Cuenta que se casó a los 16 años y hace 6 quedó viuda, mientras evoca esos recuerdos de su vida, en su cara se vuelve a dibujar una sonrisa. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Con 11 hijos y un “montón” de nietos, (no sabe el número exacto) a sus 82 años, doña Natividad Hernández Quistían, dice que todavía le falta mucho por hacer, “pues más de 80 años no son nada”, comenta al tiempo que suelta una carcajada.
Su jornada en casa empieza a las 6 de la mañana, hora en la que hay que preparar el lonche para los hijos que todavía viven con ella, luego se pone a barrer la calle y regar sus plantas y después regresa a la cocina, pero esta vez para preparar su almuerzo y empezar a hacer el “quehacer”, la casa debe quedar limpia para antes del medio día, incluso hay veces que en una “carrerita” acude a dejar lonche a sus bisnietos a la escuela, que le queda a media cuadra de su casa, pues su nieta trabaja y en ocasiones no puede llevarlo.
Luego llega la hora de la preparar la comida, la cual debe quedar lista a las 2:30. A veces que debe ir al centro a comprar lo necesario para preparar los alimentos; “así como me ve, todavía me puedo subir a la ruta pa’ ir al mercado a comprar, que el chile, el tomate o lo que necesito pa´’ la comida, a mí lo único que me atrasa es el dolor de mi pierna, pero yo sola me hago mis remedios y con eso tengo. Me operaron de una hernia y me volvió a salir, pero ya ni le hago caso”.
Cuenta que se casó a los 16 años y hace 6 quedó viuda, mientras evoca esos recuerdos de su vida, en su cara se vuelve a dibujar una sonrisa.
“En esos años la vida en San Pedro era muy bonita, eramos pobres pero muy felices, porque ahora las nuevas generaciones ya no son como las de antes, ahora hay mucha maldad”.
Por la tarde doña Naty se sienta a “tomar el fresco” en la banqueta de su casa o hay veces que acude al panteón, para “platicar” con su marido, pues aunque ya han pasado 6 años de su partida dice que para ella todavía es muy reciente.
“Fueron muchos años de casados y él me decía; yo quisiera morirme antes que tú para no padecer la ausencia tuya, y ahora cuando voy al panteón le digo; ya ves te fuiste y ahora son yo la que padezco la ausencia tuya”.