Los inseparables Ricky y Romeo
Esta historia la mandó mi amiga Tulia de la Mora Esquivias, basada en un hecho de la vida real. A continuación, narrada por ella misma, bonita y emotiva historia, la transcribo tal cual me la mandó:
Te platico la historia de "Romeo" (el papá de Toki) por si te sirve para publicarlo.
Romeo es un perro que está con Ricky Seceñas de la Mora, quien es mi sobrino, y desde cachorro, se lo llevaba a la escuela, siempre andaban juntos. Por cosas de la vida, se separan un tiempo y lo deja en el rancho, pues él se va a trabajar a un agostadero en el estado de Durango. Con el tiempo, viene por él y se lo lleva. En cierta ocasión, en el pueblo de Peñón Blanco, lo dejó adentro de la camioneta, como solía hacerlo cuando iba a hacer cosas que no le llevarían tiempo, y no faltó el voluntario inoportuno que le abrió la puerta y se perdió… Y al paso de tres días, Romeo aparece en la Hacienda donde Ricky dormía…
Pasa el tiempo y siempre y siempre, juntos en la ciudad y en el agostadero, Romeo acompañándolo en la camioneta, dice Ricky que hay cosas que le sorprenden, porque en ocasiones que se cansaba y él sólo iba y se subía exactamente a la camioneta de Ricky, estando dos o tres camionetas juntas, sabía muy bien en cuál debería de subirse.
Hace aproximadamente un mes, se perdió…
Resulta que el trabajo de Ricky, implica arriar ganado, ellos en caballo y Romeo atrás de ellos, como ya está viejito (diez años) no aguantó el ritmo de los caballos y se quedó atrás, Ricky le hablaba, pero se fue quedando y quedando hasta perderlo de vista… Al llegar al rancho, mandó a dos caballerangos a buscarlo y no lo encontraron.
Lo buscaron durante dos días seguidos y nada que apareció…
Ricky tuvo que venir a Torreón y lo daba por perdido, pues en esa sierra hay pumas y coyotes (hablo de la sierra de Gamón en Durango, abajo del Cerro de Peñón Blanco).
Por cuestiones de trabajo, él regresa hasta después de cuatro días, y una madrugada, escucha ladrar a los perros del rancho y piensa que puede estar Romeo (solía pelearse con los otros perros), se levanta a ver qué pasa y efectivamente era Romeo, que estaba en la puerta de su casa (la hacienda donde duerme).
Romeo se perdió en otro rancho, que está en otra sierra y que no conocía, más que arriba de la camioneta y por brechas.
Para llegar a la hacienda donde duerme o vive Ricky, tuvo que cruzar dos cerros grandes, tres agostaderos y caminar más de 40 kilómetros a campo traviesa, o sea, puro monte.
Algo admirable, porque realmente esos caminos no los conocía. ¿Cómo supo llegar?
Regresó con las patas muy rosadas, muy agotado, no tan flaco porque sabe cazar conejos y se los come, cree Ricky que eso le ayudó a sobrevivir.
Podrás imaginarte la alegría de mi sobrino y el gusto de Romeo al verlo, dice que se volvía loco.
Espero te sirva de algo, a mí me encantó la historia porque demuestra una vez más la fidelidad e inteligencia de los Blue Helear.
¡Te mando un fuerte abrazo!
Como verán, esto demuestra el enorme cariño y apego de los perros para con nosotros, no así de todos los humanos para con los perros.
Y ahora para terminar, una gota de filosofía: NINGÚN REENCUENTRO ES COINCIDENCIA.