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ENSAYO PARA LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

PROPOSICIONES CONCRETAS

Las marchas son una manera las que el ciudadano ha encontrado su modo de expresar su inconformidad. La habida en Torreón ha sido pacífica, con algunos gritos que únicamente repetían el clamor general, demostrando el hartazgo por la impunidad y mala administración. El gasolinazo es la gota de agua que derrama el vaso; detrás hay toda una serie de circunstancias que afecta la vida de la comunidad y que nos hace sentir cada vez más inseguros sobre el futuro, más, cuando en el país vecino se ve venir una agresión fuerte sobre nuestro país y no vemos a la persona capaz de contener, enfrentar o apaciguar la ira incontrolable que el recién elegido presidente de nuestros vecinos nos tiene.

Lejos han quedado los días en que una personalidad como Lázaro Cárdenas hacía confiar al ciudadano, donde la unión hizo la fuerza y aún existían resquicios de un nacionalismo en el que ahora ya nadie cree.

Las marchas son las primeras formas de demostrar nuestra inconformidad, hasta ahí todo va bien. Lo que no me suena mucho es llegar a la gran plaza y escuchar a los oradores y no percibir una idea clara, concisa, específica, sobre las acciones a realizar. Las palabras se redujeron a lo mismo: Estar inconforme por la situación, y ya. Todo mundo puede irse a su casa.

Sé que marchas como ésta da fuerza a quien las organiza, la pregunta es: ¿Para qué quiere esa fuerza? Eso me hubiera gustado que me lo dijeran en las intervenciones realizadas en donde solamente presencié el discurso caduco de los años sesenta. En concreto, nada. La menta cavila y desconfía, porque todo mundo expresa el interés por el bien general y a la hora de la hora resulta que ese interés se vuelve particular. Lo que no existe en los momentos actuales es confianza. Nuestros diputados y senadores dicen representarnos. En el evento, brillaron por su ausencia, y contra ellos también protestábamos, contra su fuero. No podemos confiar de buenas a primeras en un nuevo líder que ni siquiera tiene un discurso coherente a la altura de las circunstancias y que me haga ver para que sirve la fuerza que representa unir a más de tres mil o dos mil personas en una marcha.

No es lo único que me hace sentir desagradable, se aprovechó el momento para poner una niña a declamar sobre La Constitución, eso se festejaba en esta fecha. Sentí que no era el momento para convertir el acto en fiesta escolar. La niña lo hizo bien, aunque estoy seguro de que muchas de las cosas que intentó decir ni siquiera las entendía. A los trece o catorce años, no se tiene la capacidad de percibir en qué afectan o no afectan los cambios que se le hacen a La Constitución, si ésta es liberal o socialista o capitalista. Porque aferrarse a La Constitución del 17' cuando el que sabe historia conoce que los grupos más populares, Villismo y Zapatismo, no estuvieron del todo representados, y que la misma Constitución resultó como lo hizo, a pesar de Carranza. Muchas cosas que un joven no comprende porque no está empapado en la historia y aún no abstrae en su mente las diferentes ideologías políticas, sociales y filosóficas que dan como resultado una ley. Se me hizo extraño que se pasara de largo La Constitución del 57', junto con la Ley Lerdo y la Ley Juárez y los identificara con el porfirismo.

Si la niña me hizo pensar, los otros oradores lo único que provocaron fue mi desesperación. ¿Para qué estoy aquí? Me dije. ¿Cuál es la acción que se desprende de una marcha? Mínimo un pliego petitorio, para no salirnos de los guiones constantemente utilizados. Queremos que asfalten la ciudad en los lugares donde hay tráfico intenso, en las vías fundamentales de comunicación. Necesitamos que le presten atención al drenaje profundo; esto nada más para comenzar, mientras que se busca la manera de juzgar a quienes nos han destrozado nuestra manera de vivir.

Comienzan los tiempos políticos y todo puede suceder. Cuando no hay ideas claras y concisas, los movimientos se pueden prestar para que cualquiera con un poco de labia, alguna que otra proposición descabellada, se aproveche de la situación y utilice esa fuerza en su beneficio. Así lo hizo Mussolini en Italia y lo hizo también Hitler en Alemania. En Rusia, al fracasar los Mencheviques, después de destronar al Zar, se aprovecharon los Bolcheviques que tenían una organización superior a través de los soviets (esto no lo entiende la niña, pero los adultos debieran de hacerlo. No es un juego, es la participación ciudadana para construir, o reconstruir una nación).

Esperemos que para la próxima concentración exista alguien que tenga algo interesante qué decir.

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