LAS SAGAS Y LOS ROMANCES
En la Edad Media, el ideal fue convertirse en caballero que conquista. A la caída del imperio romano de occidente, el de oriente dura hasta el siglo XII, hay una serie de invasiones de pueblos bárbaros que van a cambiar los rasgos culturales de los reinos europeos. Los más fuertes se imponen a los débiles: surge el imperio merovingio y posteriormente es desplazado por el carolingio, cuyo corolario es Carlomagno, que intentará reconstruir el imperio romano, pero bajo la batuta de los germanos.
El segundo gran poder que se desarrolla al lado del imperialista es el religioso; bajo la cabeza de Roma, un obispado que se convirtió en el centro hasta ser reconocido como el papado que daba unidad a toda la religión cristiana.
En cuanto a la literatura, también las tesis que defendían la religión católica se escribieron en este tiempo: entre las principales, los textos de San Agustín, a principios de la Edad Media, y los textos de Santo Tomás, casi al final, ambos con influencia de la filosofía griega, uno más platónico, a través de Plotinio, y otro más aristotélico. Hay que recordar que los textos de Aristóteles casi desaparecieron y fueron recuperados a través de la cultura musulmana, de donde también se obtuvo la noción del cero.
En estos nueve siglos, no hubo mucho desarrollo cultural debido al control férreo de la iglesia en cuanto a supervisar lo que se decía y lo que se escribía, y este control fue la repuesta a los grandes sismas que hubo al principio de la Edad Media y que los concilios poco pudieron hacer para limar asperezas.
Entonces, en el campo de la literatura, van a brillar los textos que conforman las principales mitologías de los pueblos medievales que se estaban convirtiendo en los nuevos imperios. Beowulf sería el caso sajón. La canción de Roldán el carolingio francés. En el caso de Inglaterra, se desarrolla la historia de Arturo y su mesa redonda, que nunca existió. Las historias nórdicas también han llegado hasta nosotros.
La profesión más importante de esta época va a ser la de guerrear para conseguir imperios. Uno de los escritores que sobresalen es Chetrien de Troyes, desarrolla el mito del santo grial.
Otras de las historias que podríamos mencionar en esta época es el Amadís de Gaula, el doncel del mar. Historias de caballería que al final de la Edad Media, informan sobre hechos reales, como el cantar del Mío Cid, en donde se refleja el empeño de los reinos visigodos de echar fuera a los reinos musulmanes en esta lucha incesante entre dos religiones; después de todo, tenían el mismo tronco común, lo mismo que la religión judía: Abraham.
Junto a este tipo de textos, se dan los cantos populares que se gestan en los pueblos y que casi siempre son de tradiciones orales. Una misma historia aparece en diversas regiones, adaptadas a su tiempo y a su espacio, con mínimas diferencias, al igual que las leyendas.
Estos son los rasgos de las historias no escritas ni comprobadas, a través de las cuales alcanzamos a comprender el alma de los pueblos que las producen. Representan las luchas externas e internas que se van dando por las que se tienen los rasgos culturales modernos.
Hay procesos que se dan; por ejemplo, en el caso de los libros de caballería, la mujer va a tomar un rasgo importantísimo. Si al principio no lo tenía, al final de la Edad Media, el caballero lucha por su amada, la mayoría de las veces intocable o inalcanzable, como en el romanticismo. El mismo don Quijote hubo de buscarse a su Dulcinea a la que nada más miró de lejos.
En la Edad Media, lo importante es este realce que hubo de la figura del señor y el servicio que le debían de prestar el pueblo llano. Por otro lado, el pacto entre el poder civil y el religioso, la mutua dependencia entre ambos, desde el momento en que Carlomagno tuvo que acudir al Papa para que le diera la corona imperial. La discusión entre quien estaba encima de quien y la lucha externa, contra los musulmanes, que se refleja en las guerras santas, y que ambos tomaron como pretexto para fundamentar su poder.
El imperio romano de occidente viene a caer en el siglo XII. Los musulmanes toman Constantinopla y la convierten en Estambul. En Europa, se va a dar un cambio drástico, mas ese tema lo vamos a dejar para el siguiente artículo.
Por: José Luis Herrera Arce