El bien amado. Lula podría buscar otra vez la presidencia.
Afronta varios cargos por corrupción, la pesquisa por sobornos más grande de la historia de Brasil ha diezmado el partido político que fundó y la sucesora que designó fue impugnada y destituida del cargo.
Sin embargo, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, al que los brasileños conocen simplemente como Lula, lidera los sondeos para las elecciones presidenciales del año que viene y recorre el país para transmitir la idea de que puede traer de nuevo la prosperidad al país más grande de América Latina. "Lula tiene el 'puedo hacer a Brasil grande de nuevo''', dijo Monica de Bolle, miembro destacado del Peterson Institute for International Economics, con sede en Washington.
El regreso de Lula a la política parece tan inevitable para los brasileños como extraño para los forasteros. Pese a los cargos en su contra, el carismático expresidente sigue siendo una figura clave en el país: un exlíder sindical y obrero que luchó por la democracia durante la dictadura del país y luego gobernó durante su conversión en potencia económica global. Su presidencia, de 2003 a 2010, coincidió con un florecimiento económico sin precedentes en Brasil y muchos le veneran por haber utilizado esas ganancias para sacar a millones de personas de la pobreza.
Quizá sea igual de importante que la reciente inestabilidad política y la investigación sobre sobornos han dejado pocos candidatos viables de izquierdas aparte de él.
Aun así, los cargos en su contra arrojan una sombra sobre su posible retorno. Lula dejó el cargo con un índice de aprobación del 87 %, pero un sondeo de Datafolha en diciembre le situaba al frente de una larga lista de aspirantes a la presidencia con un apoyo de al menos el 25 %. Lula está acusado en cinco casos distintos de delitos como aceptar sobornos, tráfico de influencias y obstrucción a la justicia.
Mientras no tenga una condena, intentar bloquear la candidatura de Silva sería inviable a nivel político, dijo Sergio Praça, politólogo en la Fundaçao Getúlio Vargas en Río de Janeiro. Silva ha restado importancia a los cargos en su contra afirmando que tienen motivaciones políticas y si interfirieran con su candidatura tendría aún más munición para denunciar juego sucio, indicó Praça. Incluso si es condenado, Silva podría recibir sólo una reprimenda, dijo De Boller, que también es profesora en la Johns Hopkins' School de Estudios Internacionales Avanzados.
"Brasil tiene estas leyes supuestamente muy estrictas sobre quién puede presentarse a la presidencia", explicó.