Industrialización ¿sueño guajiro?
Por los años ochenta del siglo pasado, hace 36 años, en la biblioteca del Tecnológico de La Laguna al egresar como ingenieros industriales, un compañero y su servidor decidimos incubar una empresa fabricante de equipo agrícola, nos abocamos a visitar algunos ranchos y seleccionamos dos implementos de fácil fabricación agregando nuestras mejoras en su diseño que le daban más funcionalidad y podían utilizarse en otras operaciones de campo, logrando un equipo diferente.
Después de hacer un estudio de mercado y ver su posibilidades de venta nos abocamos a fabricar los prototipos con la ayuda de algunos pequeños talleres, nos prestaron equipo para su elaboración con la curiosidad de qué es lo que queríamos hacer, presentándoles los planos para ganar su confianza.
Fabricamos dos prototipos con suficiente calidad para su comercialización. En ese período recibí una invitación para integrarme a una empresa del ramo de la energía y decidí agregarme a sus filas por el incentivo salarial.
Mi colega continuó solo en el proyecto y lo dio a conocer a algunos inversionistas y éstos decidieron apoyar su fabricación. Había nacido una fábrica.
Al regresar del sureste fui a visitarlo y vi una incipiente industria prometedora que daba trabajo a veinte personas.
Ya contaba con tornos y equipo de soldadura propios y sus costos eran razonables pienso yo. Sus ventas crecían y contaba con una oficina para control del negocio.
Pasó un buen tiempo y al regresar de vacaciones e irlo a visitar de nuevo sólo encontré desolación en la fábrica y unas instalaciones sucias sin aseo ya de algún tiempo.
Al preguntar a otros compañeros de estudio sobre la ubicación de nuestro compañero nadie dio un dato no volvimos a saber de él hasta esta fecha.
Al parecer se había aparecido ‘Lolita’ (Hacienda) y él huyó despavorido pensando que era un pillo, supongo, contablemente tal vez lo era, pero él le daba trabajo a 20 personas y había un largo camino que recorrer para consolidar la empresa y él producía riqueza para la región. Nunca supe el verdadero motivo.
Aún no puedo digerir que él haya decidido abandonar el proyecto que tanta sangre, sudor y lágrimas nos había costado para fabricar los prototipos. Pienso que en la actualidad sería una empresa de corte mundial con equipo automatizado con gran producción y calidad en los productos.
Él debió negociar con Hacienda si ese fue el motivo y continuar con el proyecto, pero las reglas son otras generando el peligro del embargo. Había muerto una empresa.
Al paso de los años y con la apertura del comercio fueron mordiendo el polvo otras empresas importantes en la región hasta depender de la maquila que trajo trabajo a la región, pero con tan bajos salarios que no dan bienestar a una familia.
Hablo del ingreso per cápita desde luego que hay buenos trabajos, pero aquél no repunta, regresando la evaluación e incertidumbre.
Pienso que la ingeniería de nuevos prototipos quizá quinientos hechos proyecto con costos de producción y márgenes de utilidad, teniendo una política industrial a favor hasta su consolidación, podríamos generar de nuevo un proyecto de ciudad que regrese la prosperidad a la región.
La prosperidad no viene sola, se provoca, y con organización y disciplina podríamos poblar el parque industrial con continuo crecimiento.
José Víctor Reyes Fernández,
Comarca Lagunera.