Los topónimos generan palabras
En nuestro idioma, hay una gran cantidad de palabras que nacen de topónimos, es decir, que derivan de nombres geográficos, y adquirieron ese nombre por diversas razones. Aquí le citaré algunas. Empecemos por la palabra archipiélago.
Un archipiélago es un grupo de islas, y le confieso que yo siempre había creído que las raíces de la palabra archipiélago eran algo así como "muchas islas", pero no, ahora vengo a darme cuenta que la palabra archipiélago significa originalmente "mar principal".
De hecho, la palabra archipiélago está documentada en Italia en 1268 porque entonces se le llamaba así al Mar Egeo, que está sembrado de islas, y cuyo nombre viene del legendario rey Egeo de Atenas, quien, según la mitología griega, al creer que su hijo Teseo había sido devorado por el Minotauro en su laberinto, se ahogó en este mar.
El vocablo archipiélago es un cultismo que viene del griego archi, que significa superior o principal, y piélagos, que se refiere a un mar. La palabreja (archipiélago) agarró nuevos aires en la segunda mitad del siglo XX cuando apareció con gran revuelo la novela "Archipiélago Gulag", una obra del escritor ruso Alexander Solzhenitsyn que denuncia la estructura de represión del estado estalinista y los inicios de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Veamos ahora el origen de la palabra avellana. ¿Ha probado usted la avellana? Es una sabrosa fruta seca de corteza dura, o sea, un cierto tipo de nuez. De hecho, en la antigua Roma se le dio el nombre que originó el que se ha conservado hasta la actualidad porque se le conocía como "la nuez de Abella", y Abella era una ciudad de la región de Campania, ubicada en el sur de la Península Itálica.
La avellana es el fruto del avellano (lo sospeché desde un principio) y el avellano es un arbusto que puede llegar a medir hasta tres o cuatro metros de estatura. La avellana es muy nutritiva y se usa mucho en confitería, aparte de que posee un alto valor nutricional. Cuando saboree usted algunas avellanas, le recomiendo que les quite el pellejito que cubre la semilla porque es amargo y desluce el delicioso sabor que tiene la semilla.
¿Qué es una bujía? Pues es ese artefacto que enciende la chispa en un motor de combustión interna como el del automóvil. Sabemos que ya los sistemas de los motores modernos utilizan otros sistemas de ignición (la ignición es la acción y efecto de encender algo, es decir, de prenderle fuego), pero todavía sabemos lo que es una bujía y de hecho, todavía falta un buen tiempo para que los motores con este sistema de encendido desaparezcan totalmente.
Bien, pues originalmente la bujía era una vela, sí, una simple vela de cera, ¿y por qué se le llamaba bujía? Pues porque la cera con la que se fabricaban las velas era traída de una población africana llamada así: Bujía o Bugía.
Todavía en las novelas escritas en español antiguo, dice el protagonista: "Déjame encender una bujía porque esto está oscuro como boca de lobo". Así se dice a pesar de que a la boca de los lobos sería más propio llamarle hocico.
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: como dijo2@hotmail.com.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Quisiera saber si hay una regla para el uso de el o la, por ejemplo, al decir el agua o la agua, el alba o la alba, el aguila o la aguila, el azucar o la azucar, etc.
RESPUESTA:
En los casos que usted cita (menos el de la azúcar), a esos sustantivos se les cambia el artículo LA por el artículo EL porque empiezan con A tónica (es decir, con acento ortográfico o prosódico), y si decimos LA-AGUA, LA-ÁGUILA, etc., se oye mal. En el caso de LA AZÚCAR, no es así porque el acento está en la U. Además, este caso es especial porque AZÚCAR es un sustantivo que puede ser masculino o femenino.
Me voy dejándole este viejo y sabio refrán que dice: Siembre un árbol, haga feliz a un perro. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.