Denuncian. En la sierra tarahumara nada acontece sin la anuencia del crimen organizado. (AGENCIAS)
El crimen organizado empezó a llegar con fuerza a la región tarahumara a fines de 2014, invadiendo terreno. "Apropiándose y, en algunos casos, obligando a la gente a que trabaje para ellos…", declara Joaquín, productor forestal en la sierra Tarahumara.
El ejido en el que vivía se dedicaba a la producción forestal, con permisos otorgados por los técnicos del estado. Joaquín comenta, desde el destierro, que al menos 200 de las 400 personas que había en el lugar han salido debido al crimen organizado, pues los grupos delictivos detuvieron la producción forestal para que todos los ejidatarios les vendan a ellos la madera. "Buscan lavar dinero", dice Joaquín.
"El crimen organizado ahorita está metido en todos lados, no nada más en la siembra de estupefacientes y en el trasiego, evidentemente el crimen organizado está en esta relación madereros-empresarios. Hacen acuerdos con las bandas de delincuencia organizada para que los protejan, los apoyen en sus actividades. En la sierra en este momento no puede acontecer nada sin la anuencia del crimen organizado. Cuando digo nada es nada", enfatiza Isela González, directora de Alianza Sierra Madre, organización no gubernamental que acompaña a las comunidades indígenas.
En este contexto, cinco de los 25 municipios más peligrosos de México, según el Índice de Paz 2017 del Instituto para la Economía y la Paz, se ubican en Chihuahua. Todos en la región serrana de Chihuahua, Batopilas Urique, Bocoyna, Guachochi y Guadalupe y Calvo. Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que en Bocoyna de 2011 a 2017 han ocurrido casi 200 homicidios dolosos, la mayoría por arma de fuego.