A partir de hoy
Tal parece que estamos en la “edad de los hombres solos”, en apariencia estamos acompañados, buscamos conocer a otros y no nos conocemos a nosotros mismos.
Actualmente, la juventud tiene muchas distractores, sus intereses han cambiado, ahora quieren ser los más populares, ser aquellos con más seguidores en las redes sociales, presumir que tienen lo último en tecnología, acumular cosas materiales, aunque en su interior se sienten solos. Los papás están tan ocupados en darles lo material que no tuvieron, que están olvidándose completamente de darles lo que sí tuvieron y no se compra en ninguna parte: valores, y sembrar con el ejemplo.
Muchos padres han olvidado los sábados de reuniones familiares, dejaron atrás el cenar en familia y conversar sobre diversos tópicos, ignoran lo que sus hijos desean, desconocen los problemas que les aquejan, no se preocupan por la situación académica de sus vástagos, ni tampoco se interesan en los sentimientos y emociones que día a día experimentan, muchos de ellos no conocen a los amigos de sus hijos, ni tampoco se fijan en si es recomendable la amistad que llevan con algunos otros jóvenes, mucho menos los orientan en educación sexual, hasta que se presenta la chica embarazada o que ambos truncarán sus estudios, es cuando vienen los regaños o pretenden darles consejos.
Señores: ¿saben ustedes quiénes son los contactos que sus hijos tienen en las redes sociales? ¿Qué páginas de Internet consulta su hijo? ¿Tienen ustedes acceso a la red social de sus niños o jóvenes?, ¿han leído lo que publican?
Algunos jóvenes piden tener celular con el engaño de que lo necesitan para hacer tareas. ¿Está seguro de que realmente consulta temas que le ayuden a tener un mejor rendimiento académico? Los invito a que dediquen tiempo de calidad a sus hijos y a revisar lo que publican, se escandalizarán de saber que las chicas invitan a irse de juerga a sus parejas, quedarán sorprendidos de leer que su querida hija está ofreciendo su virginidad o está diciendo que está dispuesta a irse hasta con desconocidos, mujercitas que desean “emborracharse hasta no saber de ellas”.
Ustedes ignoran que sus hijos han sufrido de “violaciones consentidas”, las que se dan debido a la presión de la pareja. ¿Acaso alienta a su hijo varón a ser el líder de una pandilla y que no se deje? ¿Promueve la misoginia entre sus hijos y se olvida que usted nació de una mujer?
Los docentes en no pocas ocasiones nos enteramos de la falta de amor que profesan a sus hijos. ¿Desde cuándo no les dice que los quiere? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que lo abrazó? Sin que sea día de cumpleaños, navidad o se esté graduando, ¿conoce las causas por las que su hijo ha reprobado? ¿Cuál materia le agrada más a su hijo?, ¿sabe cuál es la comida preferida de su hijo?, ¿le orienta respecto a la profesión que desea estudiar o le impone su criterio? ¿Conoce al maestro al que su hijo le tiene más confianza? Muchas respuestas a las cuestiones anteriores las conocemos los maestros, sabemos del contexto en el cual viven y la problemática a la que se enfrentan. Somos los maestros que enseñamos a los pequeños y grandes tanto a leer como a realizar operaciones aritméticas. Sembramos sin conocer el fruto.
Que el lamentable hecho que sucedió en Monterrey y que ha enlutado a la sociedad, sea un parteaguas para que tanto padres, maestros y autoridades, unamos nuestros esfuerzos para guiar a niños y jóvenes hacia un futuro lleno de satisfacciones, de éxitos, y además, los apoyemos para que sepan controlar, expresar y canalizar sus emociones en el momento indicado.
María Guadalupe Rentería Barragán,
Torreón, Coahuila.
