Hace más de ocho años, la necesidad de tener una fuente de ingresos hizo que Patricia Silva Torres y su familia, experimentaran la venta de tamales para atender ese antojo que aparece en cualquier época del año y no únicamente en la temporada navideña.
En esa prueba de suerte, Silva descubrió que los laguneros "son muy tamaleros", dice entre risas.
Y es que comenta que el primer día que salió a la calle para ofrecer sus tamales a la colonia Eduardo Guerra, bastaron sólo dos horas para que se vendieran todos.
Así comenzó su aventura. "Empezamos con la venta aquí (establecimiento), en las esquinas, ciertos cruceros importantes, nos íbamos con nuestro diablito y con nuestras ollitas, mesas y a vender tamales… empezábamos en la mañana y nos íbamos a las 5 a 6 de la tarde", cuenta con emoción.
Gracias al apoyo de sus cuatro hijos (dos hombres y dos mujeres) así como el de su hermano, su esposo y un grupo de conocidas, fue que el negocio creció. Tanto que para llevar su producto hasta el hogar u oficina de sus clientes, decidieron introducir la venta casa por casa. Primero fueron en auto, "pero era mucha responsabilidad", dijo, por lo que optaron por comprar triciclos.
Esta idea nació hace tres años y sigue vigente. Ahora son sus hijos quienes salen a la calle a ofrecer sus tamales.
"Abarcamos unos 4 kilómetros a la redonda, abarcamos colonias como: Eduardo Guerra, Jardines de California, La Moderna, El Centro, todo lo que tenemos cerca de nosotros; salen a las 5:00 de la tarde, y llegan como a las 9:30 de la noche, y pues bendito sea Dios nos dicen 'son los de los triciclos, Fiesta Lagunera', ya gracias a Dios tenemos un nombre", dice emocionada.
La especialidad de la casa son los tamales de chicharrón, pues asegura que son una invención propia que después adoptaron otros tamaleros. Aunque comenta que los más pedidos son los tradicionales tamales de rojo, seguidos por los de dulce así como los de pollo verde y de rajas.
"Usamos hoja fresca, hoja verde, la masa tiene su receta secreta, tenemos su amasadora, preparamos el tamal de dulce, es el más laborioso, el más artesanal, les llamamos regalitos, lleva sus pasas, su piña, coco, su canela, vainilla, y es muy vendido", dice Patricia, quien asegura que cada platillo y la masa deben pasar por su estricto control de calidad, que es ella misma.
Este dos de febrero es el más esperado para todos los comerciantes de tamales, pues la venta se dispara todo el día.
Tan sólo en el negocio de Patricia llamado Fiesta Lagunera ubicado en avenida Abasolo 155 poniente en Torreón, se llegan a vender hasta 5 mil tamales, cuando en un día normal son hasta 800 y en un día de baja producción, únicamente 500.
"Es uno de los días más fuertes que tenemos nosotros los tamaleros, la gente desde temprano busca el tamal, en las oficinas, escuelas, las familias por los levantamientos del niño, trae mucha venta", cuenta Patricia, quien comenta que su producción inicia desde las cuatro de la mañana.
Aunque de acuerdo con la comerciante, cualquier época del año es buena para degustar un delicioso tamal.
Tradición. Patricia Silva ha dedicado sus últimos ocho años de su vida, a la venta de tamales. (GUADALUPE MIRANDA)