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La columna del perro

M.V.Z. MIGUEL DÁVILA DÁVILA

¿ERES FELIZ?

Al llegar a la casa, el primero que me recibe aun sin verme es mi perro, y lo hace con un amplio repertorio de ladridos y chillidos, y no cesa de hacerlos hasta que no lo saludo. Al ver tal comportamiento, no puedo menos que pensar que una vida sencilla nos lleva a un disfrute pleno de ésta, pues si nuestro perro es feliz o lo hace feliz nuestra sola presencia, una simple caricia, unas cuantas palabras de nuestra parte, sólo un poco de nuestro tiempo, él pues me demuestra que no requiere de nada más para estar bien y de buenas.

Ni qué decir cuando salimos a jugar con él, pues corre, ladra y mueve su cola, sin ton ni son, efectuando sus mejores brincos y cabriolas todo esto, para demostrarnos que es feliz y que vive intensamente el momento que está con nosotros.

La diferencia de un ser humano y un perro en cuanto a cómo vemos y tomamos la vida y sus momentos que son irrepetibles, es abismal.

Tendemos a pensar que el sólo hecho de acumular bienes o poder, nos dará una felicidad permanente y equilibrada.

Cuando deberíamos como los perros de vivir cada día con una intensidad tal como si fuera el último.

Además, al igual que los perros, deberíamos de entender que la felicidad es en ratitos, y cuando ésta llega, debemos de no evitarla, vivirla, demostrarla, disfrutarla y compartirla. También, debemos de buscar, al igual que los perros, la felicidad en las cosas que vivimos a diario, como son un juego, el saludo de un ser querido, la hora de la comida, un simple paseo o aún el sólo hecho de contemplar y vivir un nuevo amanecer.

Las personas tendemos a querer algo y estamos emocionados mientras lo conseguimos, y una vez que lo obtenemos, nos hace feliz sólo unos momentos o unos días para después preocuparnos u obsesionarnos porque las podemos perder, luego vamos en pos de una nueva meta y así sucesivamente sin disfrutar el momento.

No somos como los perros que viven un día a la vez, disfrutando de todo sin preocuparse por el mañana, mientras que a nosotros parece que nos tiene que pasar un evento fuerte y desagradable que ponga todo lo que somos y tenemos en riesgo para intentar cambiar, es decir, que la vida nos cimbre al grado tal que nos haga ver que no vivimos, sino que sólo vamos por la vida sobreviviendo, esperando no sé qué para empezar a vivir.

Por eso, cuando veo a mi perro ser feliz… Aparentemente por nada o por muy poco, ya no estoy tan seguro sobre quién está arriba en la escala evolutiva, si él o yo.

Y ahora para terminar, una gota de filosofía: ¿QUÉ ES MEJOR, TENER EL RELOJ O TENER EL TIEMPO?

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