Llegada. Padura vio la luz. 'El hombre que amaba los perros'.
Aunque es uno de los novelistas hispanos más respetados de este siglo, el cubano Leonardo Padura mantiene una capacidad de sorpresa infantil ante los misterios de la escritura y confiesa estar incapacitado para explicar la magia de la creación.
"Me resulta absolutamente misterioso determinar de dónde salen las ideas de las novelas que escribo. Salen de lugares distintos, son acumulaciones de cosas almacenadas y en un punto algo mágico las sacas de la conciencia y dices: 'este es un tema sobre el cual quiero escribir'", asegura en entrevista a Efe el autor de 62 años.
Padura está en México, donde recibió hace unas horas el doctorado honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considerada una de las mejores de Iberoamérica. Fue un reconocimiento a su obra que, según el caribeño, no es el fruto de un talento, sino de una disciplina casi animal a la hora del trabajo.
"No existe la inspiración, el talento existe, hay personas con talento para hacer literatura, pero yo lo que tengo es una gran disciplina y una necesidad expresiva que no se calma nunca. Cuando no estoy escribiendo una novela, escribo cuentos, ensayos, guiones de cine y periodismo, pero siempre estoy escribiendo", confiesa el autor.