políticos; no había evento multitudinario y público en el que no estuviera ella presente; podría decirse que formaba parte del acontecimiento, ofreciendo su modesto, popular y sabroso producto que al disfrutarlo los consumidores, el evento se les hacía más agradable, pregonando su mercancía con un estilo único.

Alta, esbelta, de piel clara, con el cabello recogido, sostenido con cinta, y tocada la cabeza con una colorida "pañoleta"; falda ancha de gran vuelo; la canasta apoyada en la cadera, como la florista de "Los Nardos", en la zarzuela española Las Leandras. "Shemillas", con acento españolizado, "shemillas", "shemillas", "ésos de atrás, no sean piedras"; y lanzaba su producto, contenido en pequeñas bolsas de papel "estrasa", con tan buena puntería, que las populares semillas (pepitas de calabaza) llegaban hasta el cliente que las había solicitado, y éste, por la misma vía, le enviaba el pago correspondiente.

En la lucha libre, en las funciones de box, en las corridas de toros, en los partidos de fútbol y de béisbol, en las presentaciones de artistas, en los desfiles cívicos, en los eventos escolares, en los mítines políticos; en la Arena Olímpica Laguna, en el Gimnasio Luis L. Vargas, en el Teatro Alberto M. Alvarado, en el Centro de Convenciones Francisco Zarco, éstos de Gómez Palacio; en el Estadio Corona, en el Estadio Revolución, en el Auditorio Municipal, en la Plaza de Toros, en el Estadio Moctezuma, éstos de Torreón; en la Plaza Alberto Balderas, en el Teatro Centauro, ambos de Lerdo; donde hubiera espectáculo y público, ahí estaba ella, con su canasta y el cigarrillo encendido en la boca, anunciando su mercancía que tanta demanda tenía.

Se llamaba Celia la "Güera Semillera"; famosa en todas partes y apreciada por quienes la conocían. Su domicilio lo tenía por el rumbo del Barrio "El Parralito", por la avenida Morelos entre Galeana y González Ortega, si la memoria no me traiciona; pero puedo equivocarme. Un personaje célebre y notable, no sólo de Gómez Palacio, sino de la Laguna en general.

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Fue primero aficionado y practicante del básket bol, lo cual hacía de manera muy aceptable, pues era un buen jugador; después se convirtió en árbitro de dicho deporte, contratándosele para hacer justicia "basketbolera" en las famosas "veintiunas", que organizaban jóvenes fuesen estudiantes o no, en las canchas del antiguo Deportivo, ubicado por la calle Santiago Lavín, donde ahora está la Biblioteca Pública Municipal "Francisco Zarco", donde se practicaba el frontón a mano; en las canchas de la "18" y de otras instituciones educativas. Después en las del Gimnasio Municipal "Luis L. Vargas". Ahí se le encontraba cotidianamente, pues hizo de ese espacio su "hábitat" .

Corpulento, de buena estatura, regordete, "cachetón", de abundante y grueso bigote muy negro; su oficio era la de árbitro, de cuya actividad obtenía los ingresos para satisfacer sus necesidades. Se le veía en bailes, fiestas y eventos estudiantiles; se decía de él que era bueno para los "trancazos", por lo que se le veía con temor y con respeto. Bonachón y noble de corazón. Lo conocíamos como "Neri". Su nombre completo era José Pilar Neri, del que se afirmaba había llegado a Gómez Palacio, procedente de la Ciudad de Durango; identificado con los estudiantes, a pesar de no haber sido uno de ellos. Notable y célebre; apreciado por quienes lo conocimos.

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Los viajeros llegaban de diversas ciudades de la República, a la terminal de la línea Autobuses Estrella Blanca, que se ubicaba por la calle Centenario, casi esquina con la Avenida Hidalgo, en el mero centro de Gómez Palacio, y Pedro, sin previa autorización de sus dueños, tomaba las maletas que ya había liberado el maletero, cargaba con ellas y empezaba a caminar, a veces hasta dos cuadras, pero por lo general se dirigía hacia los autos de sitio que se estacionaban alrededor de la Plaza de Armas, pensando en que "seguramente el pasajero propietario de la maleta necesitaría uno de ésos, para trasladarse a su domicilio o a su destino final".

Era un espectáculo chusco y divertido porque el pasajero, ignorando las intenciones de este individuo que, en verdad sólo quería servir, pensaba que se había robado su equipaje, y muchos de los afectados en varias ocasiones solicitaron el auxilio de la policía para recuperar sus velices y castigar al supuesto ladrón. Aclarada la situación, no pasaba de un susto y todo volvía a la normalidad. Quienes viajábamos frecuentemente utilizando esta línea de camiones, al llegar a la dicha terminal autobusera, ya sabíamos que ahí estaría este señor dispuesto a servir.

Bueno para las matemáticas pues siempre traía consigo un cuaderno y un lápiz, supuestamente haciendo operaciones aritméticas; de unos cincuenta años, de regular estatura, de barba crecida, picado de viruela que le dejó marca en la cara, y como de mente distraída. La gente decía que su nombre era Pedro Infante, homónimo del ídolo de la canción mexicana; fue célebre y notable.

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Participaban en concursos de baile, en los que casi siempre salían triunfadores, pues eran excelentes bailarines y no había quien les hiciera frente en este campo; elasticidad, elegancia rítmica, buen ajuste con la música, electrónica o viva, pues igual bailaban al son de un tocadiscos, rockola o sinfonola, que con un conjunto orquestal de aquella época. La Orquesta de Quico Sáenz, la de Julián Méndez, la de Sammy Hernández; la Comparsa Universitaria o Los Pandava, muchas veces en salones y pistas acompañaron en sus ejecuciones dancísticas a este par de extraordinarios bailadores.

Dominaban de manera sobresaliente el mambo, el danzón, el cha cha chá, el tango, pero de manera especial el rockanrol y el twist. Los vimos muchas veces bailar en la Cámara Junior, en el Club Lagunero, en el Edificio Willy, en el Salón Ferrocarrilero y en otras pistas, inclusive de Torreón y Lerdo. Vestían pantalones trabucos, de mezclilla, estilo "pachuco", así llamados en aquella época; camisa desfajada, atada a la cintura, desabrochada, con el pecho expuesto. Abundante cabellera, con peinado "relamido", y con melena.

Ubicados por el rumbo del mercado municipal José Ramón Valdés, por la calle Escobedo casi esquina con la avenida Allende; se les atribuía aptitudes de ser buenos para el boxeo, a este par de notables y célebres personajes de Gómez Palacio: Alejandro y Rodolfo, Los Calandriones.

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Eduardo Talavera fue un personaje célebre y notable en Gómez Palacio, que destacó en el campo de la investigación policiaca, tanto privada como pública, pues se decía que trabajaba en lo que se llamaba la "Policía Secreta", o simplemente la Secreta, que correspondería a lo que después se llamó policía judicial, y hoy la Ministerial o la PID, Policía Investigadora de Delitos. Reconocido como efectivo investigador si se trataba de dar con los responsables de delitos graves, como robos y homicidios; cuando las corporaciones oficiales fracasaban en su labor investigadora, requerían de los servicios de "Talavera", como popularmente se le conocía, para desentrañar las circunstancias y descubrir a los autores del delito. Al atrapar a un sospechoso de haber cometido un delito o de incurrir en una falta administrativa, Talavera lo sujetaba de las presillas del pantalón con tal fuerza que para el tipo era imposible liberarse de aquella "manaza" que lo sometía.

Era temido por sus prácticas y métodos de investigación; de estatura media, ni alto ni "chaparro", muy obeso, lo que no le impedía tener agilidad para aprehender a los delincuentes. Vestía pantalones anchos, de valenciana amplia; sombrero de ala ancha y semidoblada, que hacía recordar a los actores de películas mexicanas y extranjeras de los cincuenta, sesenta y setenta., sombrero como lo usaban David Silva, Pedro Armendáriz, Miguel Manzano, Arturo de Córdova y otros. Padre de dos hijos, Arturo y Raúl, que pertenecían al ejército de Estados Unidos y por tal motivo fueron enviados y participaron en la Guerra de Corea. Al término de ésta, regresaron a Gómez Palacio, y se les vio con "chamarras" tipo "gringo", llevando en la espalda el mapa del país asiático, para significar que habían estado en aquel conflicto bélico; y una hija Josefina, conocida como Pepa Talavera, cuya actividad es la enfermería profesional, residente en esta Ciudad.

Talavera tuvo su domicilio por la calle Patoni, entre las avenidas Victoria y Allende, muy cerca al famoso Barrio Azul, bravo y peligroso, donde funcionó por un buen tiempo el Cine Elba, propiedad que fue de don Javier Ramírez. Investigador policiaco, notable y célebre en Gómez Palacio.

Muchos gomezpalatinos, recordarán seguramente, a los personajes mencionados en este Enfoque. Agradezco la información proporcionada por el Cronista de la Ciudad, don Manuel Ramírez López.

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