UN ENCUENTRO CASUAL CON LA FELICIDAD
¿Cómo se las arregla usted para estar siempre sonriente?, me preguntan algunas personas que ven mis comentarios en la tele. Y uno piensa: ¡uh, si ellos supieran!, pero sin muchos aspavientos les aclaro que yo también como todo el mundo tengo mis momentos de tristeza, de cansancio, de inquietud y malestar, pero creo que no sería justo aparecer en la pantalla sólo para endosar mis amarguras a quienes me hacen el favor de verme.
Yo creo sinceramente que esto puede aplicarse a cualquier situación, dentro o fuera del estudio: la gente que me rodea tiene el derecho de verme alegre. Además estoy convencido de que cuando me muestro sonriente, comunico felicidad a los demás, aún cuando "vaya usted a saber como la estoy pasando por dentro".
Ya he probado muchas veces que al dar felicidad a los demás, ésta a mí también me llega aunque sea "de rebote" y me permite sobreponerme a mis tragedias y sentirme contento.
"Eso es una hipocresía -me dice un amigo señalándome con un dedo acusador- o por lo menos es engañarse a sí mismo. Para sonreír sinceramente debes sentirte bien. Si no es así, te estás haciendo tonto".
Yo pienso en una forma diferente: creo que el que no está muy pendiente de procurarse felicidad para sí mismo y se dedica a procurar la felicidad de los demás, finalmente va a encontrarse "accidentalmente" con la propia. Es como cuando quieres fingir una risa y te empiezas a reír a fuerza, acabas carcajeándote de veras.
"El buen humor es una victoria sobre el propio miedo -dice una reconocida psicóloga- y sobre la propia debilidad. La gente malhumorada suele esconder su inseguridad o su angustia detrás de un modo brusco y distante y con el tiempo eso acaba haciéndose habitual y se convierte en un rasgo de su carácter".
Entonces, si vas haciéndote de un carácter malhumorado, cada vez va a ser más difícil que te brote naturalmente el buen humor porque tú mismo ya te autoetiquetaste y todos los que te rodean saben que tu estado normal es enojado, refunfuñando de todo y de todos.
Así caes en un círculo vicioso: nunca encuentras oportunidad de reír porque siempre estás de mal humor y siempre estás de mal humor porque no encuentras motivos para reírte, pero si te lo propones, con un poco de esfuerzo puedes romper ese círculo. Poco a poco empiezas a aprender a tomar tus problemas, tus miedos y debilidades con un poquito de humor, aprendes a no hacer de todo una tragedia y al mismo tiempo aprendes a reírte de ti mismo.
Todo lo que se hace sonriendo nos ayuda a ser más humanos, a moderar nuestras tendencias agresivas, a comprender a los demás y a comprendernos mejor a nosotros mismos.
ESCRÍBALE A D. JUAN RECAREDO
Comodijo2@hotmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
La palabra adisgusto ¿es correcta para decir que no nos gusta algo? Yo la busqué en el diccionario y no la encontré. ¿La palabra a antepuesta a alguna palabra significa algo? Dalia García González.
RESPUESTA:
La palabra "adisgusto" no existe como tal. Existe la expresión "a disgusto" (en dos palabras separadas) y se aplica efectivamente para algo que no nos gusta, que nos hace estar "a disgusto". La partícula "a" antepuesta a a alguna palabra generalmente es privativa, es decir que equivale a la preposición sin. Por ejemplo una persona "amoral", es una persona que no tiene moral.
Frase condenatoria para terminar: es terrible que alguien que no tiene algo que decir, lo diga ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.