El apestado empecinado
Si alguien critica la agenda política de quienes por hoy controlan el Partido Revolucionario Institucional, es enemigo si denuncia la insensatez de la ideología de los señores en el poder político o si se le ocurre criticar un poquitín al PRI, es primófobo.
Sé que ustedes estimados compañeros cibernautas son plenamente conscientes de lo que ha ocurrido con el candidato del PRI, Miguel Ángel Riquelme Solís, ni estoy seguro de que todos tengan claro cuál es el grave pecado que cometió en su ya célebre campaña.
Se los recuerdo para que no quepa ninguna duda: Miguel ángel Riquelme Solís declaró que su estructura tradicional priista compuesta por la mayoría de los ciudadanos coahuilenses de escasos recursos económicos educativos y laborales con una vulnerabilidad en la mayoría de su entorno social.
Para entendernos han sido objeto de graves ataques políticos y sociales los ciudadanos coahuilenses conscientes de que el Partido Revolucionario Institucional señaló con su dedo que la inseguridad, el trabajo, la asistencia médica, serían fatales si no votaban por Miguel Ángel Riquelme Solís.
Aún así el pueblo coahuilense en su mayoría decidió abrir una investigación y revisión en las actas electorales y que ha recibido una gran difusión en los medios que ha permitido colocar el Estado Libre Soberano e Independiente de Coahuila de Zaragoza a la luz internacional de llevar a cabo elecciones electorales como en la prehistoria política con alevosía y ventaja.
Esto supone la necesidad de utilizar la legalidad jurídica para imponer justicia sobre la realidad que les afecta a todos los coahuilenses pese a las evidentes pruebas de fraude electoral el IEC ha decidido darle carta de legitimidad y que si bien es cierto sólo extiende el castigo y el trato vejatorio y descalificador hacia los coahuilenses.
Lo más preocupante es percibir la desorientación de buena parte de la opinión pública que han asumido con naturalidad y alegre despreocupación la profundamente totalitaria de que algunos son intocables y criticarlos es atacar a los grupos que supuestamente defienden o representan como si unos y otros formaran una unidad indisoluble e inseparable.
El respeto a los demás está muy bien en una democracia es esencial cultivarlo y defenderlo ese respeto debe circular en todas las direcciones y debe ser compatible con la libertad de crítica con la libertad de expresión y con la libertad de opinión pues de lo contrario el respeto se convierte en una excusa para la censura y para la persecución de las ideas que no nos gustan.
Lo manifestó el visionario y liberador de cinco naciones Simón Bolívar, nuestras desavenencias de voluntades y/o diversidades de opiniones tienen su raíz en las tres abundantes calamidades públicas: la ignorancia, la pobreza y la debilidad. Un pueblo ignorante, pobre y débil es ciego y sólo sirve para su propia destrucción, realidad que el pueblo coahuilense no ha comprendido.
Alberto Lara Noriega,
Comarca Lagunera.
