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Mis manos, ¡cómo van cambiando mis manos!

Dr. Leonel Rodríguez R.

(Segunda y última parte)

Sin embargo, el paso de los años no les ha impedido pasar de una página a otra al leer el periódico del día, a seguir pasando de una página a otra de la lectura de una novela clásica y/o bien el best seller de la actualidad, lo mismo a realizar en un block de notas el título de un nuevo artículo y dar vida a nuevos mensajes.

Sin embargo, las veo más lentas, más torpes para todo ello; observo los estragos que el tiempo, los años, las décadas que se van acumulando han hecho en ellas y tácitamente, me van recordando que el tiempo se agota y que hay que aprovecharlas al máximo para poder llevar a cabo mucho de lo que aún pueden dar, seguir llevando a cabo "mis borradores" en esta libreta en la cual también se van agotando cada una de sus hojas, no importe que con letras más deformadas y que después no logre interpretar qué significan, que después llevaré a mi computadora y que dará vida a un nuevo mensaje, a una nueva idea, a un nuevo título: dar vuelta a cada página del periódico, la revista, de la novela y sobre todo dar en mi celular o en mi tableta el click para plasmar en ella tanta fotografía que aún me sea posible tomar.

Veo, como muchos adultos mayores, no importando su sexo, conforme va transcurriendo el tiempo, convertidos en décadas en nuestras vidas, aquellas manos de las que tan orgullosos pudimos habernos sentido, tanto desde el aspecto físico como estético, se van transformando, van envejeciendo.

Cuan orgullosos nos sentíamos de ellas al grado que tratábamos de darles mantenimiento a través del manicure, de masajes apropiados para ello, eran y siguen siendo las que así como pueden dejar una muy buena impresión del o de las que las portan, podía ser todo lo contrario; son y seguirán siendo un signo de presentación y con su cuidado o descuido se podía decir mucho de las personas.

Creo que consciente o inconscientemente tratamos de ocultarlas como que ya después de todo lo que nos ayudaron a realizar, nos avergonzáramos de ellas, ya que es muy conocido que en ellas es más que imposible ocultar la edad real que deberíamos portar con mucha satisfacción y orgullo.

Una joya de Mario Benedetti

… Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma; la gente que agradece el nuevo día, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de si misma, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente, sin esperar nada a cambio…" (Mayo del 2017).

 MIS MANOS, ¡CÓMO VAN CAMBIANDO MIS MANOS!

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