Siglo Nuevo

Jorge Semprún

La escritura o la vida

Foto: La Tercera

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ALFREDO LOERA

Vivimos en una sociedad radicalizada. Tanto izquierda como derecha han entrado en una espiral de imposición ideológica, lo cual hace pensar que el siglo XX se repite. Tal parece que la humanidad poco ha aprendido de las luchas ideológicas de tiempos pasados.

Proveniente de una familia célebre, ya que varios miembros de la misma tuvieron influencia en la sociedad de su tiempo, Jorge Semprún nació en Madrid el 10 de diciembre de 1923. Su padre era un intelectual reconocido en la España de la Segunda República, que a raíz del golpe de Estado franquista se vio en la necesidad de exiliarse en La Haya. Jorge Semprún, desde muy joven, como hijo de un exiliado español radicó en París, Francia. La Segunda Guerra Mundial lo sorprendió mientras estudiaba filosofía en la Sorbona. Durante la ocupación Nazi, cuando él tenía la edad de 19 años se unió a la Resistencia. Dos años después fue capturado y enviado al campo de concentración de Buchenwald. Ahí pasó dos años, hasta que el ejército norteamericano lo liberó. Siempre dirá “lo que me permitió supervivir fue que dominaba el lenguaje del tirano”, en ese momento el alemán. Debido a que su madre había muerto en 1931, cuando Semprún apenas tenía la edad ocho años, su padre contrajo segundas nupcias, y esta segunda mujer le enseñó alemán al pequeño Semprún y a sus hermanos, de ahí quizá que haya sobrevivido.

La experiencia en el campo de concentración, como es de esperarse, marcó su vida y su escritura. No es que debido a esa experiencia haya decidido convertirse en escritor. Ya desde su época de estudiante en la Sorbona tenía la intención de dedicarse a la literatura. En uno de sus libros más interesantes La escritura o la vida, comenta que desde su adolescencia deseaba ser un poeta simbolista, muy a la manera de Rimbaud o Baudelaire, siguiendo muy de cerca la estética de Mallarmé y Valéry. Sin embargo, después de Buchenwald, le pareció absurdo continuar por ese camino, porque mientras estaba prisionero adquirió la convicción de que la literatura simbolista, al no tener nada que ver con la realidad concreta, era baladí, no liberaba a los hombres, sino que al contrario, más bien los abstraía.

UN ESCRITOR ESPAÑOL COMUNISTA DE HABLA FRANCESA

A pesar de que Jorge Semprún nació en Madrid, todos sus libros fueron escritos en lengua francesa. En muchas ocasiones Semprún comentó, no sin generar polémica, que el castellano le parecía en excesivo barroco y que por ese motivo prefería hacerlo en la lengua de Camus y Sartre. No obstante, también debemos señalar que durante la dictadura franquista todos sus libros estuvieron censurados, la única manera de encontrar editor era escribir en francés. Su escritura sin duda está influenciada por los existencialistas, quienes formaron parte de una generación previa. Sin embargo, la escritura de Semprún es mucho más poética; es decir, en ella no es posible encontrar una tesis existencialista o política (a pesar de sus afiliaciones personales con el comunismo), como en los escritores franceses mencionados. La característica principal de la obra de Semprún es sin duda la incapacidad que tiene el lenguaje para describir y narrar atrocidades de una manera verosímil. ¿Cómo decirle al otro, quien nada tuvo que ver con los campos de concentración, lo que ahí se vivía? ¿Más aún, cómo hacer literatura a partir de eso? ¿Es ético? ¿Se puede?

Al salir de Buchenwald, Jorge Semprún pasará por un largo proceso de readaptación que lo llevará por un sinnúmero de problemas existenciales, muchos de ellos abordados en sus novelas, las cuales casi siempre son autobiográficas. Él quería ser escritor, se dirá, pero ahora que es libre, pero exiliado por la dictadura franquista, ¿se pondrá a escribir poesía estilizada? Y, sin embargo, ahí no acaba el problema (pensará) sino, ¿cómo no escribir de uno de los sucesos más radicalmente simbólicos del siglo XX? ¿Será posible o válido ser escritor y no escribir de su experiencia del Holocausto? A diferencia de autores como Primo Levi, quien se suicidó por no poder soportar la angustia de haber vivido en Auschwitz (y no sólo eso sino la angustia misma de que Auschwitz haya existido y de que pueda volver a existir), Semprún no podrá escribir. Su proceso será diferente y es aquí donde aparece otra de las peculiaridades de su escritura. Jorge Semprún tendrá como poética, o si se quiere como tesis de fondo, el hecho de que la vida en sí misma es mucho más valiosa que cualquier testimonio, obra literaria o artística de cualquier índole que se haya creado en la historia.

Jorge Semprún al no poder escribir se refugiará en la política, “porque en ella siempre se está hablando del futuro”. Se unirá al Partido Comunista Español, el cual en esa época era clandestino. Vivirá para derrocar a Franco.

LA ESCRITURA O LA VIDA

Jorge Semprún fue liberado de Buchenwald en 1945, a la edad de 22 años. Sin embargo, su primera novela, El largo viaje, se publicó en 1963, cuando nuestro autor tenía la edad de 40. Semprún tuvo que pasar alrededor de veinte años para poder hablar de su experiencia más radical. Como era de esperarse, jamás pudo evitar el tema del Holocausto, debido a que en sus propias palabras “sería un absurdo no hablar de ello”. El hecho de que hubiera tenido que esperar tanto tiempo, no era por una cuestión de imposibilidad técnica (siempre se dedicó a las letras), sino por la tentación del suicidio. Jorge Semprún no escribió por el simple hecho de que no quería suicidarse. Empezar a rememorar los lugares, las personas asesinadas, lo paralizaba y deprimía profundamente. No podía darle verosimilitud a su relato. El tema era intratable, inenarrable. A pesar de ello el tiempo pudo darle la calma de pensamiento. Una tarde en un hotel de la ciudad de Madrid, mientras realizaba una misión clandestina para el Partido Comunista, se puso a escribir las primeras páginas de lo que sería una de las obras novelísticas más importantes del siglo XX.

EL OLVIDO DEL HOLOCAUSTO Y LAS GUERRAS IDEOLÓGICAS

Jorge Semprún murió el 7 de junio de 2011. En sus últimos años de vida, después de escribir novelas como El largo viaje (1963), La escritura o la vida (1994), Viviré con su nombre, morirá con el mío (2001), así como Autobiografía de Federico Sánchez (ésta escrita en castellano) y Federico Sánchez se despide de ustedes, novelas donde también narra sus experiencias de la movilización clandestina de Partido Comunista Español; tuvo como principal preocupación el hecho de que los supervivientes del Holocausto y de las guerras ideológicas del siglo XX estaban muriendo. “Dentro de poco ya no existirá la memoria viva de los horrores del siglo”. Sólo existirán los libros, la escritura, pero la experiencia de aquellos que experimentaron en carne propia ya no estarían aquí para recordar lo que había sucedido. Para Semprún, el olvido de la memoria de lo sucedido en los campos, así como las atrocidades del comunismo, con la purga de Stalin, y el Fascismo tanto de Mussolini, como de Hitler, el olvido de estas realidades, que en su vejez comentaba parecían las pesadillas de mundos lejanos, era el principal peligro de Europa.

Ya en el 2011, Semprún argumentaba que la vida política de algunos países occidentales parecía negar el Holocausto y las consecuencias de las guerras mundiales. En muchas entrevistas afirmó tener la preocupación de que las nuevas generaciones habían olvidado muy pronto y que tenían renovados los ánimos para el racismo, la destrucción y las luchas ideológica radicalizadas. Después de lo ocurrido en 2016, es posible plantear que sus preocupaciones no eran infundadas.

Correo-e: alfredo.loeara@gmail.com

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