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La columna del perro

M.V.Z. MIGUEL DÁVILA DÁVILA

DIOS NO EXISTE En los últimos años han cambiado las cosas, las nuevas generaciones no suelen tener respeto, ni consideración por las personas mayores, ni tampoco están dispuestas a ver por sus familiares, ya sean abuelos, padres, tíos y ni se diga por personas que no sean sus parientes, pero que influyeron ocasionalmente para bien en su formación cuando niños, ni aun cuando recibieron ayuda de ellos. Tampoco suelen ceder el asiento a las mujeres o personas mayores cuando viajan en camión, ni se acomiden a ayudar si éstas necesitan un favor como cargarles algo pesado, ayudarles a cruzar la calle, o no estacionarse en lugares para personas discapacitadas. El otro día un amigo me platicó, que le tocó, presenciar cuando unos adolescentes maltrataban a un perro… después de un rato de observar que no paraban de lastimar al cachorro y al ver que eran como cinco personas con una muy mala actitud y temiendo que lo pudieran agredir también a él, les dijo… “Ya no le hagan nada, déjenlo”… “el perrito no les hace nada”… los agresores por toda respuesta se rieron burlonamente, amparándose en la superioridad numérica y en la impunidad que ahoga a México. Mi amigo como último recurso, ante la actitud desafiante del grupo de cobardes que se amparan al estar en grupo les gritó, los va a castigar Dios… La respuesta de los agresores no se hizo esperar, y a todo pulmón le gritaron también para después retirarse burlonamente… “Dios no existe”. La culpa de los cambios para mal en las nuevas generaciones, recae directamente sobre los padres, pues la educación y los principios “se maman en la casa”. Ahora en lugar de educarlos y corregirlos, los sobornamos con regalos, celulares, computadoras, tabletas o ropa de marca, para que nos obedezcan, o para que no nos reclamen el poco tiempo que pasamos con ellos, pues tenemos miedo a corregirlos porque pueden desobedecernos o incluso enfrentarnos y faltarnos al respeto. Sin duda todo lo anterior es el resultado de haberlos educado sin castigos porque se trauman, sin prohibirles alguna salida porque violamos sus derechos, sin enseñarles poco a poco a ser responsables porque son sólo niños, sin inculcarles el respeto a sus mayores porque ya es obsoleto hacerlo, sin creer en Dios pues nosotros ya no vamos a la Iglesia o al Templo… mucho menos ponerles límites porque no están dispuestos a aceptarlos… si no se tiene respeto por un ser humano, no esperemos que alguien sin principios tenga piedad ni respeto por un perro, “pues es sólo un animal”. Sin el ánimo de ser moralista, recapacitemos cada quien en que fallamos, y ahí encontraremos la clave de lo que está pasando en la actualidad. Y ahora para terminar una gota de filosofía: ESTAMOS, COMO ESTAMOS, PORQUE SOMOS COMO SOMOS.

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