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METÁFORA CIUDADANA

USO DICTATORIAL DE LAS FUERZAS ARMADAS

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ PH.D.
"El Gobierno Nacional, sabrá, cueste lo que cueste, hacer la paz"

— Victoriano Huerta 1 de abril de 1913

El ejército mexicano se ha caracterizado siempre por su origen popular; nacido de los vientres más humildes, nutrido por un ancestral cariño, su comunión con el pueblo es umbilical. Bajo el porfiriato se conformó un ejército profesional, entrenado y armado modernamente; utilizado por la cúpula en el poder para asegurar sus riquezas a costa de la sangre de soldados, muchos de ellos reclutados por medio de la leva, como relata la novela de lectura obligada: "Tropa Vieja" del lagunero Francisco Urquizo.

Aquel ejército porfirista en un primer momento y, gracias a la oportuna renuncia de su creador, mantuvo una dignidad castrense admirable, aceptó a Madero como presidente y lo defendió contra tres rebeliones: Felix Díaz; Bernardo Reyes y Pascual Orozco. Pero, durante la decena trágica, el traidor Victoriano Huerta lo prostituyó; lo obligó a abandonar su lealtad a las instituciones. Tras el asesinato de Madero; Carranza se levantó contra Huerta sublevando legítimamente millones de mexicanos contra su dictadura. El "chacal" respondió utilizando al ejército, brindándose facultades extraordinarias para destruir a la ciudadanía que no estaba de acuerdo con su manera de gobernar. Ante esa fatal decisión, el congreso, conformado por honestos y patriotas legisladores, se negó a apoyarlas y se opusieron. Huerta ordenó desaparecer, en octubre de 1913, la XXVI Legislatura y decenas de diputados fueron encarcelados, incluso, varios de ellos asesinados. Como protesta un Senado honrado voto su propia disolución.

Posterior a la revolución se conformaron diferentes fuerzas militares con carácter profesional; mismas que, bajo los regímenes priistas fueron utilizadas para acabar con grupos de ciudadanos que protestaban contra la "dictadura perfecta"; como el 2 de octubre de 1968. En lo que lleva esta administración federal, el ejército ha sido conducido a realizar crímenes de lesa humanidad: Tlatlaya, como ejemplo.

De acuerdo al primer artículo de la ley orgánica correspondiente: El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, son instituciones armadas permanentes que tienen las misiones generales siguientes: I. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; II. Garantizar la seguridad interior; III. Auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas; IV. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y V. En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.

Días después de los terremotos de septiembre, la retórica peñista, de manera constante, agradeció únicamente a las fuerzas armadas su labor en beneficio de los damnificados, algo real, pero llamaba la atención que poco o nada hacía alusión la increíble labor de la ciudadanía que se volcó multitudinariamente a ayudar. Maliciosamente se olvidó de las numerosas brigadas populares que rescataron a cientos de sepultados, utilizando sus manos, su audacia y valentía; si, en mucho hombro con hombro con el ejército. Sobre esta táctica perversa se empezaba a intuir una jugada maquiavélica de restar importancia a la sociedad civil y exagerar los logros militares. La respuesta llegaría pronto con la Ley de Seguridad Interior.

Lo primero que llama la atención de esta ley es: ¿Por qué basa su observancia en una norma secundaria y se abstiene de fundarse en la Constitución y en la Declaración de los Derechos Humanos, normas máximas? En todo el texto se repite que habrá respeto a los derechos humanos; pero en las atribuciones se maneja otra fortaleza del estado, muy propio de la forma como se comporta el actual ejecutivo, sus secretarios y candidato; mucha teoría política positiva y terrible ejecución ilegítima de sus acciones.

Se hace un uso maquiavélico del artículo 29 constitucional que permite la suspensión de garantías individuales, procedimiento ya superado en naciones democráticas y no utilizado en México desde la segunda guerra mundial; o sea, se hace uso de la Constitución en cuanto favorece al fascismo priista, pero se niega valor a los derechos del ciudadano. Más terrible es su Artículo 16. Que intimida con: "En aquellos casos en que las amenazas representen un grave peligro a la integridad de las personas... el presidente de la república bajo su estricta responsabilidad, podrá ordenar acciones inmediatas de las fuerzas armadas". ¿Quién dice esta espuria ley que va a tomar esa decisión? ¿Un presidente que confunde pueblos con capitales de estado o crea nuevas entidades? ¿Que no puede leer un discurso escrito con palabras como se pronuncian en inglés o que confunde los verbos y cae en vicios de dicción continuamente?

Esta ley de Seguridad Interior destruye por completo el contenido del artículo 39 constitucional sobre la soberanía popular; la cual tiene su origen en la constitución de Apatzingán promulgada en 1814; por lo que esta normativa constituye una traición histórica al pueblo. Así mismo viola el Artículo 129 que específicamente dice: "En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar".

Históricamente debemos reconocer que militarizar al país es contraproducente; lo que se logra es violentarlo más; pareciera que esta ley la escribió el propio Victoriano Huerta, y que, el actual ejecutivo federal, busca tener aquellos mismos poderes controlando al congreso y lográndolo. El senado, sordo al clamor ciudadano y de organismos de derechos humanos; maquilló levemente la ley enviada por su cámara cómplice; manteniendo intactos los agravios a la dignidad popular y la regresó a este para qué, en menos de una hora, la aprobara y la enviara al presidente para su promulgación. No aprendieron nada del congreso de 1913.

Este fin de semana México volvió al totalitarismo y a la ausencia de garantías humanas; recordemos a Ricardo Flores Magón: "Nada es tan desalentador como un esclavo satisfecho"; entonces es importante que clamemos y exijamos el respeto a nuestra soberanía popular, la movilización social a través de la participación ciudadana contra esa ley es el punto de inflexión de la dictadura que busca posesionarse en y de México.

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Escrito en: Metáfora ciudadana

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