La verdad es que el Señor no iba a hacer al gato.
Hizo al tigre, pero cuando acabó de hacerlo cayó una fuerte lluvia que mojó el felino, y lo encogió.
La verdad es que el Señor no iba a hacer la Tierra.
Pero hizo al avestruz, y le preocupó que el pobrecito no iba a tener dónde meter la cabeza.
La verdad es que el Señor no iba a hacer la Luna.
Pero hizo a los poetas, y sin la Luna los poetas tienen poco margen de acción.
La verdad es que el Señor no iba a hacer a la mujer.
Pero hizo al hombre y ¿de qué iba a servir el hombre sin la mujer?
¡Hasta mañana!...