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La columna del perro

M.V.Z. MIGUEL DÁVILA DÁVILA

EL ABANDONO

El peor de los castigos para un ser vivo es el destierro, el abandono y la indiferencia. Muchas veces, debido al ajetreo de la vida diaria, y a la velocidad con que se vive y se trabaja, hacen que nos quede poco tiempo para relajarnos y atender como se debe a nuestros seres queridos. Pues aunque a veces nos quede un poco de tiempo, nos sentimos cansados, o rebasados por los acontecimientos y el trabajo de ese día que preferimos reunirnos y socializar con personas afines a nosotros, a nuestros trabajos y a nuestras aficiones.

Por desgracia, si esto sucede con mucha frecuencia entre las personas, con mucha más razón existe el abandono para con los animales.

El abandono no significa únicamente que no les demos de comer o de beber o no esté aseado el lugar donde están nuestras mascotas. El abandono creo yo, va mucho más lejos, es decir, algunas personas son dueñas sólo a medias de sus perros o gatos, ya que mantienen a éstos gran parte del día fuera de sus casas, o los sueltan según ellos para que se "desaburran" o para que vayan a defecar en la casa del vecino y no en la propia.

Existen también abandonos sutiles, pues algunas personas compran perros por moda o los reciben de regalo, sin tomar en cuenta la responsabilidad que esto significa, pues los abandonan en el jardín de su casa sin salir casi nunca a verlos o jugar con ellos, mucho menos los sacarán a pasear, pues los ensucia, les lastima la mano con la cadena o bien los hace sudar.

En este mundo globalizado, tendemos a imitar costumbres ajenas a las nuestras por el solo hecho de verlas en la televisión. Eso sí, la imitación de tales costumbres es a la mexicana, pues sólo imitamos lo que vemos, sin tomar en cuenta que sólo son espectáculos arreglados para hacer lucir el conductor, y al querer hacer nosotros tal o cual cosa o consejo, éste no es práctico o no tiene el resultado sugerido en el programa de TV.

Ahora, por influencia de países del primer mundo, a nuestros perros no los entrena una persona, nos los baña y alimenta otra persona, y los saca a pasear otra persona. Me pregunto de quién es el perro, de quién lo tiene en su casa, de quienes los alimentan y atienden.

Por desgracia, sé que éste y otros tipos de abandono para con nuestros seres queridos y para con nuestras mascotas se irán haciendo más comunes y frecuentes con el paso del tiempo, pues repito, éste es uno de los costos que se han de pagar en este mundo de competencia y de adicción al trabajo que nos avienta a un estilo de vida a toda prisa, en la cual la única constante es el cambio, aunque muchas de las veces no sepamos ni para qué, y sólo lo hagamos por inercia, por moda o por imitación.

Y ahora para terminar, una gota de filosofía: PARA QUIEN NO SABE A DÓNDE VA, CUALQUIER CAMINO ES BUENO.

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