Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, se supone que la mayoría de nosotros asumimos una actitud de "buen onda" en esta época del año como por obligación. En una ocasión platiqué con el señor José Miguel Muguerza de todo y de fútbol, el señor Muguerza me decía que si no me caían mal las personas que por decreto sonreían y te saludaban con especial afecto en épocas navideñas, le respondí que no ponía especial atención a ello, pero que si me daba cuenta. Me decía que gente seca y de plano mal educada con la que tenía que lidiar durante el año lo saludaban con afectados gestos y fingida emotividad en la época decembrina, que había que ser congruentes todo el año, si eres hosco y frío pues así eres y se acabó, no tiene el calendario que normar tu comportamiento con los demás.
Estábamos solos en su oficina, me había citado para echar una platicada y nunca imagine que iniciáramos la charla de forma tan existencial, inevitablemente caímos en el futbol, eran los tiempos del fin de la era de Patricio Hernández y me decía que quizás era la decisión más dolorosa de su vida en el futbol, el tener que despedir al entrenador argentino lo medito por mucho tiempo. Años después conocimos a Pedro Caixinha y a Juan Carlos Osorio supuestos revolucionarios de la pelota, Patricio Hernández era como director técnico una mezcla de ambos, ordenado hasta la obsesión, guardián de las tradiciones como no permitir la entrada a los vestidores de jóvenes de la cantera hasta que los del primer equipo los desocuparan totalmente, hasta el hecho de bañarse a un lado de un consagrado había que ganárselo en la cancha. El terreno de juego del predio de Santa Rita donde se entrenaba el equipo era supervisado por el Pato, en una ocasión nos reprimió con energía a un grupo de reporteros que intentábamos entrevistar algún futbolista y cruzamos por la parte en la cual acababan de sembrar la semilla para el césped de invierno (o verano, para el caso).
Me imagino que para el señor Muguerza tener un entrenador que se la pasaba pendiente de cualquier detalle le descargaba gran parte de la responsabilidad de estar al frente del Santos Laguna con el cual se planeaba un proyecto a largo plazo. Era el último torneo largo el 95-96 y los resultados negativos se fueron acumulando, Patricio se extravió en decisiones absurdas como decirle a Benjamín Galindo que no era conveniente convocarlo para una visita al Azteca contra el América, no era un partido para el por su veteranía y tipo de juego, obviamente se perdió y Benja quedó caliente como él solo. En la semana de entrenamiento posterior a ese partido, le pregunté por su ausencia, qué si estaba lesionado o que pasaba, me respondió señalando a Patricio Hernández no muy lejos de donde estábamos: "pregúntale a ese cabrón" y si, fui y le pregunté y me respondió lo mismo, que pensó que no era un juego adecuado para las características de Galindo, en ese momento y por muchos años más por delante el mejor "diez" de la liga mexicana.
Quien le iba a decir a el señor Muguerza que pasado ese trago amargo vendría la recompensa a su extraordinaria visión de directivo grande, que convenció a los dueños de Cervecería Modelo para invertir de manera cuantiosa en un equipo a mil kilómetros de la capital.
Ahora en Monterrey viven una época dorada, recogiendo los frutos de una inversión multimillonaria, pero hay que recordar y honor a quien honor merece, que José Miguel Muguerza fue el pionero en el norte de nuestro país de parar equipos plagados de estrellas, iniciando en la 93-94 y ganando el primer campeonato hace 21 años.
El futbol profesional de la Región Lagunera le debe mucho a el señor Muguerza y le estaremos abonando poco a poco honrando su memoria con el paso del tiempo. Desde el cielo y por estas fechas seguramente sonreirá sin ninguna afectación, lo hará genuinamente, dándose cuenta del respeto y cariño que cosechó a lo largo de su vida.
Descanse en paz señor Muguerza se le quiere y se le extraña.
Rafael Rosell
Rrosell50@hotmail.com