— George Orwell
El profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago, John Mearsheimer, en su obra más reciente "Por qué mienten los políticos", recoge algunos de los casos emblemáticos en los que presidentes de EE.UU. han mentido a sus ciudadanos. Afirma en ella que "Los líderes mienten a veces por razones egoístas, pero también porque en ocasiones hay buenas razones estratégicas para faltar a la verdad, bien sea ante otros líderes, bien ante el pueblo". Esboza, además este politólogo que los líderes están convencidos, y así sienten creer, de que mienten por el bienestar de su país. Mienten, además, porque creen que hay que defender a la nación de alguna amenaza que la ciudadanía nunca entendería en su magnitud y urgencia con un discurso honesto. Pero también, "los líderes mienten porque la opinión pública no va a castigarlos por sus engaños si los resultados de éstos resultan siendo exitosos".
En México nos hemos venido acostumbrando a que los políticos nos hablen con frases sutiles que encierran falacias disfrazadas de verdades; hoy ya nadie confía en nadie; la duda ha llegado a las casas mismas entre miembros de la familia; los estudios de medición de la confianza en las instituciones sociales, políticas y hasta académicas o religiosas en México obtienen calificaciones reprobatorias. Pero menos enmienda la plana cuando las más altas autoridades del país, del estado y del municipio insisten en sus medias verdades que todos descubrimos que son cortinas de humo de grandes mentiras.
Los mismos medios de comunicación, ya tan desprestigiados en el pasado, han venido ocupando el banquillo del acusado al saberse que, solamente la presidencia de la república, ha invertido en ellos, más de 48 mil millones de pesos en lo que va del sexenio para cuidar su imagen, fortunas que han ido a parar a los más deshonestos comunicadores de la vida nacional. Similar, aunque en menor cantidad, pero mayor proporción a sus ingresos, están los gobiernos de los estados, destacando Coahuila entre los más abusivos del erario, independientemente de carecer de recursos tanto para pagar la inmensa deuda existente, como para terminar o al menos avanzar obras iniciadas y prácticamente abandonadas como las calles sin pavimentar, algunas simplemente enchapo potadas para "taparle el ojo al macho"; metrobus o el interminable teleférico, solamente para citar unos pocos.
Con un lenguaje bosquejado para embabucar al pueblo, en el que las mentiras parezcan auténticas verdades, cada día nos reciben los gobernantes para educarnos en la mísera realidad falseada y coloreada según sus oscuros intereses. Así escuchamos esta semana aquello de que: "No se despisten con el candidato" expelió el ejecutivo federal al referirse a los elogios vertidos por su inseparable amigo, Luis Videgaray en honor del candidato difuminado de él mismo; será que no quiere tener problemas por adelanto de campaña. Asegura esperar tiempos legales y acreditaciones de su partido, como si algunos de estas dos fueran indispensables, sabiendo que tiene control absoluto tanto del INE como del PRI.
Otra patraña pública se vivió esta misma semana cuando enrique peña nieto presumió que ahora el salario mínimo, en unos días será de 88.36 pesos y que al principio de su sexenio era de solamente 60 pesos; muy real; pero atreverse a deformar la verdad diciendo que nunca se había dado un aumento tan alto, es ofensivo a la dignidad del trabajador y de la inteligencia del mexicano; Lo que si se le olvidó, fue comparar que mientras los ingresos subieron un 47%, la gasolina pasó de 10.36 en 2012 a 18.19 en 2017; por lo que ahora cuesta un 75.57% por ciento más, es decir, un 28% arriba del aumento salarial; ¿qué festina pues el presidente?, ¿la pauperización del mexicano?
Pero suponiendo sin conceder que aquello fuese una verdad tres cuartos, resulta que el Índice Nacional de Precios al Consumidor determinó que la inflación en 2017 alcanzó un nivel de 6.59 anual en la primera quincena noviembre; y aún faltan tres quincenas que a un promedio de .33% quincenal, alcanzaría un 7.53% sólo este año, lo que pulveriza dicho aumento; esa sí es realidad; ahora bien, no hemos considerado las cuestas de enero y febrero 2018. Más verdades a medias que suenan a mentiras. Pero la farsa continúa cuando la CTM solicita la desaparición de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y pide buscar otro mecanismo para fijar el incremento a los salarios mínimos en el país; un organismo que garantice un salario remunerador, y de inmediato quien regurgitó fue el secretario de Economía, al asegurar que no es problema que la inflación haya crecido casi un 7% en lo que va del año, que ello no significa que en México surja un "disparo inflacionario". De verdad sr. Secretario: díganos honestamente ¿Qué tan idiotas cree que somos los mexicanos?
Y así podemos seguir con más embustes; como el de la "Reducción de la delincuencia"; misma que tras el bullying que sintió el presidente y su fuerte regaño a las organizaciones de la sociedad civil, surgieron datos precisos y contundentes como que en octubre fueron asesinadas 2 mil 764 personas; hechos de extrema violencia que nos hicieron recordar aquel verso del himno nacional original: "tus campiñas con sangre se rieguen,: sobre sangre se estampe su pie", sí, pero esa sangre no sería de mexicanos, sino de extranjeros invasores; menos aún de mexicanos inocentes, como los de Allende Coahuila y los que este sexenio están cayendo. Lo que no acaban de ver los gobernantes, uniendo los temas de esta metáfora es que la inseguridad surge como resultado de un sistema desigual.