Una práctica común pero no oficialmente reconocida. (INTERNET)
En Japón existe un lugar llamado ‘la sala del destierro’, existe en cada oficina, aunque no de manera ‘oficial’. Se trata de una habitación a donde se manda a la gente a la que se quiere despedir, poniéndoles a los empleados trabajos sin sentido.
Su existencia fue conocida por el mundo occidental gracias a una historia ampliamente comentada en 2013. Shusaku Tani, empleado de 51 años en una planta de Sony, se la pasaba a diario en ese cuarto, leyendo y navegando en la red, entonces, al final del día, debía hacer un reporte de sus actividades y regresaba a casa, para al día siguiente hacer exactamente lo mismo.
Esto fue así por dos años y la razón es que en el país las políticas de trabajo no ven con buenos ojos los despidos. Tani llevaba en la empresa 32 años, en un empleo que desapareció, reproducir cintas de video y casetes. Después de que su trabajo se volvió obsoleto, la compañía no sabía qué hacer con él y él aparte no aceptó su jubilación.
El nacimiento de estas ‘salas del destierro’ tiene su origen en la posguerra de Japón. Las leyes premiaban a los empleados leales a una compañía y con el tiempo esto no sólo trajo estabilidad económica, sino también una rígida práctica laboral, en donde despedir a un empleado se convirtió en un tabú social.
La publicación ‘Japan Daily’ lo explica así: “Básicamente, las salas de destierro son departamentos donde las empresas transfieren a los empleados sobrantes y les dan tareas insignificantes, inútiles o incluso sin nada que hacer hasta que se deprimen o se desalientan lo suficiente como para renunciar, por lo que no reciben todos los beneficios. Imagínese tener que mirar fijamente un monitor de la TV durante 10 horas cada día para buscar ‘irregularidades en los programas’. Por supuesto, las compañías no admitirían hacer esto, y en lugar de ello crearán títulos genéricos (o incluso creativos) para el trabajo como ‘Centro de Desarrollo de Negocios y Recursos Humanos’ o ‘equipo de desarrollo profesional’”.