Foto: EFE/Alberto Estévez
Un aspecto a resaltar en la construcción de las andanzas del detective nórdico es la enorme cantidad de información que maneja su creador. Vale la pena visitar el planeta de Harry Hole, un detective que ha protagonizado 11 novelas.
Nació en Oslo, Noruega, en 1960. Trató de ser futbolista profesional pero un desgarre de ligamentos lo mandó a estudiar Economía en el instituto de Bergen. Fue militar y ha sido cantante, guitarrista y compositor de grupos musicales como la banda de rock Di Derre. Sus novelas han obtenido múltiples premios literarios y ostentan enormes récords de ventas; por ejemplo, en 2011 se calculó que en Inglaterra se vendía un libro suyo cada 57 segundos.
La oferta de material de lectura, tan increíblemente vasta y siempre en expansión, hace que a nadie le resulte extraño el uso de la expresión 'universo literario' para referirse a ella. Sin embargo, este lugar común parece ser uno de los más comunes y más certeros que existen pues contiene en cada uno de sus elementos (cada libro) un mundo que los lectores, a la manera del Principito, recorremos mientras interaccionamos con sus habitantes y decidimos si se prolonga o abrevia nuestra estadía.
ESTACIÓN NÓRDICA
En la galaxia de la novela nórdica, el planeta del bebedor está habitado por el inspector noruego Harry Hole, personaje entrañable aunque no beba para olvidar la vergüenza de beber. En sus propias palabras: “Durante toda mi vida he estado rodeado de gente que me quiere. Siempre he tenido todo lo que he deseado. En definitiva, no puedo explicar por qué acabé como acabé. Por qué terminé convirtiéndome en un alcohólico.”
Habitualmente bebe whisky, el Jim Beam es su favorito. Muchas de sus crisis etílicas comienzan con pintas de cerveza y llegado el caso bebe cualquier cosa siempre que contenga unos cuantos grados.
El alcoholismo no es el único rasgo destacable del inspector Hole: es muy alto, se acerca a los dos metros; tiene el pelo rubio cortado casi al rape; suele vestir jeans desgastados, botas Dr. Martens, camisetas con logos de conciertos o bandas de rock y chaquetas negras.
Cuando inician sus aventuras tiene treinta y dos años y es miembro del grupo de Delitos Violentos. En esa oficina, a pesar de los desatinos, es bastante apreciado por su jefe y protector Bjarne Møller. Sí, es un borracho pero no un incompetente, conforme avanza el tiempo Harry ascenderá a comisario.
Las novelas que lo tienen como protagonista ascienden a 11 títulos en la actualidad: El murciélago, Cucarachas, Petirrojo, Némesis, La estrella de cinco picos, El redentor, El muñeco de nieve, El leopardo, Fantasma, Policía y La sed. La primera fue publicada en 1997 y la más reciente saldrá al mercado este año, lo que suma dos décadas de éxito para la dupla Nesbø-Hole.
ESTRUCTURA
En cada ocasión se tratan uno o más crímenes normalmente interconectados en narraciones autoconclusivas —de vez en vez el autor deja algún cabo suelto para que un caso trascienda, se mencione o retome en otras novelas e incluso amenace con obsesionar al comisario Hole—, pero el tiempo interno de las narraciones es progresivo.
Es recomendable leerlas en el orden de publicación ya que conforme los años transcurran irán apareciendo nuevos personajes y los viejos conocidos irán evolucionando. Para no cometer el pecado de adelantar demasiada información y arruinarle las sorpresas al lector, aquí van someras descripciones de las cuatro primeras novelas del inspector Hole.
El murciélago transcurre en 1996 y arranca cuando Harry es enviado a Sidney, Australia, para apoyar la investigación del asesinato de Inger Holter, una ciudadana noruega. El protagonista tendrá como compañero y guía turístico a Andrew Kensington, un detective aborigen y exboxeador, que ameniza los tiempos muertos de las diligencias contando mitos y leyendas de su pueblo; así averiguamos que para algunos pueblos australianos, el murciélago es un símbolo de la muerte. El caso va complicándose y hace que Harry sospeche que se enfrentan a un asesino serial. La trama incluye pasajes por el mundo de las drogas y sus traficantes, prostitución callejera, algún bar gay, clubes de desnudistas y un payaso travesti.
Cucarachas tiene lugar un año después que la anterior, lo que ubica los hechos en 1997. El embajador noruego en Tailandia aparece asesinado en un burdel de Bangkok y el inspector Hole es elegido para llevar con discreción las averiguaciones y tratar de contener el escándalo. Sin embargo, las aristas comprometedoras trascienden la prostitución tradicional y apuntan con insistencia hacia la pederastia, prostitución y pornografía infantiles. El título proviene de una analogía entre las cucarachas y los pedófilos, 'por cada uno que se ve hay diez escondidos'. La historia incluye turismo sexual, fumaderos de opio, consideraciones sobre la contaminación ambiental y un personaje secundario memorable, la subinspectora de la unidad de homicidios Liz Crumley, texana afincada en Bangkok, compañera de Harry en esta aventura.
Petirrojo comienza en 1999, durante la visita a Noruega del presidente norteamericano (si bien nunca se le nombra, es muy fácil reconocer a Bill Clinton). Harry Hole ha sido designado como uno de los encargados de coordinar y garantizar la seguridad del mandatario. Un error de comunicación lleva al protagonista a dispararle a un agente del servicio secreto norteamericano. Luego, Hole es trasladado al Centro Nacional de Inteligencia, allí le asignan la misión de investigar redes de tráfico de armas que involucran a círculos de viejos y nuevos nazis. En el 2000 todo esto entronca con la cacería de un asesino cuyos motivos parecen hundirse en la Segunda Guerra Mundial. Además se alternan capítulos que reproducen episodios de la guerra fechados en 1944 y 1945.
Otro año ha pasado en la vida del detective noruego cuando inicia Némesis. Un asaltante de bancos mata a una cajera sólo porque el director ha tardado seis segundos más de lo deseado en vaciar el cajero. Puesto que hay un asesinato de por medio, Hole tendrá que colaborar como representante de Delitos Violentos en un grupo mixto que incluye oficiales del Grupo de Atracos y de la Policía Científica. La perfección del robo apunta hacia el gitano Raskol Baxhet, rey de los ladrones. Sólo un detalle impide que cuaje la teoría: el sospechoso se encuentra en prisión desde que se entregó voluntariamente hace años. Por si esto fuera poco el comisario atrae sobre su persona las sospechas en un caso paralelo, una noche recibe la llamada de una exnovia a la que lleva mucho tiempo sin ver y accede a cenar con ella. A la mañana siguiente no recuerda nada de lo ocurrido en las horas previas, ni siquiera como volvió a casa. Anna, su expareja, está muerta.
PEQUEÑO BESTIARIO
Un aspecto a resaltar en la construcción de las andanzas del detective nórdico es la enorme cantidad de información que maneja su creador. Por mencionar algunos ejemplos, en El murciélago aprovecha para hablar de las políticas públicas que Australia ha implementado hacia los aborígenes. En Cucarachas el padre de Liz Crumley peleó en la guerra de Vietnam y en ese período se encontrarían los inicios de la industria sexual tailandesa. Petirrojo ilustra sobre los noruegos que se unieron voluntariamente a las filas hitlerianas, critica el colaboracionismo durante la ocupación y la huida del rey. Némesis aporta algunos datos sobre las leyes específicas contra los gitanos en distintos países a través del tiempo. El recuento podría seguir y seguir, pero el espacio se agota y es impostergable despedirse.
Al igual que el Principito tuvo por compañero de andanzas a aquel entrañable aviador, Jo Nesbø es un buen guía en la exploración de un planeta tan parecido al nuestro. Si bien no ha querido pintar un cordero compensa con creces esa falta menor dibujando un pequeño bestiario en donde se han colado muñecos de nieve, alguna diosa griega e incluso un fantasma. Vale la pena visitar a ese bebedor sin reparos llamado Harry Hole y acompañarlo con una cerveza o un Jim Beam de vez en cuando.
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