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Nada de realidad, por favor

Opinión - Miscelánea

Nada de realidad, por favor

Nada de realidad, por favor

ADELA CELORIO

Algo de cordura me permitiría cumplir con mis asignaturas pendientes; esas que siguen ahí, esperando que yo encuentre el tiempo y las ganas.

Siempre he pensado que las dosis de realidad que resistimos los humanos son limitadas.

Darme cuenta de que el año está a punto de morir siempre me provoca remordimiento por el tiempo perdido. En una sociedad que valora la eficiencia y la productividad, yo consumo mi tiempo en fantasías. Me escapo a los libros y le doy vuelo a la imaginación. También es cierto que, en la urgencia de no quedarme a solas conmigo, revoloteo sin rumbo y me embarco en cualquier proyecto que prometa ser divertido. No acabo de dar el paso de la adolescencia hacia la adultez que hace tantos años me persigue sin alcanzarme. Yo soy más rápida. Sólo cuando el año amenaza con volverse pasado, una punzada en el pecho me recuerda que ya va siendo tiempo de instalarme en la realidad, preocuparme por mis finanzas, llevar una agenda, actualizar mi viejo celular y ponerme a su disposición.

A veces me visitan pensamientos que ya tienen tiempo conmigo, porque en el ámbito de la adultez me volvería puntual y productiva. Bastaría con que me esforzara un poco y hasta ganaría dinero. Con el prestigio que otorga el dinero me convertiría en filántropa como esas señoras tan rubias y elegantes que salen en las páginas de sociales. Tal vez hasta podría ser defensora de las buenas costumbres, los principios y todo eso que defiende la gente adulta. Aunque nadie me lo pidiera, ofrecería buenos consejos a mis amigas del santo desorden. Y pues sí, tendría que hacer ejercicio, beber dos litros de agua y cambiar el almuerzo de albañil que me receto cada mañana por un jugo de arándano y jengibre. Evitar el alcohol, el tabaco y el sexo. Volverme vegana y respetable.

Algo de cordura me permitiría cumplir con mis asignaturas pendientes; esas que siguen ahí, esperando que yo encuentre el tiempo y las ganas. Asignaturas que son el lugar a donde quiero llegar cuando por fin me decida a aceptar que la vida va en serio.

No me sucede con frecuencia pero cuando siento que termina otro año, me dan como ataques de esa cosa horrible que llaman 'estar cuerdo' y me llega la conciencia de que necesito administrar mis fuerzas para poner orden en mi vida. En esas etapas de lucidez se me ocurre que tal vez vaya siendo tiempo de dar el viejazo. Y conste que no me molesta ser vieja, lo que me asusta es naufragar en la realidad que imponen los cuerdos de este mundo. Los que gobiernan, los que organizan las guerras y las grandes catástrofes económicas, los que hablan con Dios y lo administran. Yo, que conocí a nuestro planeta en su plenitud, ahora me resisto a participar de su decadencia. ¿En que momento nos acostumbramos a la sordidez? ¿En que momento nos ganó la violencia y la ilegalidad? Debe haber un ácido muy poderoso corroyendo el alma humana. Quizá por eso, ante la solidaridad que generó el temblor del 19 de septiembre, nos aplaudimos: “Los mexicanos somos a todo dar”, dijimos como si la compasión tuviera fronteras y no fuera un atributo natural del alma humana.

Menos mal que los ataques de lucidez me duran poco. Aunque me rechinan los huesos y una majadera ciática me trae humillada, insisto en perseguir sueños imposibles. Quiero morirme de risa y enamorarme para siempre, al menos una vez al año. Salvo los breves lapsos en que me ataca la lucidez, me cuido bien de no hacer nada sensato. Nunca he sido buena para los proyectos de vida. No hago hoy lo que pueda dejar para mañana, improviso cuando el tiempo se me viene encima, todo a la trompa talega y sin medir las consecuencias de mis actos. Elijo seguir arrojándome a los molinos de viento, especialmente al recordar que cuando Alonso Quijano recupera la cordura, lo único que resta de él es un hombre triste y enfermo a la espera de la muerte. Como puede apreciar, pacientísimo lector, estoy padeciendo un desagradable ataque de lucidez. Espero que con los abrazos y el ruido de las panderetas que ya llegan, recupere mi afortunada inmadurez.

CONTACTO: adelace2@prodigy.net.mx

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