UNA FORMA DE RESPONDERLE A TRUMP
La historia nos muestra que los intereses de todos los grupos sociales son individualistas. Tanto la extrema derecha como la extrema izquierda y puntos intermedios, sólo ven sus propios intereses. Lo que hace ahora el Presidente de los Estados Unidos es defender sus objetivos en contra de todo lo demás, sin importarle las consecuencias, sin pensar las interdependencias de la humanidad ni ningún otro punto ético o deontológico. A estas alturas, ya está visto que no le importan los medios con tal llegar a un fin.
Muy bien sabe que es el país más fuerte del mundo, económica y militarmente; también en el plano de lo político. A su mano, tiene todo el poder, no considera importante a ningún enemigo que se le ponga en frente. Si lo puede hacer, ¿por qué habría de no hacerlo? No tiene que pedirle permiso a nadie.
¿Cuál es la mejor manera de defendernos? Tendremos que poner a funcionar la inteligencia. Las proposiciones van a comenzar y hay que sobrepesarlas.
La historia nos ha enseñado que una de las maneras de oponerse a las grandes fuerzas organizadas fue la guerrilla. No, no estoy proponiendo que nos convirtamos en guerrilleros, sólo quiero analizar en qué consiste: fuerzas pequeñas se esconden en una selva o en una gran ciudad, atacan y posteriormente se disuelven. Hacen daño, convirtiéndose en humo, no presentando lucha cara a cara, parapetándose en la sociedad de ciudadanos comunes donde no pueden ser atacados.
Lo que saco en claro es que pequeños actos pueden traer grandes consecuencias. En este caso, lo que se propone es cortarse el cordón umbilical que nos une a nuestro vecino, el país está invadido de productos y comercios americanos. Una especie de guerrilla es dejar de consumirlos.
Que eso puede afectar a la industria y al comercio nacional, puede ser. Por eso digo que tenemos que poner a funcionar la inteligencia. Ya se han dado algunos consejos en ese sentido: dejar de consumir las marcas de coches que han retirado su inversión de nuestro país. ¿Los dueños de las distribuidoras son mexicanos y hay fabricas que las surten y permanecen en México? Eso también lo sé. El principio es que si no sacrificas algo, no podrás obtener nada.
Así mismo, puedes dejar de consumir productos que no son indispensables para la vida diaria como la comida chatarra, que ni siquiera puede llegar a calificarse positiva por sus cualidades alimenticias: Las hamburguesas, las pizzas, los pollos fritos, los cafés en vasos de cartón, los úsese y deséchese a los que nos hemos acostumbrado. Deberíamos de hacer que no fuera negocio para ellos nuestro país. Podemos suplirlos por productos nacionales que sin tanta mercadotecnia, y posiblemente más barato, están a disposición de nuestro consumo.
Lo mismo puede suceder con las cadenas de supermercados. Si contamos con los propios, ¿a qué ir a ellos? Los nuestros tienen los mismos productos con calidades similares. Y si no los tienen, es cuestión de irnos acostumbrando a lo que el país produce.
Lo propuesto es legal. Hay muchas cosas de las cuales nos podemos desprender. Sólo que nos han metido en la cabeza que lo que hay allá es mejor de lo que aquí tenemos por alguna razón. Esa es nuestra mayor debilidad. Comemos de lo que el país produce; por lo tanto, debemos de consumirlo.
Habrá que hacer sacrificio, perder la costumbre de ir al otro lado, donde no te quieren, a consumir, o hacerlo en esos supermercados americanos que son exactamente iguales a los nuestros, nomás por el nombre en inglés. Dejar de ser un imbécil crédulo en quien te dice que frecuentar determinados lugares es de distinción.
Claro que puedes seguir mandando a tus hijos a esas universidades a donde les enseñan a ser animales y que para ser feliz hay que eliminar al otro, donde no importa perjudicar a la naturaleza mientras obtienes beneficios y colaborar a que este mundo explote y sea el fin de la historia.
Yo prefiero ser humano, darle un valor a la vida que es de lo único que estoy seguro y en donde puedo obtener la felicidad, con el otro.
Sueño.