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Nuestra salud mental

Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI

SEXAGÉSIMA OCTAVA PARTE

¿Qué sucede entonces con ese caudal de estudiantes que logran terminar sus estudios de educación media, y una vez que salen de las escuelas preparatorias, son admitidos a un elevado porcentaje de las instituciones universitarias para ocupar su lugar en las aulas durante los siguientes años en un proceso de educación superior? Para tantos afortunados, o bien asesorados, en lo que respecta el seguimiento de su vocación, posiblemente este proceso pueda desarrollarse más o menos tranquilamente, mediante su interés y un buen desempeño en las aulas, así como una sólida y bien organizada red de recursos y apoyos económicos y emocionales provenientes de su familia y del medio social al que pertenecen, hasta llegar a un final exitoso en el logro de sus objetivos y graduarse como profesionistas en aquella carrera que se haya escogido. Existe un buen número de estudiantes que cada año alcanzan tales metas en cualquiera de las múltiples instituciones universitarias que ofrecen cada día una mayor variedad de carreras, no solamente las tradicionales que siguen teniendo tanta demanda, sino igualmente otras más novedosas y que se han puesto de moda y también se han convertido en opciones necesarias para un gran número de adolescentes.

Así pues, la oferta y la demanda se han expandido notablemente, ante una población de jóvenes sumamente alta todavía en nuestro país, aún a pesar de los diferentes métodos de natalidad que se han impuesto desde hace varias décadas, y aún a pesar de los cambios culturales en las costumbres y los cambiantes conceptos sobre lo que debe ser la familia en nuestros días, especialmente en nuestros estados norteños. Es increíble además el número cada día mayor de instituciones de educación superior que florecen no solamente en nuestra comarca, sino a lo largo del país; algunas con serias, bien fortalecidas y sólidas ofertas académicas, en lo que se refiere a su planta de catedráticos y sus programas de estudios, ubicadas en instalaciones cómodas y adecuadas para un buen desempeño, ya sean públicas o privadas. Sin embargo, y desgraciadamente, lo mismo se ha saturado el mercado de instituciones con nombres rimbombantes, de instalaciones limitadas y no siempre adecuadas, con programas y equipos de maestros de calidad cuestionable, y no siempre certificadas o regularizadas por las autoridades específicas, pero que igualmente se hacen populares y son abordadas por muchos estudiantes que no logran ser admitidos en otras universidades, sea por los requisitos que se piden, o por los gastos económicos que implican, de manera que se presentan para llenar un vacío y absorber así un buen número de estudiantes con pocas posibilidades de ser admitidos en otras escuelas. La realidad es que tanto un tipo de instituciones como el otro vienen a llenar una necesidad importante respecto a la educación para estos chicos y chicas, aunque desafortunadamente, la calidad no sea la requerida. (Continuará).

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