Foto: Archivo Siglo Nuevo
El proceso de multiplicación es tan amplio que aún se buscan los límites dentro de los diversos campos de investigación. En las últimas décadas se han estado probando posibilidades en el mundo de las plantas, los microorganismos y el mundo de la medicina.
La vida en la Tierra es diversa, colorida y compleja. Todos los seres vivos se encuentran unidos por algo mucho más que el entorno y la cadena alimenticia. Los avances de la ciencia permitieron conocer el código que ordena y brinda sentido a cada especie: el ADN. A través de millones de años el llamado 'ácido desoxirribonucleico' se ha duplicado tantas veces que ha generado innumerables combinaciones y ha dado paso al surgimiento habilidades, adaptaciones, ajustes o incluso a nuevas formas de vida.
Todo comenzó en 1953 con los científicos James Watson y Francis Crick. Habían trabajado durante una década (como parte de un grupo de expertos internacionales) en el 'misterio' que rodeaba la forma del ADN. Unicamente sus componentes químicos básicos eran conocidos; se ignoraba la forma física y la manera en la que podía retransmitirse la información.
La respuesta estaba en el concepto de “duplicación genética”, una herramienta del ácido nucleico en la que se hacen copias idénticas de cada secuencia de genes. La copia permite que los datos pasen a los sucesores; también hace posible que si se producen variaciones, éstas tengan la oportunidad de propagarse con éxito en los descendientes del porvenir, es decir, forzar mejoras para quien sea el portador del nuevo código. La naturaleza utiliza el concepto de 'reinvención'.
El descubrimiento de Watson y Crick respecto a la multiplicación de par en par supuso un hito en el desarrollo científico de la época. Se amplió el conocimiento y la aplicación de la genética a un vasto catálogo de aspectos de la vida, desde el plano de la salud humana, hasta la modificación de plantas y animales para un sinnúmero de fines.
Para entender la magnitud de tal aporte debe tenerse presente que el ADN no solamente es el vehículo que transporta toda la información genética, también representa una ventana hacia el lugar donde se originaron los aspectos únicos de cada ser vivo, o la forma en que adquirieron tanto habilidades como estructuras diseñadas para funcionar con eficacia en un ambiente particular, o defensas contra depredadores y hasta enfermedades de todo tipo.
VENTAJA
Gracias al conocimiento sobre las duplicaciones en el genoma se ha podido demostrar que las alteraciones en ciertas cadenas de proteínas provocaron ajustes en órganos, miembros y aspectos diversos en la fauna, tal es el caso del pelaje en los osos polares. Hasta ahora se sabe que hace millones de años los osos compartían ancestros comunes con otras especies. Gracias a la adaptación aparecieron los primeros rasgos de cada raza.
En algunos casos, los detalles particulares replicados trajeron a sus poseedores ventajas respecto a los que no los tenían, por ejemplo, los osos de pelaje oscuro que habitaban en la nieve podían ser notados por sus presas a una distancia considerable, pero aquellos que mudaron al pelaje blanco conseguían pasar desapercibidos, eso ayudaba a que las labores de caza fueran más sencillas y que su genética (diferente) pudiera ser transmitida de una manera menos problemática.
“Es un proceso elegante, a través del tiempo la vida encuentra una forma en la que se reproduce de formas cada vez más eficientes, es la evolución en su máxima expresión. Lo que sirve se mantendrá en las siguientes generaciones, se crean ventajas evolutivas a partir de cambios minúsculos en el ADN. Pero al final, esos pequeños cambios son los que separan a los chimpancés que van de árbol en árbol, de los seres humanos que viajan a las estrellas”, afirma el divulgador científico y coordinador del Planetario Hayden en Nueva York, Neil deGrasse Tyson.
El proceso de multiplicación es tan amplio que aún se buscan los límites dentro de los diversos campos de investigación. En las últimas décadas se han estado probando posibilidades en el mundo de las plantas, los microorganismos y el mundo de la medicina. Por supuesto, tales investigaciones no tardaron en tener patrocinios de empresas y gobiernos. El desarrollo genómico se ha convertido en una industria de miles de millones de dólares (y va en aumento cada año).
Las aplicaciones en la salud y la alimentación llevan la delantera en cuanto a inversiones económicas, dado su carácter de industrias que reciben sustanciosas ganancias con lanzamientos de nuevos productos, tratamientos y descubrimientos a partir de la intervención del ácido nucleico y su posterior duplicación.
MODIFICADOS
Veamos algunos ejemplos de lo anterior. La alimentación es hoy día muy diferente en muchos lugares del mundo debido al trabajo con los genes; los llamados alimentos transgénicos no son otra cosa que vegetales modificados. La manipulación se realiza con el fin de beneficiar al ganado o la misma raza humana. La justificación es que de ese modo se ofrecen comestibles con mayores cantidades de nutrientes, procesos de riego y cuidado menos demandantes, además de variedades con tamaños y formas de toda clase.
Dichos alimentos de diseño suponen un costo más bajo en algunos mercados; sus semillas regularmente ofrecen mayor resistencia a elementos naturales, plagas y otras amenazas que impactan los bolsillos de los productores. Por ese tipo de razones se considera que la vía genética asegura el futuro de la alimentación humana, cuando no la solución a los problemas de hambruna en muchos países.
La duplicación también tiene ejemplos en flores y árboles, para mejorar aspectos de las especies previas o simplemente por cuestión estética. En la actualidad existen decenas de variaciones de rosas, orquídeas y otras plantas florales cuyos ejemplares modernos surgieron en un laboratorio y que demuestran las bondades de la multiplicación intervenida en unas pocas generaciones, todo gracias a la potencia científica.
Situaciones similares se han registrado con la modificación intencional de algunos elementos genéticos en animales. Las pruebas con el código sirven para cientos de propósitos, aunque el objetivo de las grandes farmacéuticas y compañías médicas es, en teoría, incrementar la resistencia de la salud humana. El abanico de posibilidades va desde la detección de componentes proteicos que incida en la prevención de padecimientos, hasta la reconstitución de órganos enteros o incluso la creación completa de vida a partir de ADN seleccionado.
Enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y la demencia senil, podrían ser explicadas desde una óptica diferente con la ayuda de la investigación genética. Nuevas proteínas y componentes serían actores clave a la hora de concretar una 'reprogramación' de dichas afecciones cerebrales. La meta pasa por duplicar soluciones para las áreas afectadas, es decir, hallar la respuesta genómica al acertijo que plantean dichos males.
No obstante, el dilema moral es una de las consignas principales en el campo de la ciencia. El control total del ADN y la manipulación de la vida a una escala tan fundamental puede suponer una ofensa para muchos credos, especialmente los de las religiones tradicionales. Vale interpretar el reto de la duplicación genética como brindar soluciones más allá de la polémica, conducirse por un sendero que no altere de forma negativa el curso de la vida y su transcurso. Tampoco debe olvidar que la evolución sigue su curso, la naturaleza mantiene su propio programa sin atender al desarrollo de la investigación y de la ciencia humanas.
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