CAPACIDAD REPRODUCTIVA
Es bien conocido desde tiempos inmemoriables que las mujeres cercanas a la menopausia tienen disminuida su capacidad reproductiva y así fue aceptado sin inquietudes hasta el advenimiento de la fertilización y estimulación ovárica con gonadotropinas y diversos procedimientos incluidos en el concepto de reproducción asistida, que ofrecen opciones incluso a mujeres que están mucho más allá de la menopausia espontánea. La pérdida de la capacidad reproductiva se ha tratado de interpretar desde el punto de vista de la teoría de la evolución como un mecanismo adaptativo que ofrecía protección a la mujer contra los peligros físicos del embarazo y parto, pero que no tienen vigencia actual con la existencia de métodos anticonceptivos que lo protejan mejor. Sobre ser ésta una opinión gratuita e infundada, aunque este publicado en una revista sería, ofrece una explicación peregrina de un fenómeno establecido por un mecanismo determinista tratando de darle una interpretación finalista que no concuerda con los hechos.
Si es un hecho incontrovertible que, además de aumentar la longevidad global (no se ha modificado, sin embargo, la duración de la capacidad reproductiva), en los últimos años se nota una tendencia progresiva a que la mujer difiera el primer embarazo en forma voluntaria, por lo común hasta pasados los 30 años por muchas razones derivadas del estilo de vida y de las múltiples motivaciones profesionales y laborales, sobre todo en las mujeres profesionistas o que desempeñan trabajos fuera del hogar. Por lo tanto, va siendo más común la esterilidad voluntaria lograda mediante el matrimonio tardío o el empleo de los múltiples procedimientos anticonceptivos disponibles y ello conduce a la reproducción tardía en comparación con lo que era habitual.
En décadas anteriores, colocando progresivamente más embarazos cronológicamente cerac de la premenopausia.
Las probabilidades de que una mujer sana casada con un varón fértil tenga un embarazo en forma espontánea disminuye conforme transcurren los años de infertilidad involuntaria.
Este hecho, válido en general para parejas jóvenes, es particularmente verdadero si se relaciona con la edad de la mujer al contraer matrimonio.
