Riesgos. Cada vez las lluvias que afectan a nuestro país llegan con más intensidad y provocan pérdidas humanas como materiales.
La temporada de huracanes arranca este 25 de mayo con la previsión de que será un año promedio de lluvias, que las mayores precipitaciones ocurrirán entre junio y septiembre, y que hay menos de 50% de probabilidad de que ocurra el fenómeno climático de "El Niño", durante el último trimestre de 2017.
Este pronóstico, sin embargo, no deja de lado la preocupación de los expertos sobre la vulnerabilidad del país frente a lo que llaman riesgos hidrometeorológicos extremos, como las tormentas tropicales, inundaciones y sequías.
Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil, informó que tanto la temporada de invierno como el inicio de la temporada de huracanes han sido atípicas este año, pues han ocurrido granizadas, lluvias, vientos fuertes y rachas "impresionantes".
El evento más reciente fue la tormenta tropical "Adrián", que inauguró de manera adelantada la temporada de huracanes en el país, a consecuencia de las temperaturas superiores a 30 grados centígrados en la zona del Océano Pacífico.
"Este tipo de temperaturas siempre favorecen la aparición de eventos extremos", dijo Víctor Hugo Alcocer Yamanka, subdirector general técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante una reunión de la Cátedra Unesco en Riesgos Hidrometeorológicos, organizada por la Jenkins Graduate School de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).
Allí los expertos advirtieron que México ocupa el lugar número 8 en la lista de los 10 países más afectados por desastres naturales en el mundo.
A causa de estos, en dos décadas el país reportó 12,378 muertos, 55 millones de personas afectadas, 2.8 millones de viviendas dañadas y 241,463 destruidas, de acuerdo con datos de la Cátedra Unesco en Riesgos Hidrometeorológicos.
Aunque la Comisión Nacional del Agua (Conagua) prevé que este 2017 será un año promedio en lluvias, expertos ambientales recomiendan seguir reforzando la política de prevención de desastres en el país.
"El clima será cada vez más extremo y la seguridad hídrica de la nación depende en buena medida de la prevención y la gestión de los riesgos hidrometeorológicos", dijo Polioptro Martínez, director de la cátedra y académico del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).
Los riesgos hidrometeorológicos son procesos naturales provocados por el transporte de materiales como agua, tierra, lodo y rocas, que pueden modificar el paisaje y están asociados con la variabilidad de las condiciones meteorológicas, de acuerdo con la definición de la Conagua.
Son tan complejos que falta mucho por hacer para fortalecer el pronóstico y su prevención, afirmó Martínez. Por eso "requerimos la mejor ciencia, tecnología e innovación para atender estos riesgos", dijo.
En México las autoridades afirman que el país ha dado pasos importantes en la prevención de riesgos y está preparado para enfrentarlos con herramientas como el Sistema de Alerta Temprana, el Atlas Nacional de Riesgos, programas de contingencia hidráulica y una política estricta de manejo de presas.
Desde 2013 se creó la Comisión Intersecretarial para la Atención de Sequías e Inundaciones, en donde participan diferentes dependencias para hacer frente a las situaciones de emergencia derivadas de riesgos hidrometeorológicos, afirmó Alcocer Yamanka, de la Conagua.
Derivado de esta comisión nació el Programa Nacional contra la Sequía y el Monitor de Sequías. De hecho, una nueva versión de este instrumento será presentado próximamente, aseguró.
"A diferencia del anterior, este no solo reportará el grado de sequía, sino también el grado de humedad que hace falta", dijo el funcionario.
SEQUÍAS SIGUEN LATENTES
La sequía no es un tema menor para México y también está considerada un riesgo. Entre 2011 y2013, 90% del territorio nacional padeció escasez de agua y más de 70% reportó sequía severa, con afectaciones extensas, de acuerdo con la Conagua.
El periodo más crítico ocurrió en marzo del 2012 y sus efectos pudieron controlarse gracias a las tormentas simultáneas "Ingrid" y "Manuel".
Ahora hay una situación crítica en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, en la presa Benito Juárez, que se encuentra a 14% de su capacidad, pero la Conagua asegura que ya se están tomando medidas.
Por eso Alcocer Yamanka consideró que a México lo afectan y benefician al mismo tiempo los eventos climáticos extremos, ya que arrojan humedad que favorece las precipitaciones, especialmente en la zona norte del país afectada por la falta agua.
Actualmente, de cada 100 milímetros de lluvia, 73 regresan a la atmósfera, 21 escurren y sólo 6 se infiltran, dijo el funcionario.
De hecho, el promedio nacional de precipitaciones en el país ronda los 740 milímetros al año. Esta baja disponibilidad obliga a hacer esfuerzos para lograr la suficiencia de agua con acciones de prevención frente a riesgos hidrometeorológicos extremos, explicó.
La Conagua informó que entre el 1 de enero y el 7 mayo incluso ha llovido 29% menos que la media nacional promedio, con excepción de Baja California, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas, donde ha llovido por encima del promedio.
México prácticamente se parte en dos en disponibilidad de agua, explicó. "El centro y sureste tienen una altura de precipitación superior al promedio nacional y la parte norte carece de lluvias".
Agregó que al encontrarnos justo en la franja de desiertos del mundo favorece las sequías, pero también es una zona que combina la temperatura cálida del mar, vientos y bajas presiones que provocan ciclones tropicales, los cuales llegan al territorio nacional por ambos océanos.
Sólo 2016 se formaron 22 ciclones tropicales en el Pacífico y 16 en el Atlántico, de acuerdo con la Conagua.
OCASIONAN MáS PÉRDIDAS
La ONU considera que los riesgos hidrometeorológicos son los que ocasionan más pérdidas de vidas en el mundo y efectos económicos. Con base en cifras del Banco Mundial, calcula que los desastres naturales tienen un costo para la economía mundial de 520,000 millones de dólares al año.
En México, entre 2005 y 2014 hubo 54 desastres naturales que arrojaron pérdidas estimadas en 26,000 millones de dólares, afirmó Martínez.
Durante el mismo periodo, 87% de los desastres naturales estuvo relacionado con el clima, con costos para el mundo de 1.4 trillones de dólares, 1,700 millones de personas afectadas y 700,000 muertes.
"Mientras en la década de los 50 se registraron apenas 23 desastres, en el periodo 2000-2008 se registraron 354.15 veces más que apenas unas cuantas décadas atrás", dijo el académico de la UDLAP.
La ONU también afirma que sólo en 2016 hubo 445 millones de personas afectadas en el mundo y 24 millones más caen cada año en pobreza a causa de los desastres naturales.
A pesar de lo anterior, el año pasado sólo 8,000 personas perdieron la vida a causa de este tipo de eventos, gracias a las acciones preventivas impulsadas en el mundo a través del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, el cual representa el mayor acuerdo internacional no vinculante, adoptado por todos los países miembros de la ONU en 2015.
Los cuantiosos daños no sólo están asociados a fenómenos naturales de gran escala, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
"Desastres de menor escala, pero mayor frecuencia generaron hasta la mitad de las pérdidas humanas producto de desastres en América Latina y el Caribe entre 1990 y 2014", anota un estudio de la FAO y la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres (UNISDR).
De acuerdo con este documento, elaborado como base para una estrategia regional de gestión de riesgos para el sector agrícola de América Latina y el Caribe, en la región ha habido un incremento en las pérdidas asociadas con desastres de pequeña escala, conocidos como "fenómenos extensivos".
Estos, a diferencia de los fenómenos intensivos que causan impactos mayores, son eventos de pequeña escala, pero alta frecuencia que generan menores pérdidas de vidas (menos de 25 víctimas fatales) y daños a la infraestructura (menos de 300 viviendas destruidas.
Sin embargo, entre 1990 y 2014, por cada evento intensivo hubo 177 eventos extensivos, anota el documento. Estos "desastres silenciosos" ocasionaron más de la mitad de pérdidas humanas (22,400 personas) en ese periodo y afectaron a 90% del total de las personas que padecieron algún tipo de desastre natural (115 millones).
"Este tipo de desastres socavan la capacidad de recuperación de las personas y de los sistemas agrícolas, incrementando su vulnerabilidad con cada nuevo golpe", explicó Anna Ricoy, oficial de Gestión de Riesgo de la FAO.
Martínez, de la UDLAP, consideró que estos datos son suficientes para hacernos pensar y trabajar arduamente en la reducción de estos riesgos y para que México centre su atención en un problema que no sólo es grave sino creciente.
