LA VOZ DEL DIHABLO
Fue sin querer queriendo. El destino así lo tenía preparado, no es que lo haya estado buscando.
El domingo, en medio de una ardua jornada laboral, veo como a unos cuantos metros de mí se aglomeran compañeros en torno a una televisión cercana. Era la entrega de los Grammy's, evento que desde hace siempre me tiene sin cuidado; no premian ahí a la música que escucho.
Sin embargo, tengo una ligera noción de lo que se trata y he podido corroborar como año con año empeoran y se esmeran en presentar espectáculos horrendos. Es cuestión de gustos.
Este año, la parte de la que me corresponde hablar (sin habérmelo propuesto con antelación) toca dos puntos icónicos del metal: Megadeth y Metallica.
No vivo en otro planeta. Habito la misma faz del resto de los mortales, los que leen estas líneas o los que consumen la música de los Grammy's. Había escuchado / leído que Metallica y Lady Gaga harían "algo" en conjunto, pero no sabía qué, hasta el domingo anterior. Y mejor no hubiera sabido nunca.
Metallica interpretó junto a la cantante pop Moth into Flame, un corte de su más reciente producción, Hardwired… to Self-Destruct. La canción, en un principio, no me parecía mala. Pero después de la reciente presentación en los mencionados galardones, no quiero volver a escucharla nunca más.
¡Qué manera tan vil de arrastrar el prestigio de una banda (cualquiera que sea)! Y la verdad, no me asusta el dueto con un artista pop; ni es la primera vez que se ve algo así ni ahí radica el desastre. De hecho, Lady Gaga fue lo mejor de la presentación, aunque de repente pareciera Gloria Trevi. Pero la producción fue de mala calidad. El micrófono de James Hetfield no se escuchaba, amén de que la voz ya no es la misma que en antaño. La interpretación tampoco se escuchó bien, algo falló. El sonido, la producción… algo. Y no, no estuve esperando el momento de presenciar ese patético show; llegó a mí de manera inequívoca, porque "cuando te toca, aunque te quites".
No se trata de reabrir un eterno debate malgastado entre lo comercial de la música o no; toda música grabada tiene fines comerciales. Hasta Mayhem o Burzum. Se trata de aterrizar bien hasta donde ha caído una banda que en sus mejores épocas compositivas fue capaz de editar trabajos como Master of Puppets o …and Justice for All. Bueno, Lars Ulrich parece todo menos un baterista de un grupo de rock (ya no digamos metal), un productor de cine, leñador, paletero, lo que sea.
Todo cuenta. Y habrá a quien le importe y a quien no. Lo cierto es que el domingo pasado Metallica confirmó su posición dentro de la música pop. Ya no hay regreso. Y que gire el mundo…
El otro punto a comentar de los Grammy's se resume en: Dave Mustaine esperó más de 20 años para ganar un premio de este calibre para que cuando lo anunciaran, le pusieran Master of Puppets de fondo. ¡Tráumenlo más!
La noticia espectacular: King Diamond (¡POR FIN!) en México. Interpretando el disco Abigail completo y algunos de sus más célebres temas. La cita: 6 de mayo, Palacio de los Deportes, Ciudad de México. Ahí nos vemos.
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