¿La tristeza de la jubilación?
No deja de ser un contrasentido hablar de jubilación -o sea, de júbilo- unido a la tristeza. Para la mayoría de las personas el momento de retirarse de la vida activa supone una tranquilidad, la idea de cobrar el dinero que se ha ganado honradamente después de muchos años de trabajo, duro o menos, intenso o menos, pero trabajo, con horario fijo, con preocupaciones y cansancios.
Es una satisfacción. Es mi caso, aunque reconozco que no lo es para todos, pues a algunos les gustaría que les dejaran más tiempo.
Porque se lo pasa bien con su trabajo y pueden intuir aburrimiento.
Sería una pena que para esa gran mayoría que suspiran porque llegue el momento, que no ven el día en que les toque, que miran el calendario, los días, las semanas, resulte que a las pocas semanas de producirse el acontecimiento jubiloso se encuentran vacíos, tristes, aburridos, y el júbilo se les quede en tristeza.
La jubilación hay que prepararla, no basta con esperarla, que luego se queda uno con un pasmo de narices. Se pueden hacer cosas bonitas, y lo que más llena es lo que cuesta un poco, pero se hace por generosidad, por caridad, por servir.
Es bueno hacer planes, no dejarse llevar por una espera pasiva, para que al dejar el trabajo profesional de toda la vida se encuentre uno con la alegría, con el júbilo, de seguir haciendo cosas de provecho.
Domingo Martínez Madrid,
Madrid, España.
A nuestra manera
Los adultos que promovemos la participación ciudadana estábamos preocupados por lo que, según nosotros, era pobre la participación de los jóvenes. Y es que inconscientemente queríamos su participación a nuestra manera.
Pero vaya chasco, los universitarios nos dan una lección de que ellos, a su manera, lo pueden hacer y mejor que nosotros.
Muchos de ellos oían a sus padres decir ,“no te metas en política” y ellos están contestando “los políticos sí se meten con nosotros”.
Empezó una inquietud en los “Yo soy #132” en donde le dieron una barrida al entonces candidato Peña Nieto. La decisión y valentía de estos jóvenes hizo despertar no sólo a muchos universitarios sino también a gran cantidad de adultos, sobre todo a los otrora jóvenes que participamos, de alguna manera, en el movimiento del 68; en donde los ultraderechistas y ultraconservadores se escandalizaron y nos llamaron procomunistas. Muchos de los que participamos ahora somos empresarios y nada que ver con el comunismo.
No sólo el cambio lo necesita el Gobierno, también nosotros los adultos y muchos jóvenes nos están poniendo el ejemplo.
Jesús Orduña,
Ciudadano Lagunero.