"Cumpla con su deber la Representación Nacional y la Patria está salvada y volverá a florecer más grande y más unida y más hermosa que nunca".
Belisario Domínguez: Discurso suicida septiembre de 1913
Durante milenios los déspotas han abusado del poder que les dan las armas y las riquezas y han impuesto, de manera tiránica, su voluntad a los pueblos sin tomar en cuenta ni el sentimiento ni los derechos naturales de ellos. Poco a poco los pensadores y los revolucionarios fueron quitándoles parte de ese poder para llegar a constituir naciones democráticas.
En 1748, Montesquieu escribió su obra máxima: "EL espíritu de las Leyes" en la cual, haciéndose eco de las revoluciones inglesas del siglo anterior y del pensamiento de John Locke, sustentó principios como: "Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder siente inclinación a abusar de él, yendo hasta donde encuentra límites" y continúa: "Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo".
"Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor". En el Estado en que un hombre solo administrase los tres poderes, y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente."
Locke y Montesquieu escribieron en una época en que subsistía la creencia del origen divino del poder real; por ello dieron preponderancia al poder legislativo; al que consideraron como el representante de la voluntad del pueblo expresada en leyes. El Ejecutivo es encargado de dar cumplimiento a dicha voluntad, y el Judicial, juzga los delitos aplicando aquellas. El Legislativo es pues, quien tiene la facultad de examinar las acciones del Ejecutivo y puede acusar a los ministros si considera que no actúan en conformidad con la disposición legal. De ahí la actual preminencia del parlamento inglés; siendo lo más esencial del sistema pluralista, la igualdad en todos los sentidos jurídicos de todos los seres humanos; condición sine qua non, para que exista la democracia.
En los últimos meses en nuestra patria se ha acentuado tanto la desconfianza en las autoridades de gobierno, como en las instituciones, incluida la propia democracia. De acuerdo al Latinobarómetro, una organización civil sin fines de lucro que realiza encuestas en toda América Latina y las interpreta de manera efectiva, el 79% de los mexicanos no cree en la democracia. Por ello estamos viviendo una dictadura donde juegan los roles principales el gobierno y los partidos políticos, encabezados por el más corrupto de toda la historia latinoamericana y seguramente hasta mundial; muy por encima de los partidos nazi, franquista y estalinista; o sea el PRI. Ello independientemente de que tanto la constitución como las leyes amparan una supuesta democracia defendida por los poderes judicial y legislativo; pero que, recordando a Porfirio Díaz, repetiremos con él: "...las teorías abstractas y la efectiva aplicación práctica son a veces, por su propia naturaleza, diferentes. Esto es, cuando se busca más la substancia que la mera forma". Es decir que existe una marcada bifurcación entre las leyes y las acciones del grupo en el poder.
La frase inicial de esta columna, era una desesperada petición del heroico senador chiapaneco contra la dictadura de Victoriano Huerta; hoy el senado de la república, festina la entrega de una medalla con el nombre de ese gran patriota, al mismo tiempo que ofrece cabida y protección a acciones denigrantes como el nombramiento de fiscales corruptos y remoción de los excepcionalmente honestos. Y qué decir de las cámaras de diputados de los estados, serviles y zalameros vasallos que se pelean por ser primeros sumisos en lamer los zapatos del tirano en turno.
La cámara de diputados de Coahuila se ha distinguido por su abyección y envilecimiento al avalar todas las iniciativas que recibe de su sátrapa, única voluntad válida en todos los sentidos; quién en sus últimos estertores como autócrata, ha implementado lo mismo consejos a modo como el IEC; el de anticorrupción; que magistrados por 15 años; o el refinanciamiento de la deuda para insolvencia del estado; todo ello para blindar de manera absoluta su retirada, sin peligro de persecuciones posteriores; los cargos son al mismo tiempo compensaciones por servicios personales, que no públicos, que una regalía que exigirá como contraprestación, una permanente protección a todos los funcionarios corruptos que salen del poder.
Pero, además de protegerse quien deja, por lo pronto el poder directo, (ya él se encargará de mantenerlo en lo oscurito) busca incapacitar a la ciudadanía consciente de la problemática social vigente y continuamente emergente, con la aciaga ley que establece cárcel a quienes bloqueen vías públicas al manifestarse. El nuevo código penal de Coahuila retrocede casi medio siglo al imponer penas de prisión a quienes exijan sus derechos en la calle; so pretexto de violencia, que el mismo estado ladino, de manera marrullera ocasionará a través de sus líderes barriales, quienes atacarán a los manifestantes para justificar el encarcelamiento de los ciudadanos demandantes.
La verdad sea dicha; México no sólo no ha avanzado en materia de democracia; con el "Nuevo PRI", idéntico al viejo, mismo estilo y similar DNA; ha retrocedido sustancialmente y hoy enfrenta un futuro negro en las elecciones de 2018, con un arbitraje electoral muy cuestionado y sin esperanzas que el judicial actúe honesta y justamente.