A veces es tanto el ruido que no alcanzamos a escuchar; estando con un grupo de amigos y todos hablando al mismo tiempo, es difícil entender lo que se dice. Nos ha sucedido una y otra vez, al igual que cuando estamos frente a varias imágenes y no logramos comprender ni centrar nuestra atención en una de ellas: las voces y las imágenes nos distraen. Si nos concentramos, puede ser que ninguna de las voces diga algo trascendente, o que ninguna de las imágenes valga la pena ser observada.
No es la buena intención de hacer las cosas, tampoco el asegurar que ahora sí van a cambiar, que tienen la fórmula para hacerlo, ni el estudiado discurso para convencer de que su propuesta es la mejor; afirmar que tenemos la estrategia para enfrentar el problema de la potencial disminución de remesas de dólares que nuestros paisanos envían a sus familias, o que se destinan importantes recursos para atender en los consulados que México tiene en Estados Unidos cuando se sientan proseguidos y quieren saber qué hacer, no es otra cosa que prestarle atención a lo urgente.
Viendo las cosas más caseras, los problemas perennes de Torreón son minimizados, ya que sólo basta con que la autoridad municipal así lo diga, total, sólo se trata de declararlo y que se publique; ha sucedido con la incapacidad de Simas para cumplir su obligación elemental: dar un servicio eficiente y completo; o con la Tesorería Municipal, de presentar cifras claras y demostrables del estado que guardan las finanzas municipales; o con las atoradas obras públicas que en no pocas ocasiones quedan en banderazos, o primeras piedras; programas de bacheo en calles que ameritan cirugía mayor; primeros lugares en transparencia otorgados por una institución que sabe de la simulación como sistema y aun así los otorga… en fin que en estos tiempos electorales por venir debemos estar atentos, concentrados y alertas para que no siga prevaleciendo lo urgente y la ocurrencia sobre lo trascendente y el largo plazo.
Si no contamos con un proyecto de nación, es normal que tampoco tengamos uno de ciudad, o al menos no estamos enterados de que exista uno donde el largo plazo sea el elemento central de lo que el gobierno debe hacer. El conjunto de asuntos, actores, organismos, ámbitos y poderes del Estado no han sido factor para que lo trascendente sea lo importante. Tenemos muestras de sobra: como el contar con una oposición inoperante, incapaz y desinteresada en nosotros los ciudadanos; un Congreso local que no tiene agenda y legisla en este sistema de división de poderes, sólo lo que el gobernador le manda - envía y ordena- que sólo atiende lo urgente; como reformar las leyes de Deuda Pública y de Transparencia que permite que lo que señalaban éstas antes de la reforma como ilegal, ahora es legal, y donde el parlamentar no existe, mucho menos el debate; una torcida impartición de la justicia donde las denuncias, como las presentadas por la Auditoría Superior del estado sobre la deuda, sencillamente no han generado siquiera el inicio del procedimiento, pero claro, sí sirve para inhibir pretensión de políticos para ser candidatos a gobernador, sembrando y deteniendo a sus hijos por cargos de distribución de droga.
Rapidez cuando de amigos o intereses de grupo en el poder lo amerita, lo demás, lo trascendente, como el asunto de los ya mucho más de 36 mil millones de pesos, es asunto secundario. Sin embargo, no hay bien que por mal venga. Si sabemos observar la situación, estaremos en condiciones de hacer a un lado tanto grito y tanta imagen. Si sabemos qué nos afecta, pongámosle remedio, y cuando se trate de una representación simulada, como la de los diputados y regidores, exijámosles, que la cumplan, pero lo tenemos que hacer enterados, documentados, conscientes de que nos asiste el derecho, aunque la ley en que basan su quehacer, de pronto nos lo niegue.
Tenemos la obligación de estar pendientes de ellos, de seguir su gestión, de observar su actuación, y si por ley hacen muchas cosas que nos lastiman, como aprobarse bonos, sueldos, gastos varios que por cantidades son una verdadera ofensa, pues !a cambiar la ley, carajo! Si el ejecutivo estatal o el alcalde hace, también con apego a la ley, un mal uso de los impuestos que todos pagamos, busquemos la forma y exijamos que sean castigados. Estamos ante la oportunidad de que el "¡Ya basta!" tome forma; la coyuntura y la oportunidad resultan de dos problemas, el de afuera que persigue a indocumentados, y el de adentro que no combate la corrupción y la impunidad. ¡Dejemos nuestra zona de confort y hagámoslo por nosotros y nuestras familias! ¡Basta de simulaciones y engaños!
En PC 29 estamos convencidos que podemos incidir, que podemos ir más allá de la exigencia; estimado lector, acércate, te decimos cómo, y lo que hemos conseguido. No olvidar que ahora el balón está en la cancha de la Sociedad Civil.
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