Un comentario generalizado en la mayor parte de los jefes de familia en el país es la frase 'todo está muy caro y ya no nos alcanza'. Y pareciera que es una oración que se ha mantenido intacta a lo largo de más de 30 años. A partir de la década de los ochentas, México se sumió en una espiral inflacionaria, aparentemente controlada despúés y ahora parece que ha vuelto a surgir. El pago por el trabajo, ¿es suficiente? o en realidad en 30 años el mexicano ¿ha vendido su trabajo barato?
El día de ayer Coparmex presentó su propuesta de cultura salarial a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) donde busca incrementar el salario mínimo de los 80.04 pesos a 92.72 pesos, considerando esta variación como el primer paso de varios hasta que el salario mínimo alcance el rango de los 162.35 y 194.68 pesos al año 2030., De hecho, estas consideraciones de incrementar los salarios se están haciendo desde el año 2015 por importantes grupos de la sociedad mexicana, de hecho un grupo de asociaciones civiles encabezadas por el exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente proponen que antes del 2018 el salario mínimo se establezca en los 94 pesos.
Estos planteamientos nos llevan a hacernos dos preguntas: la primera ¿Actualmente existen las condiciones económicas en el país para incrementar el salario mínimo? Y la segunda ¿Es suficiente el incremento de los salarios en México para mejorar el sistema económico? Antes de responder debemos recordar que para erradicar la pobreza en nuestro país y de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el ingreso familiar debería estar por encima de los 11 mil 291 pesos lo que representaría un incremento de 4.7 veces el salario mínimo
Por su parte, autoridades de la Ciudad de México como el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de esa entidad apoyan la postura del incremento salarial y coinciden en que esta estrategia no necesariamente creará presiones inflacionarias y consideran que los bajos salarios en México son a causa del "dumping salarial" que aplica nuestro país, es decir, que los salarios se han reducido de manera artificial desde hace más de cuatro décadas para facilitar la atracción de inversión y competir en el escenario internacional, y que por cierto es una competencia desleal para con otras naciones, esto debido fundamentalmente a que el esquema competitivo aplicado en nuestro país donde mano de obra barata mas materia prima barata era igual a mayor competitividad se ha agotado.
Este modelo es de finales de los setentas y principios de los ochenta y ya no cabe en el contexto del mundo hipercompetitivo. como lo define René Villarreal.
Este modelo ha sido tan ineficiente para mejorar la condición de vida de los mexicanos que de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Eurostat (el órgano de estadísticas de la Unión Europea) el salario medio de los trabajadores del sector industrial en México respecto de China ha sido desfavorable, pues mientras que en el país asiático en 2005 el salario era de 1.2 dólares la hora y para México de 2.9 dólares, para el año 2016 esta condición había cambiado y China alcanzó los 3.6 dólares por hora y nuestro país redujo el salario medio del sector industria hasta los 2.7 dólares por hora, lo que habla de la pérdida de poder adquisitivo de los mexicanos y muestra la pauperización de los salarios en el país.
Así también, encontramos que en México cada vez hay más personas con salarios bajos, y es que durante la última década se incorporaron al mercado laboral 9.8 millones de personas, donde 5.6 millones encontraron trabajo formal de acuerdo con cifras del IMSS y 2 millones de personas encontraron espacio en el sector informal. Se señala que mientras que los empleos que pagan un salario mínimo como máximo incrementaron en 2.3 por ciento durante el período mencionado, los empleos de uno hasta dos salarios mínimos se incrementaron en 4.6 por ciento, los empleos de más de cinco salarios mínimos se redujeron en un 2.2 por ciento.
Estas cifras hablan de que si bien se han creado empleos, éstos no son ni de calidad ni mejor remunerados, de hecho, los empleos de más de cinco salarios mínimos se redujeron de 4.7 millones de personas a sólo 3 millones de personas.
Según el Observatorio del salario, hace 11 años una persona con posgrado tenía un salario promedio de 24 mil pesos, para 2014 disminuyó a 14 mil 800 pesos, lo que demuestra que el estudiar ya no es una garantía de movilidad económica y social en México; al menos 42 por ciento de la población formada en los campos de la ciencia y la tecnología está desempleada y de los pocos que encuentran empleo sólo el 13 por ciento cuenta con posgrado, el mismo informe revela que la innovación, la ciencia y la tecnología tampoco han logrado ser el motor de la mejora del ingreso en nuestro país.
Dicho de otra manera, el hablar de incrementos salariales no es suficiente, puesto que aún no existen las condiciones necesarias para que este incremento en sueldos sea acompañado por una verdadera transformación del sector laboral en el país. Por sí solo el aumento al salario mínimo no generará las mejores condiciones de vida de la población, pues, aún se requiere impulsar una política industrial que privilegie la innovación y la tecnología que acompañen el incremento de la productividad nacional, es necesaria la incorporación del 54 por ciento de la población informal a la formalidad, pues de nada sirve diseñar políticas públicas que no beneficien a la población interesada. Se requiere el diseño de políticas públicas que permitan proyectar el problema de las pensiones en México que se generará en los próximos 10 años por el nivel de trabajadores que están por su cuenta y no generan condiciones para una vejez segura y el último punto que se debe considerar son las mejoras en las condiciones de la educación superior en México que le den el impulso a los jóvenes que les permita acceder a mejores sueldos mediante un esquema de meritocracia laboral donde los mejores mexicanos accedan a los mejores trabajos.