“Jugando” a ser madres
Zulema tenía 14 años cuando tuvo a su primer hija, una niña de casi 4 kilos de peso y por increíble que parezca, el parto fue natural. Ella es de un ejido de San Pedro. Pertenece a una familia desintegrada, pues sus padres se divorciaron cuando tenía 7 años. Tiene dos hermanas y un hermano. Su madre era empleada doméstica y gran parte del tiempo se vio en la necesidad de dejar a sus hijas e hijo al cuidado de sus hermanas, pues debía permanecer toda la semana en Torreón.
Las dos hermanas de Zulema también fueron madres adolescentes, ninguna llegó a los 16 años sin hijos. Sólo el varón se estrenó como padre a los 20 años.
Actualmente ella tiene 24 años, es madre de otros dos niños, es ama de casa, vive en el mismo ejido y sobreviven con el salario de su esposo que se dedica a la albañilería. Sus hermanas también tienen tres hijos cada una, la más joven continúa casada, también es ama de casa, mientras que la mayor está divorciada.
Desafortunadamente en Zulema y sus hermanas se conjugaron las distintas condiciones que hacen más vulnerables a las mujeres para ser madres adolescentes: pobreza, falta de educación y una familia desintegrada.
Coahuila se ubica en el nada honroso primer lugar de embarazos en adolescentes desde hace cuatro años.
La problemática es multifactorial y, hasta el momento, los esfuerzos del sector salud no han sido suficientes para lograr una disminución drástica del problema.
Según datos de la Secretaría de Salud, en 2012 los nacimientos registrados de menores de 20 años fueron 11 mil 432, cifra que se incrementó para 2013 en donde el registró fue de 12 mil 143. En 2014 la cifra disminuyó un poco al llegar a los 12 mil 029 mientras que en 2015 la cantidad fue de 11 mil 832 nacimientos de madres menores de 20 años.
El 2016 la disminución fue considerable en comparación con 2013 al contabilizar 10 mil 216 partos de adolescentes.
Aún así, con estas cifras el Subsistema de Información sobre Nacimientos (Sinac) ubicó a Coahuila en el primer lugar nacional de nacimientos provenientes de madres adolescentes de 2012 a 2015, mientras los datos preliminares de 2016 indicaban que la entidad se quedaría en la misma posición.
Situación regional
En la Laguna el panorama no es mejor. Según datos de la Jurisdicción Sanitaria Número Seis que comprende los municipios de Matamoros y Torreón, 4 de cada 10 embarazos que atendieron los Hospitales Generales de Torreón y Matamoros de 2013 a 2016, eran de mujeres de 10 a 19 años, rango en el que ubican a las adolescentes.
El departamento de Salud Reproductiva a cargo del doctor Carlos Araujo contabilizó en 2013 a 2 mil 165 embarazos de adolescentes; en 2014 la cifra fue de 2 mil156, mientras que en 2015 la cantidad se elevó hasta 2 mil 254.
En 2016, la cifra la Jurisdicción registró mil 511 partos de mujeres menores de 20 años. Aún así, la estadística se mantuvo elevada, pues esto representó el 38 por ciento de los partos totales, mientras que en los años anteriores el porcentaje iba desde el 38 por ciento hasta el 43 por ciento.
Cabe mencionar que las cifras que se proporcionaron de 2013 a 2015 fueron de mujeres embarazadas, mientras que las dadas de 2016, fue únicamente de partos.
El doctor Carlos Araujo aclara que el rango en el que se maneja a las madres adolescentes es de 10 a 19 años y que esto no significa que se presenten casos de niñas de 10, 11 o 12 años, embarazadas, pues las atenciones se brindan normalmente de los 13 a los 19 años.
Problema de salud pública
Los embarazos de adolescentes son considerados como un problema de salud pública en México, debido a su magnitud, trascendencia y vulnerabilidad.
Y es que las repercusiones físicas, psicológicas y sociales que traen consigo son considerables.
La niña o adolescente embarazada normalmente ve truncados sus estudios y con ellos su proyecto de vida, debido a que gran parte de este fenómeno se centra en las mujeres en situación de pobreza.
Además puede traer consecuencias graves en su salud, ya que el cuerpo no tiene la suficiente madurez para llevar a cabo este proceso.
“Una adolescente todavía no alcanza la madurez ni funcional, es decir fisiológica, ni la madurez anatómica para tener un embarazo, a parte hay más riesgos durante el proceso de parto sea natural o cesárea, si eso agregamos otras patologías o enfermedades, como el consumo de droga, el binomio corre mucho más riesgo”, explica el especialista.
Además, normalmente las menores esconden sus embarazos y no llevan gran parte del control prenatal que ayuda a evitar o detectar riesgos durante el parto.
El problema, dice, es multifactorial y la suma de esfuerzos es la única que puede combatir esta problemática.
“Aquí estamos inmiscuidos todos los sectores, estamos: salud, educación, familias y sociedad en general, los padres por necesidades de los tiempos actuales los dos trabajan y muchos no están al pendiente de las necesidades fisiológicas, psicológicas, de afecto en el adolescente”.
En otros casos, la figura paterna es inexistente y la mujer se ve obligada a salir a trabajar para sostener a la familia, como fue el caso de la madre de Zulema.
Un complejo panorama
La Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (ENADID) 2014 reportó que una de cada tres mujeres adolescentes (29.3 %) del grupo de 15 a 19 años ya inició su vida sexual y 16.4 % declararon ser sexualmente activas. Pero casi la mitad (44.9%) de estas últimas declararon que ella o su pareja no utilizaron algún método anticonceptivo en su primera relación sexual.
La Encuesta Intercensal 2015, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), registró 400 mil embarazos de mujeres de entre 15 y 19 años, y 10 mil de menores de 15 años. Estas cifras indican que 7.8 % de las adolescentes entre 12 y 19 años ya ha procreado, y 85.2% de ellas tiene sólo un hijo.
Métodos anticonceptivos
Recientemente el secretario de Salud de Coahuila, Jorge Verástegui, dio a conocer un estudio con farmacias del estado, donde éstas mencionan que en promedio reciben diariamente cinco menores entre 12 y 15 años que buscan adquirir la pastilla del día siguiente. En promedio tres la llegan a comprar.
Por su parte, estadísticas de la Secretaría de Salud en Coahuila revelan que la aplicación del implante subcutáneo como anticonceptivo se disparó 63% de 2015 a 2016 en adolescentes, porque en 2015 fueron mil 500 jóvenes las que se lo colocaron, mientras en 2016 fueron 2 mil 453.
Estrategias
Carlos Araujo explica que por parte de la Secretaría de Salud se han establecido diferentes estrategias destinadas a reducir las cifras.
Una de ellas es el módulo del adolescente que brinda asesoría, consejos, pláticas a los adolescentes, para concientizarlos sobre la importancia de tener una salud sexual responsable.
También está El Laberinto de la Vida en donde se destaca la importancia de contar con un proyecto de vida.
Como parte de las estrategias se colocaron máquinas expendedoras de condones en diferentes preparatorias públicas de la entidad.
Otro programa es el de Adolescentes Promotores de la Salud que “se dedican a formar jóvenes adolescentes responsables, con conciencia para que a su vez difundan toda esta información y concienticen a sus compañeros sobre las repercusiones que trae consigo un embarazo en esa etapa de la vida”.
En el Hospital General de Torreón existen departamentos donde se brinda apoyo psicológico para las madres adolescentes o mujeres en situación de violencia.
También está un módulo de la Procuraduría de Niños, Niñas y Familia (PRONNIF) que investiga los casos de las menores de 15 años que llegan en gestación, pues actualmente la ley los contempla como violación y las autoridades están obligadas a investigarlo.
Carlos Araujo considera además que es importante reforzar la parte de educación sexual en las escuelas, sobre todo en secundaria y preparatoria, pues es un hecho que gran parte de los adolescentes tienen relaciones sin protección lo que está derivando en estos casos.
“Una adolescente todavía no alcanza la madurez ni funcional, es decir fisiológica, ni la madurez anatómica para tener un embarazo, a parte hay más riesgos durante el proceso de parto sea natural o cesárea, si eso agregamos otras patologías o enfermedades, como el consumo de droga, el binomio corre mucho más riesgo”.doctor Carlos Araujo,
titular del departamento de Salud Reproductiva