LOS ESTÓMAGOS NO AGUANTAN MUCHO
Los resultados en las elecciones tanto del Estado de México como de Coahuila, no deben de ser notas de triunfalismo para el PRI, sino al contrario. El estrecho margen, a pesar de las triquiñuelas ya conocidas, debería convertirse en una llamada de atención; aunque ciertamente, la historia del mundo nos demuestra que la soberbia del político nunca escucha las voces desesperadas del pueblo y es cuando se provoca otro tipo de movimientos, las revoluciones, que producen la muerte y el atraso de las naciones.
La iglesia, en la Edad Media, no quiso escuchar los gritos que le decían que se había apartado del espíritu cristiano. Entonces, vino Lutero y la iglesia perdió muchos territorios que ya no se pudieron recuperar. De todos modos, ésta cambió con los movimientos encabezados por los franciscanos y los jesuitas y otro tipo de órdenes monásticas que proclamaron la humildad.
Los reyes españoles, inmersos en sus propios pleitos familiares, en los tiempos de la Revolución Francesa, no supieron escuchar tampoco a su pueblo, a través de las Cortes de Cadiz, que en un primer momento fueron su apoyo para que recuperaran el poder. Fernando VII se aferró al absolutismo y perdió toda América.
Luis XVI no escuchó la voz de hambre; a pesar de que su ejército participó en la independencia americana, con amplio sentido liberal, se aferró a desdeñar al tercer estado. A final de cuentas, no sólo perdió el reino, sino que también la cabeza.
La torpeza inaudita de hombres tan estúpidos como su alteza serenísima, Antonio López de Santa Anna, nos hizo perder la mitad de nuestro territorio y él mismo no salió bien librado porque al final muere para ser repudiado por un pueblo del que 7 veces fue presidente.
Tampoco Don Porfirio Díaz tuvo oídos para escuchar a tiempo las voces que le decían que algo estaba mal. Hasta 1900, podríamos considerar que su acción había sido benéfica. Al creerse indispensable, perdió, y el pueblo se levantó en contra de él y pasó a ocupar un lugar entre los antihéroes.
Cuando no se escuchan voces, es cuando se corre el riesgo de perderlo todo. Un ejemplo del lado contrario es el caso inglés, que supo escuchar las voces y aceptar un parlamento que conviviera con el monarca y tan bien le resultó que es una de las poquísimas monarquías que ahora subsisten.
Cierto que los pueblos pueden vivir esclavos de un poder absoluto toda su vida, contra lo cual ha luchado la humanidad, la Rusia de Stalin, la China de Mao, la España de Franco. Son pueblos que se atrasan, que tarde o temprano explotan y lo primero que hacen es derrumbar las estatuas de sus dictadores.
Lo más angustioso de la burla es que nos quieren seguir asustando con el fantasma de la izquierda y el caos que produce en países como Venezuela; en ese tono, estuvo el discurso del presidente del PRI en el Estado de México. No sé si Zapata y Villa lo aplaudirían o lo hubiera hecho el General Cárdenas. Lo cual me hace pensar sobre la ideología de ese partido. ¿La extrema derecha alineada con la corrupción? Políticos que no escuchan las voces de un pueblo que ya está harto.
La mayoría no la obtuvo nadie. Un cuarenta por ciento no es mayoría. 60% del pueblo de Coahuila votó en contra; escuchen bien lo que eso significa, no los quiere. Por eso, los del PRI no desean una segunda vuelta en donde perderían y van a hacer todo lo posible por evitarla.
¿Qué pecado hemos cometido los coahuilenses para no poder aspirar a una vida digna como la que teníamos hasta los años setenta? Torreón era una ciudad pujante, llena de industria; ahora estamos alejados de la mano de Dios. Antes, nuestra ciudad era un orgullo, ahora una ciudad destruida. Teníamos seguridad, la delincuencia sigue trastornando la vida de muchos. Tenía valor la dignidad, ahora lo que importa son los millones.
Sigan sin escuchar. Lo que sucede en Asia y África nos debería enseñar algo, pero ni siquiera nos interesa saber la vida subhumana que se vive en esas regiones. A todo mundo le llega cuando se descuida. Sigan sin escuchar, siéntanse seguros, hasta que la bomba explote.