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LA COLUMNA DEL PERRO

M.V.Z. Miguel Dávila Dávila

EL BUEN AMIGO

Hace muchos años, siendo yo un niño observaba con cierta regularidad el paso de un hombre adulto afectado de sus facultades mentales por la cuadra donde yo vivía.

Esta persona subsistía de lo que le daban las gentes de buen corazón, y digo de buen corazón, porque su aspecto, debido a su condición era deplorable y no todas las personas vencían su aversión hacia él, y se acercaban a ayudarlo con todo y que era tranquilo y respetuoso.

No sé cuál era su nombre real pero un amigo mío le puso el apodo de "Jovenazo" al verlo una de las esporádicas ocasiones en que alguien humanitariamente lo bañaba recortaba su pelo, lo afeitaba y le cambiaba su ropa vieja y sucia por ropa buena y limpia. Dando por tanto de momento una presencia más joven a la que habitualmente tenía por la vida dura que el destino había deparado para él.

Me llamaba la atención sobremanera que siempre lo seguía un perro "criollo" de pelo liso de colores negro y blanco, quien siempre estaba al pendiente de su amo y lo seguía fielmente por su recorrido diario, sin fijarse como los "humanos" en su aspecto, condición económica, es más sin siquiera esperar comida de su amo ya que los dos tenían que recorrer grandes distancias atenidos únicamente a su suerte y al buen corazón de sus ocasionales benefactores que les daban de comer.

El buen amigo era manso y noble pero a su vez fiero y celoso de cuidar a su amo de personas hostiles que los corrían a los dos amos y perro, pues por su aspecto daban una mala imagen y no deseaban que se sentaran a descansar afuera de sus casas, pienso yo porque nos recuerdan lo que todos por azar del destino pudiéramos ser y nos asusta, el pensar que algún día pudiéramos no ser tan afortunados, y caer en una situación de desventaja en la vida.

Pasaron los años, no sé exactamente cuántos, pues para un niño, el tiempo como medida de precisión no tiene importancia a esa edad, lo cierto es que era rutinario, de vez en cuando ver a este personaje seguido siempre por su fiel amigo, y esto duró por varios años.

Hubo ocasiones en que por alguna escaramuza con otros perros o apedreado por alguna persona, el "buen amigo" resultaba herido y fiel a su amistad su amo dentro de sus posibilidades y entendimiento limitado por su condición, lavaba sus heridas con alguna manguera que de manera ocasional regaba algún árbol, en aquel antiguo México que gracias a Dios me tocó vivir, cuando todos ricos y pobres éramos libres.

En algunas otras ocasiones lo vi cargando a su perro por alguna lastimadura de sus patas mientras éste se recuperaba.

Un buen día vi pasar sólo al perro y esto se repitió por algunas ocasiones más es decir, pasaba "el buen amigo" sin su amo y yo como niño no alcanzaba a entender el ciclo duro de la vida, es decir que todo lo que vive algún día muere. Tiempo después también solo enfermo y triste su fiel compañero y "buen amigo" terminó su paso por esta vida, y yo en aquellos entonces prefería creer que en la otra vida volverían a estar juntos amo y perro.

Ahora siendo adulto no estoy seguro de lo anterior ni si entre las personas pudiera existir una amistad tan desinteresada y que únicamente termine con la muerte. Desde entonces de cuando en cuando, recuerdo la enorme amistad que se tuvieron, aquel personaje de mis recuerdos y su fiel perro "el buen amigo".

Y ahora para terminar una gota de filosofía: HAY 3 COSAS QUE NUNCA REGRESAN: EL TIEMPO, LAS PALABRAS Y LAS OPORTUNIDADES.

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