El joven aprendiz de seductor le preguntó a Don Juan cómo debía actuar antes de hacerle el amor a una mujer, y cómo debía comportarse después de habérselo hecho.
Le aconsejó el sevillano:
-Antes debes oírla. Después también.
-No entiendo -se desconcertó el muchacho.
Le explicó Don Juan:
-Nada le gusta tanto a una mujer como ser escuchada. Cuando le vayas a hacer el amor a una óyela primero. Te dirá naderías que para ella son toderías. Ármate de paciencia; resiste tus impulsos y finge que te interesa lo que dice. Ese será el mejor preludio que le puedes dar al acto del amor. Al terminarlo vuelve a oírla. Otra vez te dirá naderías. Resiste ahora las ganas de echarte a dormir y finge nuevamente que te interesa lo que dice. Ese será tu mejor agradecimiento para ella.
El aprendiz de seductor meditó las palabras de Don Juan, y supo que tenía muchas cosas qué aprender acerca del amor.
¡Hasta mañana!...