Columnas la Laguna Columnas La Laguna Editorial

METÁFORA CIUDADANA

DESTRUCCIÓN DE JOYAS HISTÓRICAS

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ PH.D.

Un grupo de musulmanes ignorantes y fanáticos destruyó la milenaria ciudad Hatra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los yihadistas han arrasado con grandes buldócer monumentos arqueológicos. Previamente habían demolido la ciudad asiria de Nimrud y el Museo de la Civilización de Mosul en la bíblica Nínive, en Mesopotamia.

Dos gigantescos Budas fueron pulverizados en 2001 en el Valle de Bámiyam, después de sobrevivir casi intactos durante 1.500 años. El gobierno islamista Talibán decidió que estas estatuas eran ídolos, contrarios al Corán, por ello ordenó su devastación con maquinaria pesada.

La majestuosa Tenochtitlan, admirada por los conquistadores españoles cuando éstos llegaron a ella, tenía como núcleo político y religioso al "Templo Mayor", fabulosa pirámide con dos altares en su parte superior, todo ello simbolizaba la cosmovisión mexica del universo; el templo entero fue destruido por el salvajismo de quienes lo veían como idolatría y un enemigo a sus intereses religiosos.

La primera característica de un pueblo civilizado es la conservación de sus valores arquitectónicos e históricos, defendiéndolos de cualquier agravio o instinto destructivo, porque la aniquilación es lo que caracteriza, precisamente, a los agrestes bárbaros enemigos de la cultura.

Todas las civilizaciones del mundo han empoderado sus valores históricos en monumentos, templos y esculturas que dignifican la vida de sus habitantes, los ciudadanos buscan conservar con ellos su pasado glorioso; de hecho su sensibilidad humana y social se encuentra en esas obras. Pero los salvajes ignorantes las destruyen, ya sea por razones religiosas o como justificación del progreso.

Estas actitudes representan una auténtica perdida de respeto por los valores sociales, además de un insulto a la sociedad y como agravante, un desprecio por la historia y la identidad de sus constructores, en incluso, odio a la grandeza de las obras que ellos no tienen capacidad de crear.

La devastación del Torreón simbólico de nuestra ciudad se ha consumado; podemos decir al igual que Fray Toribio de Benavente respecto a la gran Tenochtitlan, que sobre nuestra ciudad han caído las plagas de Egipto; pero no como objetos o animales, sino como gobernantes incultos e incapaces de escuchar a la ciudadanía que pedía no destruir esa joya; realmente "les valió" y utilizando su poder aniquilador, unido a su incapacidad de ver el sentido identitario de la obra, la "desmontaron" cortándola desde sus bases; según ellos para guardarla.

Históricamente los monumentos desplazados han sufrido daños irreparables y su valor arqueológico e histórico se vuelve irrecuperable; ¿Por qué no se pudo construir el apeadero del metrobus en torno al Torreón simbólico? ¿Por qué no se optó por comprar algunas propiedades vecinas o se corrió la mencionada estación unos metros para salvar la joya de nuestra ciudad?

A estas autoridades municipales destructoras de nuestra identidad torreonense, quienes al estilo de "El Barzón" nos mandaron a trabajar para seguirles abonado a su inmensa deuda; les contesto: "Pongan ustedes a trabaja el cerebro, no los músculos"; "pongan a trabajar la imaginación de cómo sería la mencionada estación con el Torreón simbólico como núcleo de la misma"; convoquen a los ingeniosos artistas laguneros que podrían haber brindado ideas novedosas, no destructivas; los gobernantes torreonenses antepusieron intereses económicos y/o políticos para tratar de justificar su codicia y soberbia; pronto conoceremos que son los propietarios de los negocios que en esa terminal se van a montar; exactamente igual que los antros de los paseos Morelos y Colón.

¿Qué intereses mueven a historiadores y ciudadanos a defender esa obra? Nuestro amor a Torreón y por ello les garantizo, como amante de la historia y a nombre de muchos historiadores que se oponen tenazmente a esta barbarie, que a todos ustedes, persona por persona: "La Historia ya los está juzgando y no escaparán de su maldición social" sí, serán recordados en nuestros libros, pero como enemigos de Torreón; todos, funcionarios y alentadores; incluyendo al nefasto burócrata que debió, en relación a su cargo, defenderlo y prefirió vender su dignidad por 30 fichas de cobre justificando la destrucción. Al igual que a aquel efesio Eróstrato, rememoraremos sus nombres y hazaña.

Leer más de Columnas la Laguna

Escrito en: Metáfora ciudadana

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas la Laguna

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1320697

elsiglo.mx