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México-EU: Las puertas que hay que tocar

LA CANCILLERÍA MEXICANA DEBE SER LA QUE ENCABECE UNA ESTRATEGIA GENERAL HACIA EL NUEVO GOBIERNO

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AGENCIAS

El perfil que va mostrando lo que será la política exterior de Donald Trump exigirá cambios y ajustes muy importantes en el gobierno de México. En las audiencias de confirmación de los miembros del gabinete del nuevo presidente de Estados Unidos quedó claro que los asuntos mexicanos no serán prioridad ni se les dará seguimiento en el Departamento de Estado, como era tradicional, sino en el Departamento de Seguridad Interior de ese país.

Esto quiere decir de entrada que si el canciller Luis Videgaray toca la puerta de su contraparte natural, el ingeniero Rex Tillerson, saldrá de sus reuniones sin haber abordado los temas más sensibles para el futuro de México. Por el contrario, si acude a las oficinas del general John Kelly, secretario de Seguridad Interior, podrá tocar todos los asuntos relevantes para nuestro país, salvo las cuestiones comerciales. Lo anterior implica que si Videragay se ciñe al libreto del protocolo y la diplomacia formal, su eficacia como canciller se verá notoriamente mermada. Por el contrario, si empieza a tocar las puertas que debe tocar, en Seguridad Interior y el Departamento de Comercio, estará incursionando en las áreas de responsabilidad de Gobernación y la Secretaría de Economía, pero podrá negociar las cuestiones medulares de la agenda bilateral.

En teoría y deseablemente en la práctica, la Cancillería mexicana debe ser la que encabece una estrategia general hacia el nuevo gobierno norteamericano, pero si lo hace debe contar con un mandato claro del presidente de la República para que las piezas del rompecabezas mexicano se alineen de acuerdo al plan maestro que nos urge tener.

Las dos figuras clave del nuevo gobierno estadounidense para México serán el general Kelly y el asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, otro militar. Al primero le corresponden asuntos cruciales para México como la protección de la frontera -llámese el muro- y el control de las cuestiones migratorias. Le corresponde también atender el narcotráfico, el flujo de armas y los esfuerzos en contra del terrorismo. De momento él es la pieza central en el gobierno Trump para México.

En la costumbre mexicana, el enlace natural con ese personaje es el secretario de Gobernación, que también de nuestro lado tiene a su cargo las cuestiones migratorias y de seguridad, pero aquí está el reto y el secreto para México: si Gobernación se encarga de las negociaciones con Seguridad Interna, no habrá forma de introducir los temas comerciales, financieros, de inversiones o geopolíticos que le interesa defender también a nuestro país, y aunado a esto, si nuestro canciller se circunscribe a la órbita del Departamento de Estado, logrará poca atención y pocos resultados. Las encomiendas centrales de Tillerson se concentran en Medio Oriente, el islam radical, China, Rusia y el programa nuclear de Corea del Norte, inclusive en la OTAN que tiene los nervios de punta.

La visión mundial de Trump parte del centro del mundo, es decir, de EU para afuera. Los temas que más interesan a su administración con el resto del planeta son los que inciden más directamente en la vida de los norteamericanos. De ahí nace la maldición que ha caído sobre México porque es nuestro país el que más influye en la vida cotidiana de los vecinos.

México está presente en la cultura, la gastronomía, la migración, las drogas, millones de productos, la construcción, la agricultura y hasta en el servicio doméstico. En lo que influye poco y es una lástima, es en la influencia de los mexicanos o mexicano-americanos en la política nacional estadounidense. Los mexicanos están organizados en clubes de oriundos, federaciones por estado y organizaciones civiles que cultivan las tradiciones, celebran el día del Grito y a la Virgen de Guadalupe, pero a diferencia de los judíos, los italianos o los irlandeses, no han sido capaces de conformar grupos de presión política para la defensa de sus intereses y menos aún para el país que dejaron atrás.

Además de México -que, insisto, es visto en Washington como un asunto eminentemente interno- la administración de Trump pondrá el acento en China. El magnate sabe que el gran competidor internacional en las manufacturas y el manejo de las finanzas es el gigante asiático. Aquí el reto es distinto: para México, el mercado norteamericano representa 85% de nuestras exportaciones, mientras que para los chinos apenas alcanza 9%. China puede vivir mañana sin los estadounidenses (salvo por la cantidad enorme de bonos del Tesoro que tienen) mientras que para México, sustituir a EU como socio comercial no es una opción realista en el corto y mediano plazo.

Para negociar con China desde una posición de fuerza el equipo de Trump ha encontrado un fuerte aliado en Rusia. El juego mundial en realidad se circunscribe a estas tres potencias. Si Washington y Moscú forjan una buena alianza, China será el país más afectado políticamente. De la mano de Rusia Trump puede lograr el doble propósito de asestar un golpe severo a China, pero también al enemigo número uno de ese país que se llama el islam radical.

El acercamiento entre Rusia y EU será el asunto más relevante a seguir en los años venideros para la política global. De ese binomio, bien manejado, se desprenden posibilidades inéditas para pacificar Siria, combatir el terrorismo y atenuar la amenaza nuclear. Sin embargo, existen también graves riesgos detrás de esta alianza. En ese ánimo de amistad, Rusia podría sentirse con licencia de continuar con su política expansiva; después de Crimea y partes de Georgia, seguirse de frente con los pequeños países del Báltico y algunos de los ex satélites soviéticos en Asia Menor. ¿Cómo respondería Estados Unidos ante anexiones de este tipo?

En este escenario y siendo México el país probablemente más afectado por la llegada de Trump, las opciones de política exterior para nuestra nación se abren de par en par si sabemos capitalizarlas. Podemos forjar alianzas interesantes y productivas con otros "huérfanos" del mundo, entre ellos los países europeos y algunos asiáticos clave como Japón y Corea, pero ello dependerá de la decisión más importante que tiene nuestra política exterior: si seguimos centrando nuestros vínculos internacionales en EU o nos aventuramos a descubrir el resto del mundo.

Brilla gabinete... por riqueza

Con una fortuna conjunta de 4 mil 500 millones de dólares, el gabinete de Donald Trump será el más rico en la historia moderna de Estados Unidos.

De acuerdo con un análisis de Forbes, el equipo del Presidente electo es 60 por ciento más millonario que el de Barack Obama.

El gabinete de la actual Administración suma 2 mil 750 millones de dólares, de los cuales 2 mil 500 los posee una sola persona: la empresaria Penny Pritzke, actual Secretaria de Comercio.

Entre los más ricos del próximo gabinete destaca Wilbur Ross (Comercio), inversionista y ex banquero cuya nómina también asciende a 2 mil 500 millones de dólares, según Forbes.

El segundo lugar de la lista lo encabeza Betsy Devos (Educación), con mil 125 millones de dólares, y le sigue el CEO de la petrolera ExxonMobil, Rex Tillerson (Canciller), con 325 millones de dólares.

La brecha se haría aún más grande si se considerara a los nominados por el magnate estadounidense para puestos de menor nivel en el gobierno.

Es el caso de Todd Ricketts (vicesecretario de Comercio), con una riqueza de 5 mil 300 millones de dólares; Vincent Viola (Secretario de Guerra), con mil 800 millones de dólares, o Linda McMahon (Administradora de Pequeños Negocios), con 500 millones de dólares.

Aun así, la estimación de Forbes está entre las más conservadoras.

Para Bloomberg, el valor del gabinete de Trump ascienda a 6 mil millones de dólares, mientras que CBS estimaba en diciembre pasado que sería de 14 mil 500 millones de dólares.

La variación de las cifras se debe, sobre todo, a que otros medios toman en cuenta el valor total de las fortunas familiares. (Agencia Reforma)

De halcones y de migrantes

El día del Apocalipsis ha llegado. Donald J. Trump (Nueva York, 14 junio 1946) toma posesión el 20 de enero como el presidente número 45 de Estados Unidos. Su gobierno está repleto de conspicuos representantes del poder económico, político y militar.

Trump asegura que México se aprovecha del sistema migratorio estadounidense para exportar crimen y pobreza a EU. El gabinete de seguridad, liderado por cuadros militares como el almirante John F. Kelly (Seguridad Interna, DHS), y el marino retirado Mike Flynn (consejero de Seguridad Nacional NSC), junto con el senador Jeff Sessions (Departamento de Justicia) ha desplegado una ofensiva en cuatro ejes:

a)La seguridad fronteriza y la construcción del muro en la frontera con México; b) La deportación de indocumentados; c) los gravámenes a las remesas y los impuestos a las exportaciones mexicanas; d) la anulación de las acciones ejecutivas de protección temporal a los dreamers.

Flynn y Kelly han reforzado la criminalización de los migrantes, equiparándolos con la amenaza terrorista. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza dependen de Kelly. Con o sin muro, endurecerá los controles migratorios y aduaneros. Su estrategia será multinivel, con despliegue de tecnología sofisticada, externalizando el perímetro de seguridad estadounidense '2 mil 400 km al sur de la frontera', hasta el límite México-Centroamérica. Sessions usa el lenguaje racista de los supremacistas blancos. Fue acusado por el representante John Lewis de manipular la ley para violar los derechos civiles de los afroestadounidenses y de los pobres. Sessions se propone dejar sin protección a los 800 mil migrantes que se acogieron al programa DACA

Los migrantes que corren más riesgos son quienes trabajan en el sector servicios, más expuestos que los trabajadores agrícolas y quienes proceden de estados de migración reciente, como Chiapas, Veracruz y Yucatán, menos cohesionados que los originarios de estados de migración histórica como Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Zacatecas.

¿Por qué Trump se ensaña contra los migrantes mexicanos y centroamericanos? Porque puede. (Carlos Heredia Zubieta)

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