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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Juan Recaredo

Viajando por el norte del país

Viajar en verano por una de las carreteras del norte de mi querido país, especialmente en mi también muy querido estado de Nuevo León, es como hacer un viaje al pasado. Aún cuando las carreteras han ido convirtiéndose en autopistas, y en los restaurantes a la orilla del camino hay destellantes máquinas automáticas expendedoras de refrescos, panecillos y mil cosas más, hay un sello característico que se ha conservado literalmente por siglos: el de las moliendas.

El verano - que por esos rumbos registra calores hasta de más de 40 grados centìgrados - es el tiempo en que se cosecha la caña de azúcar en la región y se lleva a la "molienda" para un rudimentario proceso con el que se elaboran frente al público varios riquísimos productos, algunos derivados directos de la caña y otros relacionados con ella: piloncillos, aguamiel, dulces en conserva y muchas delicias más.

Molienda es la acción de moler, aunque en este caso se trata más bien de exprimir la caña para extraerle su dulcísimo jugo. Es tan dulce que el habla popular lo conoce como aguamiel y el tomarlo así, "recién salidito" del molino, es una experiencia casi religiosa.

El molino es el trapiche, aunque esa palabra de origen árabe no se usa mucho en el norte. La molienda - como le digo - es la acción, pero también es el establecimiento y puede ser el molino tambien, aparato rústico que utiliza como fuerza motriz la de un caballo que atado a un tronco se pasa la vida caminando en círculos para accionar los cilindros que oprimen la caña.

Con el aguamiel, se hacen muchas cosas: por lo pronto, el piloncillo que es un cono de azúcar morena que a su vez sirve para elaborar otras cosas, pero además en sí mismo es una golosina y si se combina con nuez o cacahuate, se le "mata" un poco el excesivo sabor dulce y se le da el toque exquisito de la fruta seca.

A la calabaza, se le hacen varios cortes y colgada en una especie de canasta hecha con mecates, se coloca en un cazo hirviente de miel de caña hasta que se convierte en un postre de sabor inimaginable. Eso es lo que se llama "calabaza en tacha", porque ésta - la tacha - es el aparato en el que con la acción del calor se evapora el líquido y queda la calabaza totalmente compenetrada de la miel… hmmm, se me hace "agua la boca" con sólo recordarlo.

En la molienda (el establecimiento), que paseantes y viajeros se detienen para visitar, encuentran también otros productos regionales como los dulces de "leche quemada", que se fabrican a partir de leche de cabra hervida (hervida la leche, no la cabra) y combinada con abundante azúcar, a los que luego se les puede dar también el toque refinado de la nuez

Así nacieron las "glorias". Una gloria es una bola de leche quemada con pedacitos de nuez que hace honor a su nombre porque literalmente sabe a "gloria". La realidad es que las glorias deben su nombre a una señora que las fabricaba y que se llamaba así.

ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: comodijo2@hotmail.com.

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Mi duda es con respecto a la palabra "primer mundo". ¿Debe escribirse "Primer Mundo" o con minúsculas iniciales? Bernardo Revueltas.

RESPUESTA:

Martínez de Sousa, en el Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas, dice: Se escribe con mayúscula inicial el sintagma "El Tercer Mundo", 'conjunto de países menos desarrollados'. Sin embargo, si es necesario referirse a los demás mundos, se escribe con minúscula inicial: "Los países del primer mundo".

Me despido con esta reflexión: El casco es un sombrero militar… a prueba de ideas. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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