A Luis Fernando Salazar
En repuesta a la aclaración a mi cartón político publicado el 10 de enero de 2017 en el diario El Siglo de Torreón.
Luis Fernando: La tardanza de mi respuesta se debe a diferentes ocupaciones, así que hasta ahora pude tramar la contestación. Señor Salazar me suele llamar la atención la capacidad de tecnicismos que suele utilizar la clase política para justificar algún desacertado proceder. Pero la percepción de enfrente, la ciudadana, es que la reforma energética de Peña Nieto (la que tú admites haber votado) ha hecho perder a los mexicanos la extraordinaria ventaja de que en su territorio haya grandes depósitos de hidrocarburos, y por lo mismo tener acceso a ellos a precios mucho más accesibles, y que por cierto, lo habían beneficiado durante tanto tiempo y que lo deberían continuar beneficiando.
Aquellos funcionarios que avalaron la citada reforma olvidaron por completo que somos un país donde la mitad de la población obtiene recursos pírricos, con ingresos per cápita reducidos. Y que esto con la escasa capacidad del gobierno de Peña Nieto (¿qué no conoces a los priistas?) el éxito de la citada reforma podría haberse visto frustrado, como finalmente está sucediendo. Esto derivó y lo obligó a desatar el incremento a la gasolina. Por lo tanto aquellos que votaron a favor, tanto senadores como diputados, a pesar de sus pataleos, están coludidos. Por cierto y ya encarrilado, como ciudadano me atrevo a pedirte cuentas:
1) ¿Por qué no nos preguntaste a los ciudadanos nuestra opinión a la hora de avalar dicha iniciativa, si tienes los recursos para crear un referéndum local?
2) ¿Por qué omitiste participarnos de tu decisión? Hacerlo te hubiese dado la autoridad moral para tomar cualquier medida, y ahorita estaríamos discutiendo otras cosas.
3) ¿Tienes intereses o negocios personales relacionados con Pemex?
Pero mira, tampoco pretendo ser tan negativo con tu accionar, también quiero ser pertinente y me voy a atrever sugerirte estas otras tres opciones, las cuales siguen lastimando a la sociedad lagunera y coahuilense, y por lo mismo te garantizo no sólo mi humilde voto para futuros cargos, sino el de muchas y tantas personas.
a) ¿Por qué no tomas como bandera personal el caso de los desaparecidos? Aquellos que durante el sexenio pasado, donde el PAN le declaró la guerra al narco, y que junto a la complicidad de autoridades estatales, dejaron a nuestro estado lleno de ellos. ¿No crees que su raza merece un poco de sosiego?
b) ¿Por qué no peleas con el entusiasmo que te conocemos, por mejorar sustantivamente el salario mínimo? Imagínate a los votantes entusiasmados con tu nueva imagen, dejando atrás la de dormilón por la de justiciero social.
c) Hace falta una iniciativa para que el sueldo de los senadores sea reducido a la mitad. Como tú sabes es muy alto y muy jugoso el pago por el trabajo que ustedes dicen desempeñar, y esto en un país como el nuestro, con altos índices de pobreza extrema, es una aberración. No quiero creer que tú como dice Javier Lozano, te irías a robar.
Pero no todo es malo en tu persona, debo felicitarte por dos acciones que he visto en tu proceder. Primero por la templanza y paciencia que tuviste en aquel incidente en el restaurante de Saltillo, con uno de los juniors del tal Humberto “la mera perinola”. Aunque debo confesar que te hubieras convertido en mi ídolo y de montones de laguneros, si lo hubieras dejado chimuelo (el fuero también puede servir para hacer actos de justicia ¿qué no?)
Lo siguiente es tu actitud momentánea, a pesar de la cargada en tu contra, la de refutar el proceso amañado para escoger candidato a gobernador en el PAN. De esta manera exhibes al priista gandallón que los dos Anaya traen por dentro. Quizá esto ayude a que en un futuro (desconozco el siglo) el propio PAN pueda olvidarse de ser un club del amiguismo, de los intereses familiares, de negocios gandallas, de la partidocracia y sobre todo la familiocracia, para volver a ser un partido democrático con intereses ciudadanos.
Gracias por tu atención.
‘Guayo’ Valenzuela,
Torreón, Coahuila.