Este lunes, a las 7 pm, se reúne la Peña Beisbolera de La Laguna, región que goza de un enorme privilegio, lamentablemente poco conocido. Aquí jugó, y aquí fue donde mejor se sintió, el mejor y más completo beisbolista de todos los tiempos.
Ciertamente sin haber unanimidad al respecto, un buen número de especialistas considera al cubano Martín Dihigo Llanos (1906-1971) como "el mejor jugador de beisbol de todos los tiempos de cualquier nacionalidad".
Ahora bien, una cosa es el mejor y otra es el más completo jugador de beisbol. Por cuanto hace al segundo concepto, todo parece indicar que sobre el punto la opinión, aquí sí, prácticamente está unificada en torno a Dihigo. Porque jugaba las nueve posiciones, y además muy bien. Por haber tenido muy buenos números como bateador. Por haber sido un lanzador fuera de serie, ganador en México en un par de ocasiones de la triple corona (juegos ganados vs perdidos, número de ponches recetados y efectividad, es decir, menor número de carreras limpias admitidas por cada nueve entradas).
Además, porque corría las bases con velocidad y astucia. Amén de que como manager sabía conducir los equipos a su mando con inteligencia, perspicacia y sagacidad. Por ello, nadie en la historia ha sido jugador de pelota más completo que Martín Dihigo.
Tan extraordinario y fuera de serie fue Dihigo que el reconocido académico de la Universidad de Yale, quizá el crítico e historiador mayor de la literatura española en los Estados Unidos y especialista en beisbol, Roberto González Echevarría, en su excelente libro "La Gloria de Cuba", que es una monumental historia de la pelota en ese país, escribe lo siguiente:
"Quienes jugaron con Dihigo, o quienes le vieron jugar, dicen que lo tenía todo: coordinación, velocidad, fuerza, brazo, buenas manos y vista, inteligencia y elegancia. Pero también tenía algo difícil de explicar, un rasgo intangible más bien propio del toreo, disciplina en la que no se evalúa a los individuos según marcas numéricas: tenía ángel -gracia, donaire- una combinación de estilo, dignidad y elegancia aparentemente única". (pág. 313)
El mismo autor da cuenta de la anécdota siguiente:
"Fausto Miranda me contó una vez que llevó a un amigo al estadio La Tropical [de La Habana] a ver jugar a Dihigo por primera vez. Su amigo le pidió que, al llegar, le indicase cuál de los peloteros era Dihigo, pero Miranda le dijo que no, que él mismo lo adivinaría por su manera de moverse. Efectivamente su amigo lo adivinó" (Ibid)
Por ello, es el único pelotero en el mundo consagrado en cinco Salones de la Fama del beisbol: el de Estados Unidos (en 1977, y sin haber jugado nunca en Grandes Ligas, por la barrera del color), en el de Cuba (en 1951) y en el de México (en 1964), además de los correspondientes a la República Dominicana y a Venezuela, países en los que también jugó.
Pues bien, ese gran y muy completo jugador cubano de pelota militó en y dirigió al equipo Jaboneros de Unión Laguna, con sede en Torreón, en las temporadas de la Liga Mexicana de Beisbol correspondientes a los años 1941, 1942, 1943 y 1946. En el segundo de los años mencionados, 1942, llevó al equipo al campeonato gracias a su estupendo desempeño no sólo como timonel sino también como jugador. Y también ganó el título del año siguiente, 1943, sólo que un descomunal atraco impidió que Laguna alcanzara en esa ocasión el bicampeonato. Pero ésta, es otra historia.
De nuevo: Qué gran privilegio el de Torreón y en general de La Laguna, haber tenido durante cuatro temporadas en la década de los años cuarenta, en el equipo profesional de beisbol de la región, al mejor y más completo pelotero de todos los tiempos: Martín Dihigo. Privilegio que ciertamente compartieron otras cuatro o cinco plazas del país.
Pero de ninguna otra se expresó el singular beisbolista como lo hizo de la ciudad coahuilense y de la Comarca. En sus Memorias el gran pelotero, conocido como El Maestro y El Inmortal, escribió lo siguiente: "ningún otro equipo me dejó más contento entre los que estuve cuando era jugador activo, que el Unión Laguna". (Mi vida deportiva, 1957, capítulo 47)
En otro pasaje dijo de la novena lagunera que "fue sin duda, el mejor equipo en el que milité durante mi estancia en México" (Ibid. capítulo 46). Escribió además que "la ciudad de Torreón me llenó el corazón" y "siento hacia ella una enorme gratitud". ¡Qué orgullo, qué enorme honor para Torreón y La Laguna lo escrito por el mejor y más completo pelotero de todos los tiempos! Nos vemos hoy en Av. Juárez y Ramón Corona, a las 7 pm.
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