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Oher: Un sueño (posible) y la verdad (oculta)

La inspiradora historia trocada en pesadilla

Foto: Getty Images

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REDACCIÓN S. N.

Subió a Instagram una foto de diez frascos de píldoras. Al pie de la imagen explicaba el porqué de tanto producto: “Todo para el cerebro smh (abreviación de shaking my head, moviendo mi cabeza)”.

No deja de ser llamativa la forma en que dos tramas hollywoodenses pueden combinarse en una misma persona. La primera parte de la vida del jugador de fútbol americano, Michael Oher, se estrenó en la pantalla grande en 2009 con el título de The blind side (En México se llamó Un sueño posible). La adaptación del libro del mismo nombre, escrito en 2006 por Michael Lewis, representó un boleto canjeable por un Óscar para Sandra Bullock.

No hay planes para hacer una secuela, pero, si los hubiera, se podrían matar dos pájaros de un tiro. Una producción así sería, al mismo tiempo, la actualización de lo ocurrido con el deportista luego de ser seleccionado por los Cuervos de Baltimore en 2009 y una continuación de un filme de 2015, Concussion (bautizada en el mercado latinoamericano como La verdad oculta), protagonizado por Will Smith.

Oher, todavía un favorito del público norteamericano, se ha convertido en una potencial víctima del traumatismo craneoencefálico crónico (CTE por sus siglas en inglés), padecimiento que ha desecho la vida de representantes emblemáticos de la NFL como Andre Waters o Dave Duerson, éste último, antes de darse un disparo en el centro del pecho, escribió una nota en la que expresó el deseo de que su cerebro fuera donado a la ciencia para estudiar los efectos de los golpes sufridos en la cancha.

Nacido el 28 de mayo de 1986, Michael acaba de cumplir 31 años y a últimas fechas, cuando se habla de él en redes y portales de noticias, es para informar o comentar sus problemas extracancha y de salud. Una recomendación frecuente es que el liniero ofensivo debería considerar el retiro.

IMAGEN

El mes pasado, el hoy jugador de las Panteras de Carolina subió a Instagram una foto de diez frascos de píldoras. Al pie de la imagen explicaba el porqué de tanto producto: “Todo para el cerebro smh (abreviación de shaking my head, moviendo mi cabeza)”. La publicación fue borrada poco después, pero eso no evitó que la imagen proliferara en la red y que cibernautas y periodistas deportivos expresaran preocupación por el caso.

En septiembre de 2016, el egresado de la Universidad de Mississippi sufrió una conmoción en el partido que su equipo perdió ante los Vikingos de Minesota.

El caso muestra que no todos los traumatismos sufridos por el cerebro durante un partido son iguales. Mientras otros jugadores reposan unas semanas y luego vuelven a la cancha, Michael se perdió el resto de la temporada (13 juegos) y nueve meses después parece quejarse de los medicamentos que sigue tomando como parte del protocolo de la liga de fútbol americano para tratar las conmociones.

La foto tomó por sorpresa a las Panteras. La organización difundió un boletín en el que manifestó que su mayor interés es la salud de su elemento.

La reacción en portales y redes sociales fue inmediata. Varios comentarios coincidieron en que “da miedo” la cantidad de pastillas exhibida.

Tom Sorensen, columnista estadounidense, expuso la cuestión del modo siguiente: “Diez botellas nueve meses después de su conmoción sugieren que su futuro no está en un campo de fútbol americano”. Jugador y equipo, remata, deben proceder con cautela.

La reacción en portales y redes sociales fue inmediata. Varios comentarios coincidieron en que “da miedo” la cantidad de pastillas exhibida.

TRISTE FINAL

Un retiro por problemas de salud supondría un triste final para un atleta que alcanzó su auge con el Super Tazón obtenido por los Cuervos de Baltimore en 2013. Sin embargo, la amenaza que se cierne sobre él, una con las siglas CTE, es todavía peor.

Quienes desarrollan esa afección sufren síntomas como amnesia, demencia y depresión. Cibernautas partidarios de las exposiciones concisas resumen la cuestión del modo siguiente: “No recuerdas quién eres, te asustas, pierdes la cabeza y te quitas la vida”.

El deportista ha manifestado en más de una ocasión, a medios como ESPN, estar molesto con la película sobre su juventud. La causa es que le ha generado la simpatía del público por razones ajenas a su profesión. El efecto de la película, que recaudo más de 300 millones de dólares. le perjudicó, afirma, porque le ha restado respeto como jugador.

Sin embargo, hay quienes consideran que es precisamente su desempeño en la trinchera lo que está abriéndole al liniero ofensivo la puerta de salida. Si bien le reconocen que trabajó duro para convertirse en un profesional, señalan que en los últimos años la irregularidad es su sabor característico.

Fue el tackle izquierdo titular en la conquista del Super Tazón de Baltimore en 2011, mas su primer equipo en la NFL lo cortó luego de una mala campaña en 2013.

En 2014, encontró acomodo en los Titanes de Tennesse; firmó por cinco temporadas y 20 millones de dólares pero fue cortado ese mismo año luego de que una lesión en el pie causó que sólo jugara 11 partidos.

En 2015 arribó a las Panteras, le dieron un contrato por dos años y 7 millones de dólares para proteger al mariscal de campo, Cam Newton. En su primera temporada en Carolina no defraudó, ayudó al equipo a convertirse en el campeón de la Conferencia Nacional. Sin embargo, su actuación en el Supertazón 50, frente a los Broncos de Denver fue calificada por la prensa como “pésima”.

En la temporada 2016 vino la lesión en la cabeza y con ella, una decisión que debe tomar. Si se mantiene en la cancha estará corriendo un riesgo significativo.

Siguiendo con el símil de la vida convertida en ficción, da la impresión de que el capítulo final de la carrera de Oher está cerca. Las Panteras ya comenzaron a actuar para cubrir a su mariscal: le dieron a Matt Kalil, un ex vikingo, un convenio de cinco años y 55 millones de dólares. Kalil ocupará el tackle izquierdo. Si Oher vuelve al trabajo, sería movido al lado derecho de la línea.

FRASES

El egresado de la Universidad de Mississippi ha obsequiado frases que encajarían sin problema en cualquier texto sobre superación personal. Un ejemplo de lo anterior dice: “Los finales felices no suceden en el gueto a menos que los hagas tú mismo”.

La infancia de Michael fue un continuo entrar y salir de casas de acogida o albergues porque sus padres no se hacían cargo de él. Su vida cambió cuando Sean y Leigh Anne Tuohy se convirtieron en sus tutores legales; le brindaron apoyo y él no desaprovechó la oportunidad.

El sueño posible de Oher se hizo realidad y la recompensa llegó con la forma de millones de dólares, un libro y una película sobre su vida, triunfos deportivos y fama. También le trajo lesiones, conmociones y la amenaza de una existencia vacía y dolorosa como la de un cerebro al que le sacan los recuerdos por la fuerza.

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